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"Puede ser que el predominio de Arena y el FMLN esté llegando a su final"

Álvaro Artiga / catedrático del Departamento de Sociología y Ciencias Políticas UCA
(Foto: Dirección de Comunicaciones UCA)
Los resultados de las elecciones del 4 de marzo dejaron en evidencia un descontento ciudadano con los partidos y la política en general. En los análisis posteriores a los comicios, se hizo énfasis en las consecuencias para los dos principales partidos, pero ¿qué se puede decir del comportamiento electoral de la ciudadanía?, ¿hubo un voto de castigo?, ¿qué mensaje envían los votos nulos y el ausentismo? Álvaro Artiga, catedrático del Departamento de Sociología y Ciencias Políticas, da respuestas a estas interrogantes y comenta sobre un posible escenario político que contemple una tercera fuerza.

En términos generales, ¿cuáles son los aspectos más relevantes del comportamiento electoral de la ciudadanía en la votación del 4 de marzo?

Sigue la tendencia al descenso en la participación electoral. Tal vez no cayó como se pensaba, que fuera menos del 40%, pero estamos en el 41%, a tres puntos de la menor participación en este tipo de elecciones, al menos desde 1997. Esto puede estar indicando un cierto cansancio o descrédito de los actores políticos, como lo anunciaban las encuestas.

Respecto a los ciudadanos que fueron a votar, encontramos dos bloques. El primero, aquellos que anularon el voto, con lo que significativamente aumentó la cantidad de votos nulos, sin que implicara una posibilidad de anular las elecciones. Pero que haya más de 140 mil votos nulos, bastante más que en elecciones anteriores, manda un mensaje más claro que aquellos que no fueron a votar: no están conformes con la oferta partidista.

Y ya dentro de los que votaron de manera válida, sobresale un incremento del voto por rostro, lo cual también es importante destacarlo, porque está mostrando un cierto aprendizaje de la población para usar el sufragio de manera más eficaz. Aunque la incidencia sea pequeña, pues significa solamente un cambio en cuanto a persona electa, es un mensaje que lo asumen quienes son electos con el voto por rostro, porque saben que la ciudadanía cada vez se orienta más por lo que hacen y no por la marca partidista.

Finalmente, el aspecto que más se ha mencionado, la disminución en votos de los dos principales partidos, aunque con mayor magnitud en el caso del Frente. Una caída de entre 300 y 400 mil votos solo en términos de elecciones legislativas para el FMLN es una pérdida importante.


¿Cómo se explica esa disminución de electores para los dos principales partidos?

Sin consultares directamente, es bien difícil atribuir una intención a esos electores que se ausentaron. Lo que sí es claro es que tenemos una pérdida neta de votantes. Se ha dicho que los electores decidieron castigar a los dos principales partidos, y en mayor medida al FMLN. Pero para hablar de castigo necesitamos tener los resultados de una próxima elección, que nos permitan decir que los que no le votaron al Frente en esta ocasión le votaron en 2019 o en la elección legislativa de 2021. Si eso ocurriera, que el FMLN recuperara 300 mil o 350 mil votantes, entonces sí podríamos decir que hubo un castigo.

Pero a falta de esa información, podemos manejar otra hipótesis: no hubo un voto de castigo, sino un fenómeno de desalineamiento. Esto significa que los electores que tradicionalmente votaban al FMLN no volverán nunca más, se desalinean, se salen de la línea del voto partidista. Y no es que se van a otro partido, sino que ya no votan. Podemos pensar que este es el fenómeno, porque la caída de votos por el Frente viene ocurriendo desde hace años; ahora ha sido más agudo.

Lo mismo puede estar pasando en el caso de Arena. Ya hay cerca de 60 mil votantes que pierde este partido. A lo mejor algunos se han ido a GANA o al PCN. En ese caso, hablaríamos de un realineamiento: electores que votaban a Arena dejan de hacerlo y se decantan por otro partido.

Y también están los que votaron nulo. ¿Qué les llevó a rechazar la oferta? Tenemos los llamados del alcalde de San Salvador [Nayib Bukele, aún en el cargo en el momento en que se realizó la entrevista] y de algunas organizaciones a votar nulo. Probablemente, el primero estaba tratando de hacer una medición de su fuerza. La incógnita es si esos que no votaron por el Frente más los que votaron nulo estarán significando un apoyo para una tercera alternativa. Si así fuera, todo este bloque estaría, en realidad, realineándose.

Al final, las tres hipótesis que podemos manejar son que hubo un voto de castigo, un desalineamiento o un realineamiento.

A su juicio, ¿el descontento ciudadano, el voto nulo y el ausentismo son los ganadores de las pasadas elecciones?

No, la que realmente ha ganado algo es la derecha partidista. Porque, en conjunto, ahora ha dejado en un posición de irrelevancia política al FMLN. Y desde ese punto de vista, tienen un poder que les permitiría controlar todas las instituciones que dependen de una elección que ocurra en la Asamblea. La derecha puede dejar afuera al Frente.

Ahora bien, simbólicamente se da ese fenómeno de que los electores pueden impactar en los resultados, y que el vínculo con el partido no es tan directo. En la relación partido-electores, ha habido un avance de la ciudadanía.

A partir de ese avance simbólico, ¿se podría afirmar que la ciudadanía ha madurado políticamente y que su comportamiento del 4 de marzo representa un quiebre en la tendencia electoral? ¿O solo fue una respuesta coyuntural a la situación del país y al desprestigio de la política en general?

Puede haber sido una respuesta coyuntural. Pero si lo vemos en tendencia desde 2012, por la introducción del voto por rostro, creo que hay un proceso de maduración en un sector de la población. No vamos a decir que en toda la ciudadanía, porque sigue habiendo mucha gente que vota por un partido de manera desinformada y por pura simpatía. Sin embargo, sí podemos afirmar que hay un proceso de maduración que va avanzando lentamente.


Otro escenario que sería importante analizar, y habría que registrar estadísticas más finas para profundizar en ello, es que se hayan mantenido los electores, pero los nuevos, los jóvenes que cumplieron 18 años, no fueron a votar. Esto sería un problema y explicaría por qué no sube la votación. Si ha bajado en términos netos la participación electoral, quiere decir o que salieron votantes tradicionales, pero entraron estos nuevos; o que no han logrado entrar votantes nuevos en cantidades importantes. En esto es importante indagar, porque si el fenómeno tiene un componente demográfico, entonces estamos en una situación más crítica: a medida que vayan saliendo los electores mayores, que son los que probablemente han estado votando todo este tiempo, la pérdida de votos de los partidos irá aumentando.

Considerando las repercusiones político-electorales de esta elección, con la disminución de votos para el FMLN y Arena, y el deficiente desempeño del Tribunal Supremo Electoral, ¿en qué estado queda el sistema político?



El Tribunal es el más golpeado; y todavía le falta una elección. Se tiene que replantear, de nuevo, toda la institucionalidad electoral. La que tenemos se creó con los Acuerdos de Paz. Hay que hacer un rediseño, pensando si conviene o no separar las dos principales funciones del Tribunal: la jurisdiccional y la administrativa; y definir cuál sería el papel de los partidos en la función administrativa.

Sin embargo, no solo es un tema de diseño institucional, que hay que trabajarlo. También se requiere que los partidos, los funcionarios y las instituciones operen para resolver los problemas que aquejan a la población. Si esto no mejora, el descontento puede terminar canalizándose para acabar con la institucionalidad. Ese sería el peor escenario. O empezamos a resolver de verdad todos estos problemas o es posible que vayamos ya en una caída, sin retorno, hacia una especie de anarquía, donde cada quien hace lo quiere.

¿Se acerca el fin del bipartidismo?


No hemos tenido bipartidismo. Siempre estos dos partidos [Arena y el FMLN] hacen hablar de bipartidismo, pero no lo hemos tenido, ni siquiera ahora. Para hablar de bipartidismo, uno de los dos partidos tiene que tener la posibilidad de controlar la mayoría legislativa. Esto no ha pasado desde 1988, cuando la democracia cristiana perdió la mayoría que tenía en la Asamblea. Desde entonces hasta la fecha, ni uno de los dos partidos más grandes lo ha logrado, por eso necesitan a los otros partidos.

Lo que sí puede estar pasando es que el predominio de Arena y el FMLN esté llegando a su final, que estemos en un proceso en el que estos dos partidos van a ir perdiendo votos; y uno los está perdiendo más aceleradamente que el otro. Si pensamos en una ciudadanía más activa y Arena llegará a controlar todo, incluyendo la Presidencia de la República, y aprobara medidas antipopulares, estoy seguro de que en la siguiente elección le pasaría lo mismo que le ha ocurrido al Frente. El que estaría ganando, en ese sentido, sería el que desde la oposición esté canalizando todo ese descontento, y es en esa medida en donde sí podemos estar ante el fin del predominio de estos dos partidos.

 Fuente: Margarita Moreno/UCA
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