Javier Bardem es ‘Biutiful’
Crítica de cine: Javier Bardem fascina en ‘Biutiful’- El actor español es la única razón de ser del filme de Iñárritu
Josep Parera / josep.parera@laopinion.com
El cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu quizá no haya rodado su nuevo filme, Biutiful, que hoy se estrena, en inglés, como lo hizo con la mayor parte de 21 Grams o Babel. Tampoco colabora con el guionista y compatriota Guillermo Arriaga, con quien trabajó en ambos filmes, además de Amores perros. Y en esta ocasión huye de la estructura narrativa que tanto lo ha definido (entrelazar distintas historias ambientadas en diferentes países e incluso continentes) para apostar por un relato más lineal y enclavado en un solo lugar.
Todo eso es verdad y novedoso en Biutiful.
Pero también es cierto que el realizador nacido en el DF reincide en los temas que siempre le han apasionado: la vida, la muerte, la paternidad y las relaciones humanas. Y lo hace a través de los ojos de Uxbal (Javier Bardem), a quien le diagnostican una enfermedad terminal, momento que aprovecha para replantearse su vida.
Lo que decide a continuación es tratar de que su recuerdo quede grabado en la memoria de sus dos hijos, que su ex esposa termine asumiendo su responsabilidad como tal y que sus empleados —inmigrantes ilegales de China y del norte de África— puedan vivir en condiciones decentes.
Este recorrido dramático y emocional es mostrado por González Iñárritu con una apuesta por el realismo más extremo y menos complaciente, en el que la ciudad donde tienen lugar los hechos, Barcelona, alcanza un protagonismo único. La Barcelona de Biutiful es una amalgama de culturas, sociedades, idiomas, colores, olores, opiniones, estilos, arquitecturas, pasados, presentes, futuros y gentes.
Y es en ese grupo de personajes donde la cinta centra su interés. Seres infelices, que sufren y que hacen (o pretenden hacer) sufrir a la audiencia. Como ha sucedido en otros filmes del director, casi parece como si éste disfrutara torturándolos y, de paso, también al público. Pero en Biutiful, clasificada R, también existe un fugaz rayo de esperanza, ni que éste provenga de, una vez más, una situación límite, como es en este caso la muerte.
Biutiful irrita y conmueve. Molesta y apasiona. Apabulla y entretiene. Todo ello, quizá, a propósito. Al principio, es abrumadora. Pero poco a poco, con demasiada parsimonia, Biutiful empieza a tomar forma. Y aunque hayan argumentos paralelos que podrían haber sido eliminados dada su falta de garra (la relación homosexual entre una pareja de inmigrantes chinos), la magnética presencia de Javier Bardem en casi todos los planos es la que convierte el largometraje es una experiencia mayoritariamente fascinante. El actor español hace de la actuación un don inalcanzable al resto de los mortales.
Fuente: La Opinión
Josep Parera / josep.parera@laopinion.com
El cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu quizá no haya rodado su nuevo filme, Biutiful, que hoy se estrena, en inglés, como lo hizo con la mayor parte de 21 Grams o Babel. Tampoco colabora con el guionista y compatriota Guillermo Arriaga, con quien trabajó en ambos filmes, además de Amores perros. Y en esta ocasión huye de la estructura narrativa que tanto lo ha definido (entrelazar distintas historias ambientadas en diferentes países e incluso continentes) para apostar por un relato más lineal y enclavado en un solo lugar.
Todo eso es verdad y novedoso en Biutiful.
Pero también es cierto que el realizador nacido en el DF reincide en los temas que siempre le han apasionado: la vida, la muerte, la paternidad y las relaciones humanas. Y lo hace a través de los ojos de Uxbal (Javier Bardem), a quien le diagnostican una enfermedad terminal, momento que aprovecha para replantearse su vida.
Lo que decide a continuación es tratar de que su recuerdo quede grabado en la memoria de sus dos hijos, que su ex esposa termine asumiendo su responsabilidad como tal y que sus empleados —inmigrantes ilegales de China y del norte de África— puedan vivir en condiciones decentes.
Este recorrido dramático y emocional es mostrado por González Iñárritu con una apuesta por el realismo más extremo y menos complaciente, en el que la ciudad donde tienen lugar los hechos, Barcelona, alcanza un protagonismo único. La Barcelona de Biutiful es una amalgama de culturas, sociedades, idiomas, colores, olores, opiniones, estilos, arquitecturas, pasados, presentes, futuros y gentes.
Y es en ese grupo de personajes donde la cinta centra su interés. Seres infelices, que sufren y que hacen (o pretenden hacer) sufrir a la audiencia. Como ha sucedido en otros filmes del director, casi parece como si éste disfrutara torturándolos y, de paso, también al público. Pero en Biutiful, clasificada R, también existe un fugaz rayo de esperanza, ni que éste provenga de, una vez más, una situación límite, como es en este caso la muerte.
Biutiful irrita y conmueve. Molesta y apasiona. Apabulla y entretiene. Todo ello, quizá, a propósito. Al principio, es abrumadora. Pero poco a poco, con demasiada parsimonia, Biutiful empieza a tomar forma. Y aunque hayan argumentos paralelos que podrían haber sido eliminados dada su falta de garra (la relación homosexual entre una pareja de inmigrantes chinos), la magnética presencia de Javier Bardem en casi todos los planos es la que convierte el largometraje es una experiencia mayoritariamente fascinante. El actor español hace de la actuación un don inalcanzable al resto de los mortales.
Fuente: La Opinión
Labels
Cultura
Comentarios
No comments :
Gracias por participar en SPMNEWS de Salvadoreños por el Mundo