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¿Y el debate presidencial?

Pedro Antonio Salamanca

En los últimos veinte años, la democracia salvadoreña no ha tenido la oportunidad de presenciar un debate presidencial entre los principales candidatos de los dos partidos políticos con reales posibilidades de ganar una elección.

Siempre ha sido el partido de derecha el que reiteradamente se ha negado a participar, en algunas ocasiones dicen que el debate lo hacen diariamente con la gente, en la calle, y que por eso no es necesario comparecer ante los medios y enfrentarse al contendiente principal; actualmente, se dice que quieren debatir con las fórmulas, en equipo y dudan de la objetividad de una cadena de noticias de gran trayectoria internacional. Estos pretextos al parecer no revelan las verdaderas razones que se esconden detrás de esa negativa.

Cuando no participa uno de los principales candidatos, cualquier programa pierde importancia y el esfuerzo se vuelve vano, porque se pierde la oportunidad de comparar: mensaje, estilo, compostura, capacidad, agilidad mental, improvisación, inteligencia, actitud, aptitud, respeto y tolerancia de los principales candidatos, pues uno de ellos ha de ser el Presiente de la República.

Debatir en vivo, en directo, con medición de tiempo para exponer y responder comentarios y preguntas, sin duda habla muy bien o muy mal, de quienes se someten a esa dura prueba, porque deben mostrar entereza, conocimiento, seguridad, frialdad, elocuencia y más que todo mostrar sinceridad ante el público, porque los medios, principalmente la televisión delata asombrosamente quienes hablan con la verdad o la mentira, su expresión facial es algo que no se puede ocultar, salvo que los protagonistas se hayan preparado adecuadamente en la técnica de la actuación.

Si en una competencia de belleza, para elegir una reina de pueblo o una miss universo, las finalistas deben someterse a un cuestionario al azar para que un jurado pueda evaluar su desempeño, capacidad, visión del mundo y otros temas de cultura general; en este caso, con mucha más razón, es indispensable y necesario que los candidatos presidenciales se sometan a esta prueba ante el gran jurado que somos los electores, utilizando el mágico recurso de la televisión para que toda la ciudadanía se forme una mejor idea de quien debería ser su futuro gobernante.

Lo triste y sorprendente de la negativa del partido gobernante y particularmente de su candidato, es que inundan los medios de comunicación, particularmente la televisión, con anuncios y mensajes que tratan de encantar y vender una imagen que se fabrica en un estudio de grabación; este producto, acabado, perfecto a costa de repetirlo cuantas veces sea necesario antes de sacarlo al aire, como un producto enlatado, es el recurso preferido para su campaña electoral; sin embargo, han rechazado reiteradamente utilizar este mismo medio, con cualquier pretexto, en todas las campañas, con todos sus candidatos, cuando se trata de un debate en la televisión, quizás para no mostrar la verdadera imagen, desnudar sus debilidades e incoherencias en un programa en tiempo real, sin ayudas tecnológicas, sólo con los recursos inherentes a la persona que son los atributos que se quieren evaluar.

Qué lecciones nos han dado en el pasado reciente, los señores Obama y McCain, qué buenos debates televisivos tuvieron estos defensores de la democracia en el gran país del norte; qué buen debate sostuvieron en el pasado otros practicantes de la democracia como fueron los señores Cardenal y Silva; ellos con su actitud demostraron sabiduría y respeto a los ciudadanos que siempre se han manifestado a favor de estos programas.

Por eso, no encontrando razones de peso, convincentes, ahora que sólo son dos candidatos presidenciales y parece que casi todos los medios televisivos están dispuestos a organizar un debate; sería mezquino, cobarde, antidemocrático que cualquiera de los candidatos diga no a este ejercicio audio visual, que los electores exigimos para tener mayores elementos de juicio en medio de esta asfixiante campaña electoral, que no pasa de canciones, descréditos, mensajes engañosos y fantasiosos que distorsionan la realidad y confunden e irrespetan la inteligencia de todos los salvadoreños. Por eso surgen las siguientes preguntas: ¿Y el debate presidencial? ¿Hay incapacidad o miedo a debatir señor candidato presidencial?

Si creen en la democracia, la transparencia y son amantes de la verdad, muéstrense tal como son, con sus virtudes y defectos, al fin y al cabo ustedes mismos dicen que el pueblo es sabio, no se va equivocar, por tanto, no traten de engañar…

Fuente Diario Colatno 12/2/2009
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2 comments :

  1. Avila debate solo con su almuada.

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  2. Avila es un gran Mamayon de la Tiendona con yinas y shorts de lona vendiendo verdolagas increiblemente a 2 X 1

    ReplyDelete

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