Mutantes en la Corte Suprema de Justicia de El Salvador
Mutantes
Por José Manuel Ortiz Benítez
Mutantes de la Corte Suprema de Justicia en peligro de extinción
Para entender lo que ocurre en nuestra Corte Suprema de Justicia es preciso entrar en el terreno de las categorías o lo que es lo mismo hay que identificar las distintas pandillas establecidas que operan en su interior.
Primero está el bando histórico, compuesto por los magistrados de más antigüedad, gente de poder, acostumbrada a ganar y a imponer su voluntad en la Corte Plena.
Los magistrados integrados en el bando histórico son:
Ulices del Dios Guzmán Canjura, Sala de lo Penal,
Mario Francisco Valdivieso Castaneda, Presidente Sala de lo Civil,
Maria Luz Regalado Orellana, Sala de lo Civil,
José Néstor Castaneda, la Sala de lo Constitucional
Miguel Alberto Trejo, Presidente Sala de lo Penal,
Rosa María Fortín Huezo, Sala de lo Penal,
Evelyn Roxana Nuñez Franco, Presidenta Sala de lo Contencioso Administrativo,
Lloly Claros de Ayala, Sala de lo Contencioso Administrativo y
Miguel Angel Cardoza Ayala, Sala de lo Contencioso Administrativo.
Su máximo exponente es el Sr. Ulices del Dios Guzmán, un juez con un perfil mediático relevante en dos de los principales medios de comunicación del país: El Diario de Hoy y Telecorporación Salvadoreña. Por si este pequeño dato no fuera suficiente para hacerse una leve idea del lado bajo el que opera este bando histórico de la Corte, hay que decir, con claridad, que el bando, comandado por Sr. del Dios Guzmán, ha estado siempre bajo la sospecha de operar por comisión y encargo.
El segundo bando es una cosa pequeña difícil de categorizar. Este bando se mueve entre la pasividad y la indeferencia. Es decir, no se sabe muy bien si están despiertos o si están dormidos. En este bando están integrados los magistrados Marcel Orestes Posada, de la Sala de lo Contencioso Administrativo y Mirna Antonieta Perla Jiménez, de la Sala de lo Civil.
El tercer y último bando de la Corte es el bando de los magistrados rebeldes, una especie de raza mutante que nunca antes había sido introducida en la Corte Suprema de Justicia.
Cuando los mutantes fueron introducidos formalmente a la Corte Suprema de Justicia, por la Asamblea Legislativa, nadie sabía la que iban a preparar.
La primera medida del bando mutante fue frenar el despilfarro institucional. La segunda, limpiar la Corte de ratas, sapos y lagartijas. La tercera fue imponerse y hacer justicia.
Este peculiar grupo de mutantes es problemático en el sentido que no se le puede controlar políticamente, ni tampoco se le puede comprar con cash. Esta especie no se presta a injerencias externas, a gangas, prebendas o clientelismos, sólo se atiene a sus propias exigencias internas, principalmente el rigor y la independencia, dos principios que nunca habían sido utilizados en el sistema de justicia salvadoreño.
Poquito a poco, el bando mutante ha ido comiendo terreno y poder al bando histórico establecido.
Sin embargo, el bando histórico, poco o nada acostumbrado a ceder en sus posiciones, ha dicho que ya está bien de concesiones y de tonterías frente a los magistrados mutantes.
El pasado viernes, 1º de abril de 2011, el grupo histórico se presentó a primeras horas de la mañana en la ventanilla del Fiscalía General de la República para acusar el grupo mutante de “prevaricato”, si no entiendo mal, un delito que consiste en fabricar resoluciones a medida, violando la ley y los procedimientos establecidos.
La Fiscalía ha reaccionado rápidamente, diciendo que, en los 9 legajos presentados por el bando histórico, no se tipifica ningún "delito formal" contra los mutantes.
Sin embargo, ya se especula que estamos ante otro triángulo diseñado a conciencia para desvalijar a los mutantes. Esta vez, se espera que la Fiscalía abra expediente de delito “genérico” y que los 4 magistrados de la Sala de lo Constitucional pierdan su inmunidad institucional y sean fácilmente destituidos de sus puestos con una maniobra simple de 43 votos en la Asamblea Legislativa.
Los 4 magistrados mutantes en peligro de extinción son Belarmino Jaime, Presidente de la SCJ, Sidney Blanco, Rodolfo Ernesto González Bonilla y Florentín Meléndez, todos miembros de la Sala de lo Constitucional, elegidos por unanimidad el 16 de junio de 2009, por los diputados de la Asamblea Legislativa.
Otros artículos de esta autor Aquí - José Manuel Ortiz Benítez es editor de Salvadoreños en el Mundo
Por José Manuel Ortiz Benítez
Mutantes de la Corte Suprema de Justicia en peligro de extinción
Para entender lo que ocurre en nuestra Corte Suprema de Justicia es preciso entrar en el terreno de las categorías o lo que es lo mismo hay que identificar las distintas pandillas establecidas que operan en su interior.
Primero está el bando histórico, compuesto por los magistrados de más antigüedad, gente de poder, acostumbrada a ganar y a imponer su voluntad en la Corte Plena.
Los magistrados integrados en el bando histórico son:
Ulices del Dios Guzmán Canjura, Sala de lo Penal,
Mario Francisco Valdivieso Castaneda, Presidente Sala de lo Civil,
Maria Luz Regalado Orellana, Sala de lo Civil,
José Néstor Castaneda, la Sala de lo Constitucional
Miguel Alberto Trejo, Presidente Sala de lo Penal,
Rosa María Fortín Huezo, Sala de lo Penal,
Evelyn Roxana Nuñez Franco, Presidenta Sala de lo Contencioso Administrativo,
Lloly Claros de Ayala, Sala de lo Contencioso Administrativo y
Miguel Angel Cardoza Ayala, Sala de lo Contencioso Administrativo.
Su máximo exponente es el Sr. Ulices del Dios Guzmán, un juez con un perfil mediático relevante en dos de los principales medios de comunicación del país: El Diario de Hoy y Telecorporación Salvadoreña. Por si este pequeño dato no fuera suficiente para hacerse una leve idea del lado bajo el que opera este bando histórico de la Corte, hay que decir, con claridad, que el bando, comandado por Sr. del Dios Guzmán, ha estado siempre bajo la sospecha de operar por comisión y encargo.
El segundo bando es una cosa pequeña difícil de categorizar. Este bando se mueve entre la pasividad y la indeferencia. Es decir, no se sabe muy bien si están despiertos o si están dormidos. En este bando están integrados los magistrados Marcel Orestes Posada, de la Sala de lo Contencioso Administrativo y Mirna Antonieta Perla Jiménez, de la Sala de lo Civil.
El tercer y último bando de la Corte es el bando de los magistrados rebeldes, una especie de raza mutante que nunca antes había sido introducida en la Corte Suprema de Justicia.
Cuando los mutantes fueron introducidos formalmente a la Corte Suprema de Justicia, por la Asamblea Legislativa, nadie sabía la que iban a preparar.
La primera medida del bando mutante fue frenar el despilfarro institucional. La segunda, limpiar la Corte de ratas, sapos y lagartijas. La tercera fue imponerse y hacer justicia.
Este peculiar grupo de mutantes es problemático en el sentido que no se le puede controlar políticamente, ni tampoco se le puede comprar con cash. Esta especie no se presta a injerencias externas, a gangas, prebendas o clientelismos, sólo se atiene a sus propias exigencias internas, principalmente el rigor y la independencia, dos principios que nunca habían sido utilizados en el sistema de justicia salvadoreño.
Poquito a poco, el bando mutante ha ido comiendo terreno y poder al bando histórico establecido.
Sin embargo, el bando histórico, poco o nada acostumbrado a ceder en sus posiciones, ha dicho que ya está bien de concesiones y de tonterías frente a los magistrados mutantes.
El pasado viernes, 1º de abril de 2011, el grupo histórico se presentó a primeras horas de la mañana en la ventanilla del Fiscalía General de la República para acusar el grupo mutante de “prevaricato”, si no entiendo mal, un delito que consiste en fabricar resoluciones a medida, violando la ley y los procedimientos establecidos.
La Fiscalía ha reaccionado rápidamente, diciendo que, en los 9 legajos presentados por el bando histórico, no se tipifica ningún "delito formal" contra los mutantes.
Sin embargo, ya se especula que estamos ante otro triángulo diseñado a conciencia para desvalijar a los mutantes. Esta vez, se espera que la Fiscalía abra expediente de delito “genérico” y que los 4 magistrados de la Sala de lo Constitucional pierdan su inmunidad institucional y sean fácilmente destituidos de sus puestos con una maniobra simple de 43 votos en la Asamblea Legislativa.
Los 4 magistrados mutantes en peligro de extinción son Belarmino Jaime, Presidente de la SCJ, Sidney Blanco, Rodolfo Ernesto González Bonilla y Florentín Meléndez, todos miembros de la Sala de lo Constitucional, elegidos por unanimidad el 16 de junio de 2009, por los diputados de la Asamblea Legislativa.
Otros artículos de esta autor Aquí - José Manuel Ortiz Benítez es editor de Salvadoreños en el Mundo
Buen artículo. Identifica a cada quien en el puesto que se merece.
ReplyDeleteLos historicos siguen ensimismados con tener todo el poder ahora como ya no pueden, se revelan contra los 4 fantasticos.
¿Mutantes?
ReplyDeleteMe he perdido algo?