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Los riesgos de Funes


Por Álvaro Rivera Larios*

Algunos miembros del gabinete de Mauricio Funes tienen experiencia como gestores y políticos, pero no todos han tenido a su disposición tantos recursos como ahora y tanta presión por parte de quienes demandan respuestas del nuevo gobierno.

Es un hecho que dada la debilidad parlamentaria del nuevo gobierno tendrá que lidiar con dos frentes: el de la derecha que hará lo posible por dificultar la gobernabilidad y el de las fuerzas populares que van a exigir señales de cambio. Esta será una doble presión para la que muchos miembros del actual equipo gobernante no están preparados.

Por ejemplo, la inexperiencia política de algunos cargos saltó a la vista en el caso de Concultura. Perdonen si insisto, pero las experiencias hay que exprimirlas y razonarlas. En la elección de Breny Cuenca emergieron a la superficie muchas cosas: por un lado, la confusión de criterios por parte de quienes convocaron la célebre reunión y por otro, las ambiciones y la falta de madurez política de algunos sectores de la izquierda salvadoreña.

Yo extraigo del caso una pequeña verdad: en el nuevo gobierno hay gente inexperta y, lo que también es fundamental, entre las personas y fuerzas que exigen un cambio no siempre hay sensatez. La conjunción de ambos factores, si no se analizan y si no se equilibran, puede suponerle un futuro dolor de cabeza a Mauricio Funes.

Debemos tener claro cuál es el tejido de alianzas y condicionamientos fácticos que comprometen al nuevo gobierno y que estrechan objetivamente el horizonte de las demandas populares. Es cierto que Mauricio Funes tiene el poder, pero seamos realistas, dadas las circunstancias, no tiene todo el poder. La misma estructura del Estado lo limita, los resultados electorales lo limitan, el sistema real del poder lo limita. Tiene un problemático margen de acción que debemos tener en cuenta a la hora de plantear demandas y a la hora de juzgarlo.

Lo que deberemos valorar es hasta qué punto el nuevo gobierno aprovecha sus márgenes de acción.

Si el nuevo gobierno arrastra su inexperiencia, nosotros, los ciudadanos de izquierda, también arrastramos otro déficit: nunca hemos tenido la oportunidad de tratar con un gobierno receptivo con nuestras demandas. Y esta expectativa puede jugarnos una mala pasada: la de no saber calcular la distancia que hay entre nuestros derechos y anhelos y lo que impone el oscuro peso de lo real.

Quien quiera impulsar un proceso de cambio ha de saber sobrellevar sus frustraciones y ha de saber que el cambio no sólo es un reparto del maná, también supone una serie de renuncias y sacrificios.

Quienes formulan demandas desde una perspectiva ortodoxa y radical a menudo se valen de argumentos económicos realistas, pero las plantean haciendo gala de un cerrado idealismo político. Son realistas en economía y están prisioneros de categorías abstractas en el terreno de la política.

El lenguaje y las nociones que estructuran sus demandas revelan un tremendo vacío en sus análisis políticos concretos. Y por eso, aunque nazcan de la necesidad, sus demandas están formuladas en un lenguaje idealista. El suyo, por lo tanto, es un idealismo radical, por mucho que se valgan de estimaciones numéricas “objetivas”.

El caso de Concultura me hace plantear si en verdad estamos maduros para la democracia participativa. Si personas que se autodenominan intelectuales son capaces del autoengaño y de la confusión de lo real, hasta qué punto la izquierda no es susceptible de convertirse en un factor desestabilizador para un gobierno de izquierda.

No me confundan con un ave de mal agüero, sólo intento adelantarme a un probable futuro. Uno anticipa los hechos para intentar evitarlos.

Ya la izquierda se ha inmolado en otras ocasiones. Su tendencia autodestructiva nos revela que maneja su propia libertad con las manos toscas de un pirómano. Ojalá que no desperdiciemos esta gran oportunidad. Si la desperdiciamos, quien va a perder de nuevo es el gran derrotado del siglo XX: el pueblo salvadoreño.

Álvaro Rivera Larios es salvadoreño residente en Madrid Colaborador de Salvadoreños en el Mundo - Fuente: El Faro 27/7/2009
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3 comments :

  1. Comparto muchos puntos de este artículo. La verdad como primera medida tenemos que ser pacientes. Al gobierno de Mauricio no le sera facil gobernar, le espera una tarea TITANICA. COMO DECIA MI ABUELA CON DOS PUYAS NADIE PUEDE; Y MAURICIO TIENE ESAS DOS PUYAS:
    LA DERECHA QUE JAMAS VA ACEPTAR HABER PERDIDO LA GALLINA DE LOS HUEVOS DE ORO; SI!!!!. PORQUE ESO ES EL ESTADO PARA TODAS LAS DRECHAS LATINOAMERICANAS.PERDER PRIVILEGIOS QUE PERMITEN HACERSE MILLONARIOS DE LA NOCHE A LA MANANA ES TRAUMATICO .SOBRE EL PUEBLO ESTA AVIDO DE CAMBIOS Y; DE ENCONTRAR UN PALIATIVO A LA DIFICIL SITUACIÓN ECONOMICA QUE SE VIVE.
    ACLARO PARA GOBERNAR BIEN; NO SE SE NECESITA EXPERIENCIA, SINO VOLUNTAD....SINO COMO NOS EXPLICAMOS QUE EL SALVADOR HA SIDO GOBERNADO POR CASI 200 ANOS POR LA DRECHA; Y NOS TIENEN BIEN JODIDOS:

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  2. Juan Carlos BlancoJuly 29, 2009 at 8:14 AM

    El gran riesgo de Funes es querer hacerlo todo en menos de cinco años: es imposible.

    ReplyDelete
  3. CAMINANTE NO HAY CAMINO... SE HACE CAMINO AL ANDAR !

    Simple como esto, no nos demos pajas!


    Jose Matatias Delgado Y Del Hambre.

    ReplyDelete

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