En las vías del tren: migrantes en tránsito

Por Jessica Rosales

Más allá del peligro, la violencia y la amenaza a sus propias vidas que representa su paso por México hacia los Estados Unidos; hombres, mujeres y niños de diferentes nacionalidades emigran desde sus países de origen para salir de la pobreza en la que están sumergidos.

Juan, Jorge y Sergio vienen de El Salvador, es mediodía y sin importar los fuertes rayos del sol esperan sentados frente a las vías el paso del tren.

No han cesado en su intento por reunirse con su familia en los Ángeles desde hace nueve días en que emprendieron su viaje.

“Maltratos donde quiera, vemos diferentes accidentes puede ser que uno le caiga al otro o nos avienten, un amigo murió partido en dos por el tren al caerse, ya no pudo sostenerse, somos testigos de todo tipo de cosas el miedo más grande es ser secuestrados por los narcos”, comenta Juan.

Son varias las historias de penuria que se escuchan en la zona sur de Saltillo en donde se ubica la casa del migrante, permanecer uno o dos días para luego continuar su camino.

Es ahí, donde se conjuntan una serie de anécdotas en las que relatan el trabajo arduo que no rinde lo suficiente para sobrevivir, mucho menos para superarse.

“En El Salvador hay mucha pobreza, allá podemos ganar 200 dólares en un mes y en los Ángeles hasta mil 500 dólares”, señala Jorge.

En la última etapa las cosas son más suaves, adecuadamente la casa del migrante está a sólo unos cuantos metros del paso del tren, pero el viaje desde la frontera sur hacia al Norte implicó un alto costo económico.

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