Mauricio Funes, ¿Gobierno para todos?
Daniel Joya
Es imposible que las democracias estén diseñadas para favorecer a todos; los mismo Atenienses tenían esclavos, y por consiguiente diferenciaban entre los derechos de los libres, los extranjeros, los de las castas privilegiadas, etc. Las democracias ofrecen aperturas, pero en definitiva son los grupos de poder ejerciendo en su turno los que definen la agenda a seguir.
En El Salvador, con Arena perdiendo el ejecutivo, el asunto pareciera claroscuro, considerando la multiplicidad de agendas sobre la mesa. Todos quieren que el nuevo gobierno resuelva sus problemas, sude sus calenturas y cumpla con sus caprichos; sin embargo, y nadie ha preguntado si el Presidente electo adoptara alguna agenda en particular, producirá mezclas híbridas o si también tiene su propia agenda bajo la maga.
El FMLN, con su lucha histórica, su militancia dispuesta y bases bien cimentadas, por hoy convertido en el principal instituto político – nótese, que no decimos primera fuerza política, por ser harina de otro costal-, con justa razón, reclamará en su momento la tan esperada transición hacia el socialismo del siglo XXI. Talvez no exija correr para no abortar etapas, pero abogara por las políticas económicas que nos integren al Bloque Regional de Poder, independientemente de la anuencia o rechazo de los Estados Unidos.
Siguen el desfile, los “Amigos de Mauricio Funes”. No nos referimos a los cuadros del FMLN que en su momento decidieron acuerpar la iniciativa, sino a los que llegaron de afuera; aquellos que por razones personales, contradicciones con Arena o la moda del efecto Funes, se sumaron al esfuerzo de “todos contra Arena”. Si bien ente estos hay gente muy valiosa, experta y con ideales democráticos, como en la parábola del trigo y la cizaña, se colaron así mismo chincha y telepate que en su momento sacan las unas.
Luego, la derecha, todavía resintiendo de la penquiada electoral, por hoy fraccionada en subgrupos y estrategias, arañando y quizás un poco a tientas, pidiendo su tajada del pastel por haber facilitado la transición. Lo curioso es que mientras en la Asamblea envió un claro mensaje de que dificultará con uñas y dientes la labor del nuevo Presidente, a su vez le coquetea, pretendiendo separarlo de Sánchez Ceren y la línea partidaria.
Vienen ahora los gringos, no muy conformes ante la posibilidad de un El Salvador desalineado en los no-alineados y posiblemente plagado a Hugo Chávez, harán la parte que les corresponde influenciando o descarrilando el proceso. Que la administración Obama sea liberal no implica que los Estados Unidos hayan puesto de lado sus intereses estratégicos de imperio, ni que estén felices con su patio trasero teñido de rojo.
Lógicamente Hugo Chávez, interesado en demostrar que su modelo socialista funciona y tendiendo puentes entre Venezuela y nuestro país, será otro elemento a considerar. No es que la relación con Venezuela no convenga, sino que, parafraseando a Ignacio Martín Baro, “en política nadie da nada por nada”; otro país/eslabón arrancado del imperio robustece la Revolución Bolivariana.
A menos que el hombre sea mago, maneje el hipnotismo o se de garabato solo, podrá gobernar hacia todos, pero difícilmente para todos.
¿Usted que opina?
*Daniel Joya es Abogado de la Diáspora
Es imposible que las democracias estén diseñadas para favorecer a todos; los mismo Atenienses tenían esclavos, y por consiguiente diferenciaban entre los derechos de los libres, los extranjeros, los de las castas privilegiadas, etc. Las democracias ofrecen aperturas, pero en definitiva son los grupos de poder ejerciendo en su turno los que definen la agenda a seguir.
En El Salvador, con Arena perdiendo el ejecutivo, el asunto pareciera claroscuro, considerando la multiplicidad de agendas sobre la mesa. Todos quieren que el nuevo gobierno resuelva sus problemas, sude sus calenturas y cumpla con sus caprichos; sin embargo, y nadie ha preguntado si el Presidente electo adoptara alguna agenda en particular, producirá mezclas híbridas o si también tiene su propia agenda bajo la maga.
El FMLN, con su lucha histórica, su militancia dispuesta y bases bien cimentadas, por hoy convertido en el principal instituto político – nótese, que no decimos primera fuerza política, por ser harina de otro costal-, con justa razón, reclamará en su momento la tan esperada transición hacia el socialismo del siglo XXI. Talvez no exija correr para no abortar etapas, pero abogara por las políticas económicas que nos integren al Bloque Regional de Poder, independientemente de la anuencia o rechazo de los Estados Unidos.
Siguen el desfile, los “Amigos de Mauricio Funes”. No nos referimos a los cuadros del FMLN que en su momento decidieron acuerpar la iniciativa, sino a los que llegaron de afuera; aquellos que por razones personales, contradicciones con Arena o la moda del efecto Funes, se sumaron al esfuerzo de “todos contra Arena”. Si bien ente estos hay gente muy valiosa, experta y con ideales democráticos, como en la parábola del trigo y la cizaña, se colaron así mismo chincha y telepate que en su momento sacan las unas.
Luego, la derecha, todavía resintiendo de la penquiada electoral, por hoy fraccionada en subgrupos y estrategias, arañando y quizás un poco a tientas, pidiendo su tajada del pastel por haber facilitado la transición. Lo curioso es que mientras en la Asamblea envió un claro mensaje de que dificultará con uñas y dientes la labor del nuevo Presidente, a su vez le coquetea, pretendiendo separarlo de Sánchez Ceren y la línea partidaria.
Vienen ahora los gringos, no muy conformes ante la posibilidad de un El Salvador desalineado en los no-alineados y posiblemente plagado a Hugo Chávez, harán la parte que les corresponde influenciando o descarrilando el proceso. Que la administración Obama sea liberal no implica que los Estados Unidos hayan puesto de lado sus intereses estratégicos de imperio, ni que estén felices con su patio trasero teñido de rojo.
Lógicamente Hugo Chávez, interesado en demostrar que su modelo socialista funciona y tendiendo puentes entre Venezuela y nuestro país, será otro elemento a considerar. No es que la relación con Venezuela no convenga, sino que, parafraseando a Ignacio Martín Baro, “en política nadie da nada por nada”; otro país/eslabón arrancado del imperio robustece la Revolución Bolivariana.
A menos que el hombre sea mago, maneje el hipnotismo o se de garabato solo, podrá gobernar hacia todos, pero difícilmente para todos.
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*Daniel Joya es Abogado de la Diáspora
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