De Tórrez al urgente castigo redentor
Por Caterina Monti
No ha tomado posesión el nuevo gobierno electo y el caos ya nos salpica por todos lados. No es el caos advertido por la campaña de miedo impulsada por ARENA, sino por las cuentas que por divina disposición apenas comienzan a saldar algunos de los tramposos caídos... a saldar a través de la vergüenza pública nada más…
Se necesitará de mucho más que exposición mediática para redimir al país de la corrupción que ha carcomido a nuestras jóvenes instituciones democráticas por más de 20 años. Se necesitará del castigo del Régimen, del Democrático, el de Justicia, un reto a la vuelta de la esquina para los próximos funcionarios del Estado.
El caso de Tórrez y lo que se construye alrededor de su figura debería ser nada más un indicio para un final feliz… hacia un clímax en donde la anhelada Justicia se vista, aunque sea por un prolongado momento, de realidad.
Quién sabe a ciencia cierta, hoy por hoy, de dónde vienen los golpes. Al parecer se trata de patadas entre ahogados, algunos de los cuales pretenden sobrevivir invictos y, si fuese posible, sacándole la correspondiente raja a la coyuntura, convirtiendo esta escena histórica de alternancia en el poder Ejecutivo en una especie de tragicomedia política-tropical.
Ante lo acontecido, se me antoja deducir: El continuo acceso a privilegios y prebendas provocan miopía, y en exceso, ceguera. O, ¿de que otra manera puede explicarse que le pareció apropiado a ARENA publicar un campo pagado diciendo que expulsará al dirigente Tórrez, ya que “no tolera ningún vínculo de sus miembros y especialmente de sus dirigentes, con cualquier actividad ilícita”?
Si ARENA pretende liderar a la derecha de limpia trayectoria del país, va a requerir más que un campo pagado. Necesita quitarse la máscara, hablar de frente y con verdad. Necesita ganarse la credibilidad como partido político, la que no podrá obtenerla disimulando honorabilidad. Debe actuar, como institución política y ponerse al servicio de las funciones que buena parte de la población le ha dado como principal partido de oposición, colaborando desde donde se encuentre para que se castigue a quien castigo merece. Es simple, al estilo de “Crimen y Castigo”. Sin castigo, es imposible la redención. Sin vendettas, y en ese espíritu garantizar a los procesados su derecho a un debido proceso.
Claro que, los principales protagonistas de esta coyuntura histórica no deben ser el nuevo gobierno, ni ARENA, ni el resto de partidos de oposición, ni los nuevos titulares de la Corte Suprema de Justicia y de la Fiscalía General de la República… Aunque indispensables para hacer valer el Estado de Derecho y la aplicación de Justicia que ello conlleva, debe ser más bien la indignación popular la que exija del Estado esas acciones de Justicia…
Porque, como ciudadanos, no somos menos que cómplices, cuando contemplamos, inertes, el derrame de corrupción… cuando perdemos la capacidad de estremecemos de asco ante la típica “vivianada” de los que estando en los lugares “indicados”, simplemente se aprovechan de sus puestos públicos para llenarse los bolsillos de dinero sucio, fácil y sangriento…
¡El fortalecimiento de nuestras instituciones democráticas requiere hoy más que nunca de nuestro más alto sentido de indignación! No hay que dejar pasar el momento… Es parte del anhelo de los que en permanente y verdadero duelo esperan que “este horror no tenga la última palabra”, en palabras de Max Horkheimer.
Fuente La Página 21/04/2009
No ha tomado posesión el nuevo gobierno electo y el caos ya nos salpica por todos lados. No es el caos advertido por la campaña de miedo impulsada por ARENA, sino por las cuentas que por divina disposición apenas comienzan a saldar algunos de los tramposos caídos... a saldar a través de la vergüenza pública nada más…
Se necesitará de mucho más que exposición mediática para redimir al país de la corrupción que ha carcomido a nuestras jóvenes instituciones democráticas por más de 20 años. Se necesitará del castigo del Régimen, del Democrático, el de Justicia, un reto a la vuelta de la esquina para los próximos funcionarios del Estado.
El caso de Tórrez y lo que se construye alrededor de su figura debería ser nada más un indicio para un final feliz… hacia un clímax en donde la anhelada Justicia se vista, aunque sea por un prolongado momento, de realidad.
Quién sabe a ciencia cierta, hoy por hoy, de dónde vienen los golpes. Al parecer se trata de patadas entre ahogados, algunos de los cuales pretenden sobrevivir invictos y, si fuese posible, sacándole la correspondiente raja a la coyuntura, convirtiendo esta escena histórica de alternancia en el poder Ejecutivo en una especie de tragicomedia política-tropical.
Ante lo acontecido, se me antoja deducir: El continuo acceso a privilegios y prebendas provocan miopía, y en exceso, ceguera. O, ¿de que otra manera puede explicarse que le pareció apropiado a ARENA publicar un campo pagado diciendo que expulsará al dirigente Tórrez, ya que “no tolera ningún vínculo de sus miembros y especialmente de sus dirigentes, con cualquier actividad ilícita”?
Si ARENA pretende liderar a la derecha de limpia trayectoria del país, va a requerir más que un campo pagado. Necesita quitarse la máscara, hablar de frente y con verdad. Necesita ganarse la credibilidad como partido político, la que no podrá obtenerla disimulando honorabilidad. Debe actuar, como institución política y ponerse al servicio de las funciones que buena parte de la población le ha dado como principal partido de oposición, colaborando desde donde se encuentre para que se castigue a quien castigo merece. Es simple, al estilo de “Crimen y Castigo”. Sin castigo, es imposible la redención. Sin vendettas, y en ese espíritu garantizar a los procesados su derecho a un debido proceso.
Claro que, los principales protagonistas de esta coyuntura histórica no deben ser el nuevo gobierno, ni ARENA, ni el resto de partidos de oposición, ni los nuevos titulares de la Corte Suprema de Justicia y de la Fiscalía General de la República… Aunque indispensables para hacer valer el Estado de Derecho y la aplicación de Justicia que ello conlleva, debe ser más bien la indignación popular la que exija del Estado esas acciones de Justicia…
Porque, como ciudadanos, no somos menos que cómplices, cuando contemplamos, inertes, el derrame de corrupción… cuando perdemos la capacidad de estremecemos de asco ante la típica “vivianada” de los que estando en los lugares “indicados”, simplemente se aprovechan de sus puestos públicos para llenarse los bolsillos de dinero sucio, fácil y sangriento…
¡El fortalecimiento de nuestras instituciones democráticas requiere hoy más que nunca de nuestro más alto sentido de indignación! No hay que dejar pasar el momento… Es parte del anhelo de los que en permanente y verdadero duelo esperan que “este horror no tenga la última palabra”, en palabras de Max Horkheimer.
Fuente La Página 21/04/2009
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ARENA
Son INEXORABLES todo el que merca a titulo personal con las arcas y funcionarios publicos !
ReplyDeleteNo hacer nada y dejarlos ir es complicidad, ensañarnos mas de la cuenta tambien es abuso de poder.
Colocarlos donde pertenecen es lo mas loable a nuestro parecer, es mas, con expander los PENALES DE EL SALVADOR LES DARA UN BEN DESCANSO PARA PENAR CON MAS ECUANIMIDAD SOBRE EL ESTADO Y SUS PERTENCIAS PORQUE EL ROBO AL ESTADO ES REPROCHABLE.
Jose Matatias Delgado Y Del Hambre.