La seguridad pública y el presidente Obama
Por Aída Santos de Escobar
Los logros alcanzados por la administración del presidente Mauricio Funes rinden los frutos esperados dentro y fuera del territorio nacional. Seleccionar a El Salvador como uno de los tres países latinoamericanos a visitar por el presidente de los Estados Unidos de América Barack Obama, es de relevancia para la política exterior de nuestro país y Centroamérica (Foto El Faro: Aída Santos de Escobar).
La estrategia de seguridad pública en sus facetas de prevención, represión del delito y castigo de los delincuentes, no es solo política de Estado, sino que se extiende al ámbito regional incluyendo a México, al tomar en cuenta sus propias políticas de seguridad pública y englobarlas regionalmente para enfrentar coordinadamente flagelos como narcotráfico, crimen organizado, trata de personas y utilización de jóvenes en la criminalidad.
Toda política de seguridad pública debe articularse en planes y programas regionales en virtud de que los actos delictivos no reconocen fronteras. La seguridad pública debe enfocarse en el contexto centroamericano, a través de las estrategias que impulsa el Sistema de Integración Centroamericana, SICA, así lo determina el recién finalizado Acuerdo de Asociación Centro América-Unión Europea, que tiene similares inquietudes con Estados Unidos.
Las estrategias de seguridad pública que ejecutan los gabinetes de seguridad y de Prevención, descansan en dos pilares fundamentales: la represión, prevención del delito y castigo del delincuente; así como la prevención social de la violencia. Ambos trabajan al unísono bajo la conducción del Ministerio de Justicia y Seguridad Pública. Las instituciones integrantes casi son las mismas: el MJSP, el Ministerio de la Defensa Nacional, la PNC, la Secretaría de Asuntos Estratégicos y el Consejo Nacional de Seguridad Pública (CNSP).
En cada acción de represión del delito o la intervención en lugares donde potencialmente existe el riesgo delictivo de las poblaciones, las primeras acciones son ejercidas por la PNC y la Fuerza Armada. Posteriormente, el CNSP y el Ministerio de Justicia y Seguridad entran coordinadamente a esas zonas con sus programas de prevención social para fortalecer el trabajo con las comunidades, ofreciéndoles a las familias medios alternativos para evitar que los jóvenes sean víctimas o victimarios de hechos violentos.
Toda estrategia de seguridad pública nacional o regional (represión delictiva y prevención social de la violencia) es parte indisoluble de planes, programas y proyectos que pueden ser apoyados por la cooperación internacional. En ese contexto, el CNSP, ente asesor de la Presidencia de la República, ejecuta uno de los programas más exitosos en aspectos de la prevención social, lo cual ha sido ampliamente reconocido y aplaudido por la Unión Europea al comprobar la buena marcha del proyecto Pro-Jóvenes II, que en el periodo 2009-2014 ejecutará alrededor de 19 millones de dólares en 14 municipios del Gran San Salvador.
Adicionalmente el gobierno de la República de Corea ha destinado recientemente 2. 5 millones de dólares para apoyar el Centro Integrado de Prevención a construir en Ahuachapán. También cinco Agencias de Naciones Unidas han destinado recursos para Programas de Prevención Social de la Violencia
Es así, como la seguridad pública inscrita en la agenda de los señores presidentes Barack Obama y Mauricio Funes debe enfocarse integralmente: represión del delito y prevención social de la violencia, garantizando el ritmo exitoso que ambas estrategias demuestran en la realidad nacional. Por tanto, a nivel regional se debe constituir un frente común a través de estrategias centroamericanas que deben vincularse entre sí, y enfrentar integradamente la comisión de delitos cuya gravedad y sofisticaciones rebasan las capacidades nacionales para abordarlo individualmente.
Combatir y reprimir los delitos es importante, prevenirlos es aún más.
Aída Santos de Escobar es Presidenta CNSP
Los logros alcanzados por la administración del presidente Mauricio Funes rinden los frutos esperados dentro y fuera del territorio nacional. Seleccionar a El Salvador como uno de los tres países latinoamericanos a visitar por el presidente de los Estados Unidos de América Barack Obama, es de relevancia para la política exterior de nuestro país y Centroamérica (Foto El Faro: Aída Santos de Escobar).
La estrategia de seguridad pública en sus facetas de prevención, represión del delito y castigo de los delincuentes, no es solo política de Estado, sino que se extiende al ámbito regional incluyendo a México, al tomar en cuenta sus propias políticas de seguridad pública y englobarlas regionalmente para enfrentar coordinadamente flagelos como narcotráfico, crimen organizado, trata de personas y utilización de jóvenes en la criminalidad.
Toda política de seguridad pública debe articularse en planes y programas regionales en virtud de que los actos delictivos no reconocen fronteras. La seguridad pública debe enfocarse en el contexto centroamericano, a través de las estrategias que impulsa el Sistema de Integración Centroamericana, SICA, así lo determina el recién finalizado Acuerdo de Asociación Centro América-Unión Europea, que tiene similares inquietudes con Estados Unidos.
Las estrategias de seguridad pública que ejecutan los gabinetes de seguridad y de Prevención, descansan en dos pilares fundamentales: la represión, prevención del delito y castigo del delincuente; así como la prevención social de la violencia. Ambos trabajan al unísono bajo la conducción del Ministerio de Justicia y Seguridad Pública. Las instituciones integrantes casi son las mismas: el MJSP, el Ministerio de la Defensa Nacional, la PNC, la Secretaría de Asuntos Estratégicos y el Consejo Nacional de Seguridad Pública (CNSP).
En cada acción de represión del delito o la intervención en lugares donde potencialmente existe el riesgo delictivo de las poblaciones, las primeras acciones son ejercidas por la PNC y la Fuerza Armada. Posteriormente, el CNSP y el Ministerio de Justicia y Seguridad entran coordinadamente a esas zonas con sus programas de prevención social para fortalecer el trabajo con las comunidades, ofreciéndoles a las familias medios alternativos para evitar que los jóvenes sean víctimas o victimarios de hechos violentos.
Toda estrategia de seguridad pública nacional o regional (represión delictiva y prevención social de la violencia) es parte indisoluble de planes, programas y proyectos que pueden ser apoyados por la cooperación internacional. En ese contexto, el CNSP, ente asesor de la Presidencia de la República, ejecuta uno de los programas más exitosos en aspectos de la prevención social, lo cual ha sido ampliamente reconocido y aplaudido por la Unión Europea al comprobar la buena marcha del proyecto Pro-Jóvenes II, que en el periodo 2009-2014 ejecutará alrededor de 19 millones de dólares en 14 municipios del Gran San Salvador.
Adicionalmente el gobierno de la República de Corea ha destinado recientemente 2. 5 millones de dólares para apoyar el Centro Integrado de Prevención a construir en Ahuachapán. También cinco Agencias de Naciones Unidas han destinado recursos para Programas de Prevención Social de la Violencia
Es así, como la seguridad pública inscrita en la agenda de los señores presidentes Barack Obama y Mauricio Funes debe enfocarse integralmente: represión del delito y prevención social de la violencia, garantizando el ritmo exitoso que ambas estrategias demuestran en la realidad nacional. Por tanto, a nivel regional se debe constituir un frente común a través de estrategias centroamericanas que deben vincularse entre sí, y enfrentar integradamente la comisión de delitos cuya gravedad y sofisticaciones rebasan las capacidades nacionales para abordarlo individualmente.
Combatir y reprimir los delitos es importante, prevenirlos es aún más.
Aída Santos de Escobar es Presidenta CNSP
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