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Desdolarizar a los salvadoreños

La desdolarización de la Economía Salvadoreña
Por José Evelio Serrano*

Para nadie es un secreto que la dolarización de la economía salvadoreña fue un error histórico de graves consecuencias para la población salvadoreña, especialmente para los más pobres. Es obvio que tener política monetaria es una opción superior a no tenerla. En El Salvador, el alma de la política económica descansa sobre la política fiscal y, por eso, se requiere tener unas finanzas públicas sanas; pero, si las finanzas públicas son un desastre, entonces estamos muy mal, ya que una economía dolarizada no se puede dar el lujo de tener déficit fiscal, porque carece de un instrumento importante que es la política monetaria para corregir cualquier desequilibrio del mercado monetario.

La estándar internacional del déficit fiscal, establecida por el Fondo Monetario Internacional (FMI), para países no dolarizados, es de -2% como máximo; si un país sobre pasa ese porcentaje, entonces está en problemas y deberá tomar las acciones del caso para corregir ese desequilibrio. En el caso de un país dolarizado, como el nuestro, esto implica el manejo de una política fiscal extremadamente recesiva para evitar mayores daños en el sector externo; pero esto conduce a la generación de déficit endógeno, que agrava aún más la situación fiscal.

La situación de las finanzas públicas del país, en el período dolarizado, es decir, desde 2001 al 2009, ha sido el siguiente: los ingresos totales pasaron de US$1,650.4 millones en el 2001 a US$2,857.3 millones en 2009, en donde los ingresos corrientes (tributarios) conforman el mayor porcentaje; mientras los gastos totales y la concesión neta de préstamos fue de US$2,143.2 millones en 2001 y de US$3,629.4 millones en el 2009 (Fuente: BCR). Con gastos superiores a los ingresos, el déficit fiscal mostró una atendencia a la baja desde US$492.8 millones en 2001 hasta US$43.4 millones en 2007; pero, luego empieza a crecer hasta llegar a US$772.0 millones en 2009 (Fuente: Banco Central de Reserva de El Salvador). Se puede apreciar, entonces, que el gasto ha ido en aumento en relación a la captación de ingresos; pero lo más preocupante aún es que son los gastos corrientes lo que aumentan y no el gasto de capital (inversión).

El problema fundamental del déficit fiscal en cualquier economía es que éste hay que financiarlo a través de incremento de los impuestos; reducción del gasto del gobierno, que por lo general se hace reduciendo los programas sociales a favor de los más pobres; con endeudamiento interno, a través de la emisión de bonos del estado; con endeudamiento externo; usando las donaciones para proyectos otorgadas por la comunidad internacional para financiar déficit, lo que implica la no realización de los proyectos para los cuales fueron otorgados los recursos, que por lo general son para los más pobres; y, en países no dolarizados, echando a andar la “maquinita” del Banco Central, posibilidad que no existe para El Salvador y que tampoco es adecuada (Serrano Tobías José Evelio, UNITEC).

El incremento de los impuestos, sean directos o indirectos, golpea a las empresas y a la población porque reducen su ingreso disponible. Pero las empresas productoras de bienes y servicios, trasladarán dichos impuestos a los consumidores, quienes verán aumentados los precios de los bienes y servicios que compran, por lo que optarán por hacer ajustes en su estructura de gasto, bien en cantidad, calidad o en ambas, lo cual repercute en un deterioro de su calidad de vida y, consecuentemente, en su nivel de bienestar, siendo este último el objetivo de la política económica del país y de la economía en general. Es importante entender es que si el bienestar de la población se ve afectado entonces el manejo de la economía del país anda mal y debe redireccionarse.

El control del gasto es una medida muy usada para corregir los desequilibrios fiscales. El problema es que la reducción del gasto se hace muchas veces reduciendo el gasto social, lo cual repercute en la ejecución de proyectos a favor de los más pobres, siendo éstos al final los perdedores netos de este ajuste.

Si el gobierno se va por la vía del financiamiento interno, al estar interviniendo continuamente en el mercado, el estado deberá ofrecer rendimientos (tasas de interés) cada vez más atractivos a los inversionistas a fin de colocar rápido esas emisiones para obtener los recursos, lo cual conduce a rigideces en la estructura de tasas de interés y a que los bancos prefieran invertir en esos títulos que son de alto rendimiento y muy seguros, en detrimento del financiamiento a los sectores productivos del país que implican mayor riesgo.

Si el gobierno se decide financiar el déficit con endeudamiento externo, dado que el déficit es mayormente generado por gasto corriente, ello significa endeudarse a futuro para “pagar la comida de hoy” dejando esa deuda a las futuras generaciones, lo cual no es ético, ni moral. Es importante señalar que el país ha superado ya la estándar internacional de endeudamiento que es de menos de 50%, lo cual aumenta el “riesgo país”, que incidirá en un menor atractivo de la inversión extranjera para elegir al país como destino de sus inversiones.

Por lo tanto, la economía salvadoreña, al estar dolarizada, debe mantener un déficit fiscal lo más cercano a cero posible. Sin embargo, al ver las cifras de la serie 2001 a 2009, se aprecia que el déficit comenzó a descender lentamente, pero luego ha comenzado una escalada ascendente, al grado de que en el 2009 sobre pasa el déficit de todos los años de la década al alcanzar la suma de US$772.0 millones (BCR, Sector Externo). Esto implica consecuencias funestas para la población y, específicamente en su nivel de bienestar, porque el gobierno deberá buscar los mecanismos para financiar la brecha entre ingresos y gastos, lo cual generalmente recae sobre más y mayores impuestos directos e indirectos, lo que golpea a toda la población, pero especialmente a los más pobres

La dolarización ciertamente ha representado el cambio institucional más profundo de la historia económica del país; pero no por eso es buena. Realmente es profundizar la fallida estructura del modelo Neoliberal en donde la moneda se reduce a un medio de cambio, perdiéndose lo valioso de la política monetaria y, por lo tanto, perdiendo su rol de instrumento del desarrollo económico y social del país (Correa 2004) en donde tampoco el Banco Central tiene margen de maniobra, porque ya no tiene ninguna función, más que de fuente de estadísticas económicas. Es más, con la dolarización, el Banco Central debió haberse convertido en un Centro de Investigaciones Económicas o en un Banco Nacional de Desarrollo.

El éxito de la dolarización de la economía, efectuada en el 2001, debería haber dado ya sus frutos, mostrando elevados niveles de exportaciones, sobre todo en un ambiente en el que el dólar, como moneda de curso legal del país, se deprecia fuertemente con respecto a otras monedas como el Euro, el Yen, el Yuan y la Libra Esterlina. Como consecuencia de la depreciación del dólar, nuestras exportaciones deberían mostrar un aumento extraordinario, ya que nuestros productos se vuelven más baratos y, por consiguiente, más atractivos a los compradores externos.

Sin embargo, al echar una mirada a la cuenta comercial del país del 2001 al 2009, (un periodo dolarizado suficiente para evaluar los efectos) se observa con facilidad que esto no es así, ya que lo que lo que se ve es un abultado déficit comercial que cada año va en aumento, lo que significa que el país está importando más de lo que está exportando. Así, las exportaciones en el 2001 fueron de US$2,863.8 millones alcanzando su máximo nivel en el 2008 con US$4,549.1 millones, pero que luego caen a US$3,797.3 millones por efectos de la crisis financiera internacional (BCR: Sector Externo). Las importaciones, por su parte, fueron de US$5,026.7 millones en 2001 llegando a US$9,754.4 millones en 2008 y luego caen a US$7,254.7 millones en 2009. Sin embargo es importante recalcar que el déficit comercial ha ido en aumento desde US$2,163.0 millones en 2001 hasta US$5,205.3 millones en 2008 y US$3,457.4 millones en 2009 (BCR: Sector Externo).

Si a lo anterior agregamos que los productos que exportamos son esencialmente productos tradicionales y que el país no tiene poder en la determinación de sus precios en el mercado internacional, por ser una economía pequeña, abierta y con tipo de cambio fijo, los términos de intercambio se vuelven desfavorables, lo que significa que exportamos productos baratos y compramos productos caros. En esta categoría de productos cae el petróleo. En este contexto y, dado que los productos que exportamos tienen como destino el mercado de los Estados Unidos, se concluye también que el RD-CAFTA, tampoco ha sido efectivo en mejorar los niveles de comercio (exportaciones) hacia ese país, convirtiéndonos en importadores netos, lo cual no es nada favorable para el país. Es importante mencionar que en el 2009 el déficit muestra una caída significativa, no porque el gobierno haya tomado medidas de política económica para reducirlas, sino que fue producto de la crisis financiera internacional por las restricciones del país en cuanto a sus importaciones.

Por otra parte, la inefectividad de la dolarización se puede ver sencillamente al observar el crecimiento de la economía en el período 2001 al 2009 (la década dolarizada), en la que países no dolarizados mostraron tasas de crecimiento del PIB real muy superiores a las que tuvo El Salvador; un ejemplo cercano es Honduras. El crecimiento del PIB real de El Salvador fue de 1.7% en el 2001 y sólo en el 2006 y 2007 mostró tasas de crecimiento del 4.2% y 4.3%, respectivamente, (cuando el resto de países centroamericanos tuvieron tasas de crecimiento muy por encima de éstas); los demás años, las tasas oscilaron entre 2.3% y 2.4 % y, en el 2009, fue el único país centroamericano que tuvo la mayor tasa recesiva de la economía, con una tasa de crecimiento real de -3.5 (Fuente: BCR)

Según el Banco Mundial, el PIB debe crecer por lo menos al 6% anual en forma sostenida y estable, durante 10 años consecutivos, para abatir los actuales niveles de pobreza y eso no es fácil. El Salvador viene creciendo, desde hace 10 años, a tasas pírricas del 2%, y si la población crece al 1.5%, ¿qué queda para el desarrollo? 0.5% que es nada.
La conclusión más importante es que la ejecutoria económica del país es muy pobre y ha sido pobre desde 1995. Se necesitan cambios estructurales profundos en la economía salvadoreña para hacerla crecer a tasas de por lo menos el 6% anual en forma sostenida y estable; si esto no se logra, estamos mal y cada vez estaremos más y más pobres.
La economía tiene un fin bien definido y ese es el bienestar de la población, si la gente no tiene ese nivel de bienestar, el país enfrenta un serio problema que hay que resolver urgentemente con medidas de política económica. Por otra parte, el país enfrenta una escalada de endeudamiento externo que puede conducirlo a una situación de insostenibilidad de su deuda externa. La estándar internacional del endeudamiento de un país (deuda externa sobre PIB) dada por el FMI es de menos del 50% y nuestro país ya está sobre ese porcentaje y sigue endeudándose. Este indicador es el que mide el riesgo país y cualquier inversionista extranjero se verá desestimulado a invertir en el país viendo este indicador. Sería lamentable que nuestro país caiga en “default” y se constituya en la Grecia de Centroamérica, una posibilidad no muy remota si el gobierno continúa endeudándose a los niveles en que lo viene haciendo. Según cifras del BCR, la deuda externa del país muestra un acelerado crecimiento al pasar de US$5,004.1 millones en 2006 a US$ 5,765.6 millones en 2009. A esto hay que agregar la deuda interna del Gobierno Central que durante estos años pasó de US$7,033.1 millones en 2006 a US$8,853.4 millones en 2009.

La gran pregunta aquí es de donde sacará el gobierno los recursos para pagar esta deuda? Obviamente que del presupuesto general de la nación gran parte será para el pago del servicio de la deuda, lo cual conlleva el hecho de que los recursos para el desarrollo serán escasos. Como el gobierno deberá hacer frente a esta pesada carga entonces tendrá que aumentar los impuestos y tendrá que reducir el gasto corriente, lo cual implica una política recesiva a fin de controlar el gasto y consecuentemente a mayores niveles de desempleo.
La inversión extranjera, que fue uno de los argumentos de la dolarización, porque se haría más atractivo invertir en el país, no ha mostrado sus frutos al no haber mayores flujos de inversión extranjera. Tampoco muestra importantes aumentos la inversión nacional; sin embargo, en esto el gobierno debe ser muy cauteloso, dado que podría haber la intención de parte de sectores de extrema derecha de contraer la inversión para afectar el crecimiento de la economía y, así, afectar la ejecutoria económica del actual gobierno y del partido en el poder, de cara a las próximas elecciones del 2012 y 2014.

El otro problema que agrava la situación de la economía del país, es la crisis financiera internacional, ya que estando el país dolarizado los “Shocks” externos golpean al país con mayor intensidad, ya que en un país no dolarizado, los desajustes del mercado monetario se hacen a través de la política monetaria, pero esa posibilidad no existe en El Salvador. De hecho se sabe que los efectos de la crisis financiera internacional han sido menores en países que no están dolarizados, al grado de que el crecimiento del 2010 en América Latina se perfila muy bueno, pero nuestro querido país no está entre esos. Según cifras del Banco Central la economía salvadoreña en el 2010 crecería al 1% (la más baja de todos los países de la región), pero según declaraciones del presidente del BCR el crecimiento sería menor a ese porcentaje. Si la población crece al 1.5%, entonces sencillamente no hay recursos para el desarrollo del país.

Otro problema con la dolarización salvadoreña, es que el gasto está dolarizado pero los ingresos colonizados, lo cual es lógico por el problema de la productividad de la economía salvadoreña. No se puede comparar, por ejemplo, la productividad de la economía americana con la salvadoreña, en donde en la primera, la productividad del trabajo y de los recursos es muy superior a la salvadoreña. Por eso, el ingreso no puede ser dolarizado, es decir que la gente gana igual, nada más que el pago es en dólares, pero los precios de los bienes que consumen si están dolarizados y eso crea distorsiones grandes en la economía y una redistribución indeseable del ingreso, ya que aquí ganan los que más tienen, pero los perdedores netos son los pobres y, dentro de estos, los extremadamente pobres.

Con la dolarización hay otro problema, pero éste es más de tipo jurídico/constitucional, ya que la Constitución de la República define al colón como la moneda de curso legal. El cambio debió haber sido sometido a un plebiscito, ya que sólo el pueblo podía decidir si aceptaba o no la dolarización, lo cual no se hizo, entonces este es otro problema que habría que resolver.

Sin embargo, el problema de fondo que afronta la economía salvadoreña, además de estructural (que es una tautología, una verdad obvia) es de modelo económico, ya que el Neoliberalismo ha demostrado ser incapaz de resolver los graves problemas estructurales del país y, mucho menos, ser un modelo para resolver los problemas del combate a la pobreza, especialmente la pobreza extrema.

Pero, es necesario entender, que el Modelo Neoliberal no fue diseñado para sacar a los países subdesarrollados hacia mejores niveles de desarrollo, sino que fue creado para hacer que las grandes corporaciones americanas aumentaran sus niveles de ganancias y, dentro de ese mismo contexto, arranca también la globalización de la economía, una idea que hoy está en duda aún por los mismos creadores de esta corriente (Estrategia y Negocios, diciembre 2010), que son los Estados Unidos, cuyas pretensiones era el ALCA para hacer un solo mercado desde Alaska hasta la Patagonia, tal como lo expresó en una oportunidad el ex secretario de Estado Norteamericano Collin Powell y en donde los americanos pretendían aprovechar todas las ventajas del mercado latinoamericano.

Pero la crisis financiera internacional viene a dar importantes lecciones sobre este particular, ya que al estar el mundo globalizado, los problemas de uno se hacen los problemas de todos y todos los países caen por el “efecto dominó”. Este efecto es más importante para los países centroamericanos, dada su alta dependencia del mayor mercado del mundo, que es el destino del 80% de nuestras exportaciones y de donde importamos la mayor parte de los productos que consumimos.

Con el sistema cambiario adoptado por el gobierno del Ex presidente Flores en el 2001, aunque la gente no lo sienta, poco a poco se van haciendo más pobres, ya que el ingreso no les alcanza para cubrir sus necesidades, lo cual es lógico por lo explicado anteriormente del desfase existente entre ingresos colonizados y egresos dolarizados y, entonces, acuden al endeudamiento y al empobrecimiento. Así, la escalada de endeudamiento de la sociedad salvadoreña para cubrir necesidades de consumo básico ha llegado a niveles elevados y hay personas y familias que están en completa bancarrota. El gobierno debe urgentemente tomar acciones de compensación social, porque si no lo hace, esa burbuja va a estallar de un momento a otro y va a ser fatal. Por eso es importante que el gobierno y el partido en el poder se dejen ayudar por todos aquellos salvadoreños que amamos a nuestro país y que vivimos dentro y fuera de El Salvador, para unir esfuerzos a fin de encontrar la mejor solución a los problemas nacionales.

Los costos de la desdolarización
Volver al colón tendría un alto costo, pero no por eso es imposible. El estado podría absorber ese costo, tal como lo hizo Argentina en el 2001. El problema es que se cree que al volver al colón, la tasa de cambio sería 8.75 por dólar y eso es irreal, ya que el tipo de cambio sería, por decir algo, de 30 colones por dólar, lo cual crearía una espiral inflacionaria, aunque hay que reconocer que en el corto plazo el país se vería atraído por el turismo extranjero para quienes sería muy barato viajar a El Salvador; también las exportaciones aumentarían porque se volverían más competitivas.

Es importante señalar que el costo de desdolarizar adoptando siempre el Colón como moneda de curso legal, sería una opción mejor a crear otra moneda diferente del colón, debido a que el BCR ya tiene los colones en sus bóvedas y ello abarata costos, contrario a lo que sería crear otra moneda diferente del colón, que implicaría crearla, acuñarla, darle valor etc. todo lo cual implicaría mayores costos. Pero, de todas maneras, cuando una moneda sale de circulación - en este caso el colón - pierde toda credibilidad como reserva de valor y el pueblo salvadoreño ya no confía en el colón.
Posiblemente este sea el peor momento para una salida de la dolarización, dado que la economía está atravesando uno de lo peores momentos de su historia y, no porque la culpa sea del actual gobierno, sino porque ésta es una herencia adquirida por la dolarización “per se”; por las erradas políticas macroeconómicas del pasado; y por los efectos adversos de la crisis financiera internacional. Lo grave de esto es que, según lo han señalado algunos economistas menos optimistas, “entramos a una década con grades desafíos, especialmente la economía americana que no verá su recuperación hasta el año 2020” (Estrategia y Negocios, 17 Nov. 2010).

El doctor Correa señala en su artículo tres etapas para minimizar los costos de una salida paulatina de la dolarización: una primera etapa de “blindaje financiero y externo”, una segunda etapa de “desdolarización” y una tercera etapa de “corrección de precios relativos”. (Dolarización y desdolarización, Correa 2004).

La desdolarización debería ser un proceso gradual; pero en primera instancia es una decisión política. Si el gobierno no tiene la intención de hacerlo o no tiene la voluntad política de hacerlo sería imposible inducir un proceso de tal naturaleza. Por otra parte, y en una primera instancia, implicaría devolver la confianza del pueblo salvadoreño en la moneda fallida que es el colón. Eso llevaría tiempo, y habría que hacer atractiva la demanda de colones, incluso ofreciendo mejores rendimientos en tasas de interés para incentivar la demanda del colón. En segundo lugar habría que evitar una crisis bancaria por corrida de depósitos, ya que la menor señal de inestabilidad bancaria daría pie al pánico generalizado; y, en tercer lugar, habría que evitar una crisis de balanza de pagos por salida de capitales, es decir, evitar la “liquidación del sistema financiero” (Dolarización y desdolarización, Correa 2004) .

Un tipo de cambio fijo irreversible, en una economía abierta, pequeña y de baja productividad (Dolarización y desdolarización, Correa 2004), tal como es el caso de la salvadoreña, la dolarización es claramente un disparate técnico, ya que ni siquiera tenía por objetivo reducir la inflación (como fue en el caso de Ecuador, en el que la inflación era del 150%), porque el país ya tenía una tasa de inflación baja en el momento de la dolarización; el problema es que ahora sí existe el grave riesgo de quebrar al sector real de la economía.

Tal como señalan autores como Alberto Acosta, Carlos Parodi y Carlos Larrea, refiriéndose al caso de Ecuador, “se requiere repensar la noción y estrategia del desarrollo del país, pues se trata de recuperar políticas económicas soberanas en función de verdaderos proyectos nacionales e impedir que las economías y el bien común estén sujetos al arbitrio de la entelequia del mercado” (Correa 2004).

Esto mismo es válido para nuestro país, ya que hay que cambiar la visión y la estrategia del desarrollo con un nuevo modelo, el cual tenemos que desarrollar los propios salvadoreños y no estar esperando que otros vengan a resolvernos los problemas. Tampoco debemos sentarnos a esperar que los Estados Unidos o los europeos inventen algún modelo que nosotros podamos utilizar. Tenemos que ser nosotros los propios salvadoreños los que tenemos que repensar un nuevo modelo y una nueva estrategia de desarrollo, que involucre a todos los salvadoreños, pues el país es de todos y todos tenemos la obligación de contribuir a su desarrollo económico y social, pero también el derecho de gozar de la riqueza que genera la economía del país.

Significa, como bien nos recuerda Emilia Ferraro (Correa, 2004), la necesidad de remediar la inconformidad de la población con un Estado y una identidad nacional desgastada. Es decir, recuperar nuestro capital social, destrozado por políticas económicas absurdas.

Directamente relacionado al problema externo está la incapacidad de la economía salvadoreña para generar puestos de trabajo, por lo que las tasas de desempleo abierto y sub-empleo del país son persistentemente altas, pese a la gran emigración de la fuerza laboral salvadoreña hacia los Estados Unidos. De hecho, si no fuera por la emigración, la tasa de desempleo superaría el 50%. Por eso es tan importante el crecimiento económico, porque si el país no crece, nunca podrá abatir los niveles de pobreza y de desempleo que afronta y, por lo tanto, la población cada vez más se empobrecerá y se desalentará más y crecerá la delincuencia y el negocio sucio.

La conclusión más importante de este artículo es señalar que, ante esta realidad, para el gobierno y el partido en el poder, esto debe constituir un reto fundamental que deben atender con mucho cuidado y urgencia, sobre todo, porque la gente no distingue entre causas “exógenas” y “endógenas” de la economía, es decir, no les importa si los problemas son derivados o no del entorno internacional; como tampoco distingue entre si el problema fue generado o no por el actual gobierno (aunque todos sabemos que fue heredado). Sencillamente el pueblo reclama sus derechos, entre los que están: más empleo, mejores salarios, precios estables, mejores niveles de salud, educación y bienestar y si no los obtiene, a la hora del voto decidirán en base a sus experiencias, es decir en base a lo que no han obtenido del gobierno actual, independientemente si son o no los culpables de la situación. Ojalá esto ayude a una profunda reflexión de los gobernantes.

José Evelio Serrano es economista salvadoreña
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6 comments :

  1. Hablar de la desdolarizacion es saludable en el pueblo Salvadoreño sin embargo los dueños del beneficio de tal dolarizacion pegan el grito en el cielo prohibindonos hablar de ello, hasta te amenanzan y te ridiculizan como que la economia fuese la mas robusta de America Latina.

    Aunque muchos Salvadoreños Estadounidenses no estamos de acuerdo como fue impuesto por el celebre partido de la cruz negra, tal ejercicio es bueno opinar y consensuar dandole mas cabida a la participacion ciudadana contrario coo se nos fue impuesto com decimos en buen Salvadoreño: IMPUESTO A HUEVOS !

    Es necesario en El Salvador dejar de pensar por la empresa privada, por el diario de hoy, por la prensa y el mundo que manipulan hasta LA SACIEDAD LA OPINION DEL PUEBLO SALVADOREÑO.

    EMPECEMOS HA HABLAR DE LOS BENEFICIOS DE LA DOLARIZACION, COMO HA BENEFICIADO A LA CLASE MAS DESPOSEIDA, A LA CLASE MEDIA Y COMO EN NUMEROS TAMBIEN LOS MISMOS DE SIEMPRE AMAZAN CANTIDADES INIMAGINABLES EN SUS CAUDALES.

    LO DIJE HACE MUCHOS MESES ATRAS... SI HAY DOLARIZACION EN EL USO DE LA MONEDA EN CURSO Y QUE OBLIGACION TIENE EL GOBIENRO DE USA HACIA EL PAIS QUE DOALRIZA SU ECONOMIA.

    POR EJEMPLO, PORQUE NO USAR BENEFICIOS A LOS SALVADOREÑOS EN U.S.A. DEL SEGURO SOCIAL AHUN CUANDO NO TENGAN TPS POR EL USO DE LA MONEDA ESTADOUNIDENSE?

    HAY MUCHAS PREGUNTAS SOBRE LAS RESPONSABILIDADES DE ESTADO QUE ES DUEÑA DE LA MONEDA EN CURSO EN EL SALVADOR.

    COMO SIEMPRE DE DUNDOS, FIRMAMOS SIN CONOCER LAS RESPONSABILIDADES DEL OTRO SIN PERCATARNOS DE LAS NUESTRAS.

    LOS ARENISTAS COMO SIEMPRE BAJO SU PERFIL DE SUPREMACIA CLASISTA, DESESTIMARON A LA GRANPOBLACION SALVADOREÑA EN USA Y NI POR JODER SE ACORDARON DE ELLOS.

    ES SALUDABLE HABLAR DE LA DOLARIZACION Y SUS CONSECUENCIAS.


    Jose Matatias Delgado Y Del Hambre.

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  2. Excelente articulo; se ve que el que lo escribió es un experto en cuestiones economicas. Espero lo lea el presidente Funes y sus mienbros del gabinete.

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  3. ME PARECE UN ARTICULO EXCELENTE QUE DEBERIA SER LAIDO POR TODOS LOS SALVADOREÑOS Y POR LAS AUTORIDADES. EL PROBLEMA ES QUE EL PRESIDENTE FUNES HA DICHO QUE NO VA A DESDOLARIZAR PORQUE ES UNA PROMESA DE CAMPAÑA AUNQUE HAY MIEMBROS DE SU GAVINETE QUE ESTAN DE ACUERDO EN DESDOLARIZAR. EN EL SALVADOR LAS COSAS MALAS SI SE RESPETAN, COMO ES LA DOLARIZACION, PERO LO BUENO NO; LA DOLARIZACION COMO LES CONVENIA A LOS PODEROSOS HABIA QUE HACERLA A TODA COSTA, SIN TOMAR EN CUENTA QUE EL PUEBLO SERÍA EL MAS AFECTADO Y QUE ERA MEJOR TENER EL COLON COMO MONEDA NACIONAL, PUES ERA PARTE DE NUESTRA IDENTIDAD NACIONAL Y UN BANCO CENTRAL, COMO INSTITUCION DE RESPALDO DE ULTIMA INSTANCIA DEL SISTEMA FINANCIERO Y RECTOR DE LA POLITICA ECONOMICA DEL PAIS.

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  4. Muy buen articulo escrito por un salvadoreño que conoce la realidad nacional y que tiene una alta sensibilidad humana. Ese es el tipo de salvadoreños que necesitamos, deberia lanzarse para presidente. congratulaciones.

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  5. Me parece un articulo excelente, sobre todo por la forma tan didáctica de exponerlo y del humanismo del autor. Me gustaria leer mas articulos de este economista orgullo de nuestra tierra que amamos y añoramos en la distancia. Nos gustaria invitarlo a una conferencia en los Estados Unidos. It´s a very nice job. congratulations

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  6. Me parece que el autor de éste articulo, es muy atinado en todo lo que menciona conrespecto a la desdolarización mas aun, en el hecho que a los políticos lo único que les interesa es su bienestar y no el bien común ,que propicie la harmonia tanto individual como social. Muchas felicidades por su explicación tan magistral.Usted debería lanzar su candidatura a presidente.... se nota que sabe mas que los mismos políticos.

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