Porfidio, el salvadoreño que se transformó en Christopher, el americano
Porfidio regresó llamándose Christopher
Creció en Estados Unidos, pero siempre supo que fue adoptado aquí. Hace unos días, él retornó buscando algo de su origen.
Por Carlos Chávez
Hace unos días festejó su cumpleaños número 38 en el estadounidense estado de Colorado. Pero, aunque no habla español, ni sabe de horchatas, capiruchos o piñatas, siempre ha visto al Sur. Porque sabe que nació en El Salvador (Foto Provida, LPG).
Christopher Rouling sabe que en 1981 fue adoptado aquí por una pareja de gringos. Sabía que entonces tenía 11 años, y que solía llamarse Porfidio López, el hijo mayor de dos campesinos que vivían en el desolado y árido norte del departamento de Cuscatlán. Allí donde su padre fue asesinado por el ejército, allá por 1979. Y de donde también su madre falleció enferma de tristezas en 1980.
“En 1993, sin saber hablar español, Christopher regresó de Estados Unido a El Salvador a buscar por propia cuenta a su familia, pero ya no encontró a nadie. Fue hasta 2007 que su abuelita materna, Felícita de Paz, de 85 años, vino a pedirnos información sobre un nieto del que no sabía su paradero. Solo sabía que había sido llevado a un orfanato y que fue adoptado por extranjeros. Y allí empezó la búsqueda con ayuda investigadora de la Universidad californiana de Berkeley ”, cuenta Ester Alvarenga, miembro de Pro Búsqueda.
Y hace unos días, después de casi 30 años de no tener contacto con su familia de sangre, quienes viven en los contornos rurales de Suchitoto, se reencontró con una señora delgadita, frágil, con el cabello color algodón que pujó por encontrarle, su abuelita. Se reencontró con ella, con primos y tíos.
Porfidio regresó y los abrazó largamente. Y con ayuda de una traductora –porque no sabe hablar nada de español a sus 38 años– les explicó que ya no es el cipotío que sus padres nombraron Porfidio López, sino Christopher Roulin, como el matrimonio estadounidense que le dio casa, educación y afecto.
“Afortunadamente, esta familia sí se pudo reencontrar. Muchas otras encuentran muchas vicisitudes. Christopher se quedará unos días más en el país para conocer más sobre su historia y su verdadera identidad”, dice Ester, de Pro Búsqueda.
Creció en Estados Unidos, pero siempre supo que fue adoptado aquí. Hace unos días, él retornó buscando algo de su origen.
Por Carlos Chávez
Hace unos días festejó su cumpleaños número 38 en el estadounidense estado de Colorado. Pero, aunque no habla español, ni sabe de horchatas, capiruchos o piñatas, siempre ha visto al Sur. Porque sabe que nació en El Salvador (Foto Provida, LPG).
Christopher Rouling sabe que en 1981 fue adoptado aquí por una pareja de gringos. Sabía que entonces tenía 11 años, y que solía llamarse Porfidio López, el hijo mayor de dos campesinos que vivían en el desolado y árido norte del departamento de Cuscatlán. Allí donde su padre fue asesinado por el ejército, allá por 1979. Y de donde también su madre falleció enferma de tristezas en 1980.
“En 1993, sin saber hablar español, Christopher regresó de Estados Unido a El Salvador a buscar por propia cuenta a su familia, pero ya no encontró a nadie. Fue hasta 2007 que su abuelita materna, Felícita de Paz, de 85 años, vino a pedirnos información sobre un nieto del que no sabía su paradero. Solo sabía que había sido llevado a un orfanato y que fue adoptado por extranjeros. Y allí empezó la búsqueda con ayuda investigadora de la Universidad californiana de Berkeley ”, cuenta Ester Alvarenga, miembro de Pro Búsqueda.
Y hace unos días, después de casi 30 años de no tener contacto con su familia de sangre, quienes viven en los contornos rurales de Suchitoto, se reencontró con una señora delgadita, frágil, con el cabello color algodón que pujó por encontrarle, su abuelita. Se reencontró con ella, con primos y tíos.
Porfidio regresó y los abrazó largamente. Y con ayuda de una traductora –porque no sabe hablar nada de español a sus 38 años– les explicó que ya no es el cipotío que sus padres nombraron Porfidio López, sino Christopher Roulin, como el matrimonio estadounidense que le dio casa, educación y afecto.
“Afortunadamente, esta familia sí se pudo reencontrar. Muchas otras encuentran muchas vicisitudes. Christopher se quedará unos días más en el país para conocer más sobre su historia y su verdadera identidad”, dice Ester, de Pro Búsqueda.
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