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MEXICO, EL PASO DE LA MUERTE

Para el inmigrante………
Carlos A Aguilar *

Parece ser que a los funcionarios gobierno federal de la republica de México, incluyendo al mismo presidente, no les queda más que difundir discursos muy elocuentes y vibrantes manifestando su condena y lamentando los crímenes que a diario ocurren en su territorio, ya que las medidas tomadas para combatir la ola de violencia incontenible que abate a casi todos los rincones del territorio, no solo no la contiene, sino que la aumenta, ya que la reacción que los grupos organizados de la delincuencia manifiestan ante la embestida oficial, es aun más violenta.

El paso de los distintos sucesos criminales que se dan en distintos lugares del país, en una forma escalofriantemente diaria, es mantenido al mismo ritmo por las reacciones y críticas de los medios de difusión de masas, publicaciones impresas, programas radiales, serios todos ellos, respaldados por nombres reconocidos y prestigiosos dentro del quehacer periodístico, no solo de México sino del Latinoamérica; en estos espacios impresos, radiales y cibernéticos, prevalece el sentir común y así lo manifiestan, de la falla del plan anti delincuencial del presidente Calderón, y parece que al pobre presidente le llueve sobre mojado al ser señalado responsable de esa falla.

Lo que pocos de esos críticos dicen es que el presidente Calderón, igual que el presidente Funes de El Salvador, encontró un país postrado ya por un cáncer delincuencial de enormes dimensiones, cuyos orígenes se remontan a muchos años, desde ejercicios de presidentes del siglo pasado, de los cuales, muchos de sus seguidores partidarios se atreven a señalar con el dedo acusador a quien ahora le toca resolver el problema.

La memoria de muchos de los críticos y acusadores es muy estrecha, ya que se olvidan de eventos importantes que evidenciaron, en su momento, la corrupción y nexos de distintos niveles gubernamentales con el crimen organizado; tal es caso de un general, quien a mediados de los años noventa encabezaba la lucha contra el narco tráfico en la república de México y que fue arrestado en 1997, después que se descubrió estaba en la nomina del narco tráfico, sentenciado a 18 años de prisión y luego con una sentencia complementaria de 14 años por abuso de autoridad y otros cargos adicionales.

Lamentablemente la historia anterior no constituye un caso aislado, es, como lo evidencian tantos hechos, la muestra de un patrón de comportamiento largo en la historia de México del siglo pasado y el presente. Lo ocurrido recientemente en el estado fronterizo de Tamaulipas, la muerte por ejecución cobarde de 72 inmigrantes de origen latinoamericano, es la reiteración de un fenómeno antiguo y deleznable.

Si repasamos la historia y la des-evolución del fenómeno de los derechos humanos de los inmigrantes que obligadamente han tenido que tomar a México como puente de paso en su viaje al sueño dorado del norte, veremos que, tomando medio siglo como medida de tiempo, este fenómeno ha sido una historia continua y creciente de violaciones a los derechos más fundamentales de seres humanos cuyo delito ha sido ser pobres, desalojados y hasta expulsados de la tierra que los ha visto nacer, carentes de espacios básicos de desarrollo humano y hasta victimas de políticas de expulsión indirecta hacia el país del norte por parte de gobiernos que alientan la salida de sus connacionales para recibir de ellos la contribución económica que aquellos aportan para aliviar las decaídas economías de sus países.

Si pensamos en tanto inmigrante desaparecido en su viaje al país de los sueños, en aquellos que fueron esperados inútilmente por sus familiares tanto en el país de destino como el de origen, llámense estos, Guatemala, Honduras, El Salvador, Perú, Bolivia o Brasil, identificaremos la ruta desesperada y sangrienta del inmigrante que tuvo que claudicar en sus sueños de llegar a la tierra prometida, veremos también un camino lleno de sangre y dolor de todos los que no pudieron seguir esos sueños y quedaron muertos y sepultados en una tumba solo conocida por los coyotes y las aves de rapiña; si tomamos en cuenta también que según estadísticas confiables el 60 % de las mujeres inmigrantes son violadas y explotadas sexualmente en su camino al norte, encontraremos una explicación a la proliferación de la prostitución en esta ruta de la ignominia, de mujeres, provenientes de países del sur de México.

Lo que hace apenas unos 20 años consistía en un negocio entre “el pollo” y “el coyote” como se les ha llamado al inmigrante, y al guía pagado que conduce al viajero hasta la tierra prometida, se ha convertido desde hace ya años, en una modalidad distinta a la tradicional en la manera de hacer el negocio, del cual se ha apoderado el narco-tráfico, abriendo mas sus tentáculos para obtener más ganancias. Es sabido por todos que el negocio del transporte y conducción de los seres humanos que deciden abandonar patria y familia para ir a buscar su destino en la “tierra prometida”, ha degenerado de la de por sí ya peligrosísima aventura de “emigrar al norte” en manos de polleros, en la tenebrosa posibilidad en terminar salvajemente asesinado, en delincuente servidor de estas mafias o en prostituta de cualquier lupanar de los de la ruta de la muerte que siguen los inmigrantes en su camino a la supuesta felicidad y progreso.

Actualmente la cadena de valor de los “mojados” comienza desde su lugar de origen; desde el primer eslabón que se da con el coyote que lo saca del país, el pobre inmigrante ya tiene un precio como cualquier mercancía que será vendida a otro coyote o al narco, a un precio que es determinado por la calculada capacidad económica de los familiares de su país de origen, inicialmente y ajustado posteriormente por la capacidad económica de los familiares que el viajero tenga en el país de destino, información que es obtenida por los narco-coyotes por medio de intimidantes interrogatorios a los que someten a sus víctimas.
De esta manera, al inmigrante le es asignado un “precio” de rescate que tiene que ser pagado de cualquier manera, con dinero de la familia, con servicios de “tropa” al grupo criminal de que se trate, con servicios domésticos y hasta con prostitución y si no hay nada de esto para pagar, entonces se paga con tortura y muerte, pero de que se paga, se paga.

Se necesita ser insensible para no temblar de indignación al ver las imágenes que se han podido rescatar y oír los testimonios de los pocos testigos sobrevivientes, de las barbaridades a que son sometidos los inmigrantes de paso, por sus criminales secuestradores y captores.

Las noticias que logran emerger de este caótico submundo de muerte, apenas son la punta del iceberg del tenebroso esquema de criminalidad que cubre el horizonte del que se atreve a poner sus esperanzas sobre su vida y a sabiendas que no habrá quien lo proteja, puede mas su esperanza de alivio a su dolorosa angustia y la de su familia, que el amor a su vida.

Y es que en materia de garantía de los derechos a los inmigrantes, derechos contemplados en la Carta de las Naciones Unidas, México ha sido siempre el campeón en la violación de esos derechos; según el relator para los derechos de los inmigrantes de las Naciones Unidas Jorge Bustamante, México ocupa el nada honroso primer lugar en el mundo.

La misma Comisión Nacional de Derechos Humanos (CENADEH) de México, en un informe difundido en junio de este año, dio a conocer que en seis meses entre el 2008 y el 2009, mas de 9,700 personas fueron secuestrados en territorio Mexicano, que estos hechos, además, contaron con la colaboración de oficiales policiales y migratorios mexicanos.

Mientras los hispanos ponemos el grito en el cielo por la violación a sus derechos que sufren los inmigrantes en los Estados Unidos, lo cual es perfectamente justificado y necesario, nos hacemos de la vista corta ante la violación a sus derechos que sufren los inmigrantes provenientes de centro y sur América, a su paso obligado por México, donde los gobiernos pecan por solapamiento y omisión al no ofrecer ninguna protección y no contar con ninguna institución oficial que ofrezca la mas mínima garantía para estos pobres viajeros que se internan en su territorio.

El ex-presidente Fox, se dice, se mostró sumamente indignado ante la masacre perpetrada a los inmigrantes en Tamaulipas; si se le pidiera su opinión a otros ex presidentes de México de los últimos 40 años, seguramente externarían una opinión semejante a la de Fox, sin acordarse que la falta de políticas en el trato y cuido de los inmigrantes de paso por México, que la falta de una política consistente en el trato a la corrupción, al contubernio de autoridades civiles con los cuadros de la delincuencia organizada, durante de sus propios periodos de gobierno, han contribuido al desarrollo de esta modalidad delincuencial.

México, en sus historia moderna, no ha contado con una verdadera y creíble política de de confrontación real con el crimen organizado, hasta en los últimos años que, aparte de su nivel de efectividad, si ha habido seriedad en la intención del gobierno por el enfrentamiento directo; no ha sido así en el pasado, en que los intentos y muestras de acción que los gobiernos han sido solamente para aplacar a la opinión pública nacional e internacional y esta actitud ha contribuido a que los inmigrantes se hayan convertido de victimas de explotación a víctimas de secuestro y de allí a víctimas de genocidio.

Los miembros de las bandas de criminales y narco traficantes de México, según fuentes autorizadas, la componen antiguos miembros de los cuadros policiales que fueron expulsados de sus corporaciones por acusaciones de corrupción, espionaje y protección al crimen organizado; si eso es verdad, se puede asegurar que estas bandas de criminales han sido entrenados por el mismo estado.

El estado mexicano ha reconocido que su capacidad anti delincuencial ha sido rebasada por la capacidad de ataque y movilización del las organizaciones criminales y los mensajes, traducidos en actos de extrema violencia, que estas mandan al gobierno y pueblo mexicano son claros y puede entenderse que en México, ellas pueden hacer lo que quieran, cuando quieran y donde quieran.
¿Podrá México recuperarse de esta tremenda desgracia?, parece que, como lo opinan algunas personas, que quien gobierna no son las autoridades electas sino la organizaciones criminales, que estas permiten a aquellas hacer hasta donde ellas quieran; si eso fuera cierto, ¿qué espera México?, ¿qué les espera a las nuevas generaciones?

Sin embargo, la desprotección, el abuso y maltrato, secuestro y robo y hasta la muerte de los inmigrantes que se aventuran por el paso de la muerte que es el territorio mexicano, no son solamente responsabilidad y culpa de este país; el espectro global del fenómeno merece poner un poco de atención al rol que juegan tanto los país de origen como el de destino.

Comenzando con el país de origen, el potencial inmigrante ve cuadros de desesperanza y angustia generados por carencias extremas que matan su fe y sus creencias, este estado angustioso y desesperanzador es estimulado en muchos casos, por políticas de gobierno que en lugar de generar proyectos sociales y económicos, que detengan el éxodo de sus connacionales, las estimulan y hasta las promocionan por intereses económicos; de esta manera, nuestra gente ve en su propia tierra un panorama desolador, falto totalmente de espacios para sobrevivir, sin oportunidades de desarrollo económico, sin empleo y en medio de una violencia feroz, de esta manera, llega a la conclusión que su propio país no tiene nada que ofrecerle, más bien lo expulsa en una forma indirecta y opta por seguir el sueño que la fantasía propia y la inculcada, le estimula a seguir.

Los países de origen de la inmigración hacia los Estados Unidos, no han seguido el ejemplo de muchos de los países asiáticos y no han implementado una política migratoria en la cual se incluya la preparación de futuro inmigrante en áreas de cuidado personal, estudio del idioma para potenciar su integración a una nueva sociedad, conocimiento de las rutas de transito, etc. Podrá esto parecer descabellado a quien lo lea y también podrá pensarse que con esto se propone una nueva forma de estimulo a la inmigración ilegal; nada de eso, lo que aquí se quiere decir es que además de implementar políticas sociales que hagan que los ciudadanos no deseen abandonar su país, aquellos que a pesar de todo se quieran ir, deberían de ir preparados para los que les espera en el camino y preparados para insertarse más pronto y con más éxito en su nuevo entorno económico y social.

Las políticas anti-inmigrantes que actualmente se están diseminando y adoptando en los Estados Unidos, también son causantes de lo que ocurre a los inmigrantes en su paso por el territorio Mexicano, este sentimiento anti inmigrante en el territorio norte americano permite que los narco-coyotes pinten a los inmigrantes, un panorama y una travesía por México y hacia los Estados Unidos, mas difícil y sacrificada y por lo tanto más costosa y cara; no queremos decir con esto que los Estados Unidos no tienen el derecho soberano de implementar las políticas que quieran, es su país y obviamente tienen todo el derecho de hacerlo, hablar de lo justo, humano o injusto y cruel de estas políticas y leyes, no es materia que en este articulo se esté discutiendo; solamente se quiere plantear que leyes como la SB-1070 de Arizona, el sentimiento antiinmigrante que actualmente ha cobrado nuevo impulso por las coyunturas políticas que este país vive, son abono a la desvalorización del inmigrante, sea que esté en medio de su travesía en México o ya residiendo a escondidas en este país, y que esa desvalorización alcanza todas las dimensiones, incluyendo la de los traficantes de seres humanos.

Con los acontecimientos recientemente revelados y con la punta del iceberg descubierto, no se puede menos que pensar que estos hechos se repetirán, a menos que los gobiernos, en este caso los suramericanos y centro americanos como puntos de inicio del viaje de la muerte, el gobierno Mexicano como ruta de paso del inmigrante y el de los Estados Unidos como punto final y de destino final de la ruta migratoria, e inclusive la OEA como organismo regional involucrada en la defensa de los derechos de los inmigrantes de América, pongan todos ellos, su voluntad política y humana para encontrar una solución conjunta y consensada al problema de genocidio en que el crimen de tráfico de personas se ha convertido desde el 2007, año en que los criminales narco traficantes invadieron el lucrativo negocio del secuestro de inmigrantes
Dios cuide a los desalojados económicos de nuestros países hispanos………

Los Ángeles, California Septiembre 1º. 2010.
*Colaborador del blog de Salvadoreños en el Mundo.
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1 comment :

  1. Soy trabajador social en California de origen salvadoreño. El mejor consejo que le puedo dar a los/las que esten pensando en ir a buscar el "sueño americano" es que no lo hagan. En este pais [Estados Unidos] no existe ningun "sueño americano" y lo que hay en realidad, es un peligro real pues el racismo y la violencia en contra del Mestizo de America esta creciendo en forma alarmante. Los medios de prensa convencionales no lo reportaron, pero hubieron muertes de ecuatorianos, mejicanos, hondureños y otros que murieron en circumstancias que claramente señalan el odio racial como causa de las tragicas muertes. Es mejor organizar la lucha por un pais mejor en El Salvador y no dejarse llevar por falsos conceptos relacionados con la mentira llamada "sueño americano."

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