Los Compromisos del Presidente Mauricio Funes

Por Carlos A Aguilar

“ El corazón del hombre
necesita creer en algo, y
cree mentiras cuando no
tiene nada en que creer”.

En nuestro artículo anterior, se planteo una radiografía social y política del estado del país el día de la inauguración presidencial del Sr. Mauricio Funes, el escenario legislativo que tenía que enfrentar para sacar adelante los proyectos de ley necesarios para cumplir con las grandes e importantes promesas de cambios estructurales hechas al pueblo salvadoreño, a lo largo de una campaña electoral difícil, reiteradas emotivamente en el discurso inaugural; la euforia de un pueblo que veía el fin de un largo periodo histórico de abuso de poder, falta de espacios de desarrollo y deficiencias profundas en la impartición de justicia.

El discurso de toma de posesión del nuevo presidente de El Salvador, el día primero de junio del 2009, fue una pieza oratoria emotiva que toco la conciencia de los salvadoreños y alimentó la esperanza de un futuro mejor, un discurso que expresó al pueblo y al mundo que una nueva era había llegado, que el tan esperado sueño de progreso integral del pueblo podía ser una realidad, que la verdadera justicia social largamente esperada por todos los sectores democráticos, no solo del país, sino de toda una comunidad continental, también había llegado; no era para menos, se inauguraba en esa fecha el primer régimen encabezado por un líder libremente electo sostenido y lanzado por una agrupación política manifiestamente de izquierda, la cual tenía ya una larga historia de lucha, tanto en el campo insurreccional como en el político.

Dicho discurso compendió las promesas de gobierno promulgadas por el candidato Funes tanto en sus discursos de campaña como en el de la victoria electoral el 15 de marzo anterior y a la vez compendiaba todas las grandes aspiraciones de un pueblo pequeño en espacio geográfico, pero grande en espíritu, un pueblo que salió al campo de batalla a conquistar su destino y compró con la sangre de sus hijos lo que ahora su presidente le ofrecía: paz, desarrollo y justicia social y con esto, el ungido dirigente sellaba el gran compromiso con su pueblo, compromiso que se convirtió en un nuevo contrato social entre un gobierno libremente electo y el pueblo soberano que lo había llevado a donde estaba.

Los que nos consideramos afortunados de presenciar tan importante acontecimiento histórico, el que tanto tiempo habíamos esperado, entendimos la trascendencia del momento que estábamos viviendo, creímos que se realizaría el gran sueño de la concreción de los acuerdos de paz de hacía 17 años, la mejora sustancial de la realidad del país, el acceso de un pueblo a una sociedad democrática, especialmente de los sectores que más padecieron los rigores de una guerra cruel seguida del fenómeno de marginación social acentuado en los últimos 18 años; creímos que había llegado la hora de reivindicación de los huérfanos y lisiados de guerra, del niño pobre que en lugar de estar en la escuela, estaba en la calle gritando noticias y vendiendo periódicos, del obrero proletario que había carecido de la más básica seguridad laboral, del profesional humilde sin espacios de desarrollo, de la madre soltera trabajadora y de los miles y miles de salvadoreños que tuvieron que abandonar país, hijos, esposas y padres para mantener viva a la patria, con su esfuerzo y sacrificio; eso creímos de lo que dijo el presidente de la esperanza.

Y como no creer en las promesas del personaje-símbolo que representaba la culminación no solo 30 años de lucha armada y política de todo un pueblo, si no también personificaba la victoria de cien y mas años y toda una historia de lucha en contra de la opresión, de la prepotencia y la falta de espacio de desarrollo humano, lucha en la cual cayeron, Farabundos, Roques, Rutilios, Arnulfos e Ignacios y miles de salvadoreños a los cuales solo recuerdan sus hijos y sus padres, de los cuales jamás nadie se ha acordado de hacer un monumento, ni siquiera un muro donde se escriban sus nombres para ser recordados por la posteridad.

Hay tanto que escribir y decir sobre el significado humano e histórico del evento político celebrado en El Salvador el 1º. De Junio de 2009, la dimensión humana e histórica fue tan grande que como un rayo de luz pasaron por la mente de muchos salvadoreños tantos eventos dolorosos de la historia patria a lo largo de tanto tiempo, que como cuando se sale de la oscuridad y se enfrenta la luz, la mente necesita tiempo para acostumbrarse a su nueva realidad.

El primero de junio del 2009, marcó el inicio de los compromisos del presidente Mauricio Funes con su pueblo.

Intentando hacer una síntesis de los planteamientos del bosquejado plan de gobierno del nuevo mandatario, y a pesar de que su discurso cubrió un amplio espectro de la vida nacional y de los problemas que dicho plan pretendía enfrentar, haremos nuestra tarea de identificar lo que a nuestro criterio fue lo más relevante.

1-“Compromiso colectivo de construir una nueva nación sin odio y sin resentimiento”

Con este compromiso formulado por el ya presidente del país, el pueblo salvadoreño entendió la disposición de elaborar planes que buscaran reconciliar a los actores sociales de nuestro país; y la desintegración de los dispositivos estimulantes de la polarización de la población, organizaciones gubernamentales, grupos paralelos de poder, y empresas privadas que promovían la separación de los individuos y la violencia, así como de generar un clima de confianza entre pueblo y gobierno, pero sobre todo dejar de usar la historia como generador de odio entre las diferentes clases que componen la sociedad.

Muchos salvadoreños creemos que una de las causas de enfrentamiento en nuestra sociedad ha sido la carencia de una noción del acuerdo que puede darse entre los distintos grupos sociales; el concepto riqueza versus pobreza y viceversa, ha sido generador de ese enfrentamiento entre unos y otros, pero sobre todo, en nuestro caso, la historia nos demuestra que los gobiernos no han cumplido con su misión de ser moderadores de ese enfrentamiento, no crearon el marco de contrato social justo en nuestro país; la falta de cumplimiento de esa misión, ha sido determinada por el hecho de que, el estado como institución, ha sido orientado para ponerse al servicio de una de las partes, en el caso de El Salvador, la oligarquía económica; al hacerlo de esa manera, los gobernantes del pasado han permitido la polarización de la población, una de cuyas causas ha sido la injusta distribución del producto nacional, el que unos tengan excesivamente mas, y otros, por consecuencia, excesivamente menos, además de la implantación de marcos regulatorios para mantener inmutable ese fenómeno, con los consecuentes enfrentamientos históricos de los distintos estratos de la sociedad.
Creemos que los salvadoreños debemos darle a la historia la importancia que se merece, pero sobre todo utilizar de ella lo que nos conviene, eso es, servir de guía para no cometer las mismas faltas; sería un error permitir que la historia se utilizara como instrumento generador de odio entre las clases que componen nuestra sociedad, y justamente eso creímos que sería la gran tarea reconciliadora del nuevo gobierno, como objetivo preponderante y de cortísimo plazo de su acción política.

2-“la modernización de las instituciones y la garantía plena de las libertades
democráticas”

Más allá del significado teórico y político de modernización, que promueve la separación efectiva de los poderes del estado y la soberanía del pueblo, a través de la cual le es conferido al gobernante el poder de gobernar; quisimos entender con esta promesa del presidente, la disposición del ejecutivo a orientar su gestión a la utilización de la modernización como herramienta para lograr efectividad en la ejecución de los actos de gobierno; esto quiere decir, que el gobierno como subordinado del estado, debería de adoptar sistemas administrativos acordes con el progreso y la tecnología y con sistemas modernos de administración pública para la ejecución de sus asuntos rutinarios negocios.

La modernización del estado incluye también, la formulación de reformas organizacionales de aquellas divisiones del gobierno que prestan servicios a la población, para la liberación del estado, como tal, de la tarea de administrar, y confinarlo a lo que como estado moderno debería de hacer, gobernar.

Estamos totalmente convencidos de que, lo más relevante en cuanto a las características de un buen gobierno, no es color del que está pintada su ideología política, más importante que eso, es la comprensión real que los líderes políticos tengan de esa ideología y su aplicación en la tarea de administrar al país, porque esa comprensión es lo que en realidad guiará sus acciones de gobierno.

La plena vigencia de las libertades democráticas, está circunscrita al pleno ejercicio y disfrute de todos aquellos privilegios que al ser humano corresponden dentro de un convenio social al cual el mismo se ha sometido voluntariamente, y a ser protegido por este convenio, de los abusos y excesos que los responsables de su vigencia cometen.

3-Proyecto de Desarrollo Nacional

Igualmente y ocupando el lugar estelar dentro de los compromisos contraídos por el presidente Funes el pasado 1º. De junio, fue anunciado lo que posteriormente fue bautizado como el “Plan Anti Crisis”, el cual constituyó la culminación de una serie de medidas anunciadas ese día como un plan global del nuevo gobierno.

Fue muy reconfortante escuchar del presidente: “Queremos la reconstrucción social, queremos la reconstrucción económica y queremos la reconstrucción institucional de nuestra patria. Eso significa que precisamos no sólo reconstruir nuestro país, sino también reinventarlo”, y, “nosotros no tenemos el derecho de equivocarnos”, porque esas declaraciones engloban todas las respuestas a los reclamos de todo un pueblo, porque hacían alusión y anticipaban soluciones todo un universo de carencias que cubrían diferentes áreas de la vida nacional, la económica, la reconciliación nacional, la institucional como plataforma de sostén de las demás áreas.

El plan anti crisis fue formalmente anunciado el 18 de junio del 2009, y como se ha dicho, entre más de treinta medidas, se anunció la construcción de 25,000 viviendas de interés social, combate al desempleo mediante la creación de 100 mil empleos directos en los siguientes 18 meses, mejoras en la infraestructura económica, programas de nutrición, alimentación y entrega de uniformes y útiles a escolares de nivel básico, además del incremento de patrullajes policiales en municipios con altos índices de violencia, y del uso de la Fuerza Armada en funciones de seguridad ciudadana; todo esto a costa de una inversión calculada inicialmente en 474 millones de dólares (ajustado posteriormente a casi 600 millones).

Estos son, a nuestro criterio los grandes compromisos contraídos por el presidente del cambio Mauricio Funes con su pueblo, el día en que creímos se iniciaba una nueva era para la patria, era de paz y reconciliación, de desarrollo y justicia social para todos, el día tan largamente esperado en que también se iniciaba el pago de una deuda histórica contraída durante tantos años por tantos regímenes injustos, insensibles y alejados de su pueblo, por fin la esperanza del cambio comenzaba a trocarse en realidad.

Al menos eso creímos………………

Carlos A Aguilar es sallvadoreño residente en California

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