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Un proyecto gay llamado Hugo Salinas

Gay, VIH positivo y alcalde
Por Carlos Chávez

Hugo Salinas declaró ser gay y ser portador de VIH antes de correr por el PCN en las pasadas elecciones municipales. Con las cosas así, ganó la alcaldía de su Intipucá. Una ciudad al sur del departamento de La Unión, ícono de la emigración a Estados Unidos y en donde ahora la tolerancia y la búsqueda de progreso se ponen a prueba todos los días. Muchos de sus ciudadanos lo defienden: “Sí, Hugo es gay y ¿qué pasa con eso?”. Otros lo acusan de extraterrestre o de tener gustos psicodélicos. Él dice que no le importa lo que digan: “Lo que quiero es marcar la diferencia”.

En este que es un país tan aficionado a hacer gala de puritanismos, hay un pueblo en donde son muchas las familias que buscan a un homosexual como padrino de bautizo de los niños.

Intipucá es un poblado oriental que, de no ser por Meanguera del Golfo, sería el municipio más sureño de El Salvador. Este es un pueblo que es famoso por ser ícono de la emigración salvadoreña a Estados Unidos. Y es singular porque, este año, su tolerancia tuvo una dimensión tan insólita como histórica.

El 18 de enero, los intipuqueños eligieron como alcalde a Hugo Salinas, un salvadoreño que, desde antes de ser proclamado candidato, se había confesado homosexual y portador del VIH.

Once meses después de las elecciones municipales, Salinas es más que gobernante. Es líder. Es símbolo. Tanto así que el sacerdote del pueblo ha tenido que regañar a sus feligreses, porque estos, no dejaban de repetir a Salinas como padrino de bautizo de sus hijos.


El alcalde no se atreve a asegurar si Intipucá es una isla “open minded”, o un pequeño territorio de 7,800 habitantes donde no existen prejuicios. “Si ellos votaron por mí, es porque me aceptan, porque saben lo que soy, porque se los dije desde antes de la campaña.”

Si uno recorre Intipucá y se hace mención de la homosexualidad de su alcalde, muchos de sus jóvenes contestan “Sí, Hugo es gay ¿Y qué pasa con eso?” o “No tiene nada de malo ser gay. Es tranquilo el hombre.” Incluso la gente mayor tiene opiniones parecidas o con ligeras variantes.

Sentada en una acera y mientras le saca piedritas a unos frijoles, una señora canosa llamada Matilde Argueta, de 75 años, escucha del asunto, se toca el escapulario y comenta con seriedad: “Sea o no sea maricón eso aquí no importa, porque Dios lo ha hecho así, si eso es cosa de hormonas. Lo que importa es que no ande jodiendo a nadie, y que cumpla como alcalde. Él ve a los niños con ojos de piedad, hasta les lleva piñatas a sus cantones”.

En contraste, en el portal de internet intipuca.com algunos citadinos describen, a manera de comentarios a veces con tintes políticos, que Hugo es un extraterrestre. Que tiene más detractores que Adolfo Hitler. Que ha convertido la plaza central en un circo psicodélico. Que en su despacho discutió con un miembro de la Cruz Roja local, llamado Alberto Larios, de 40 años, y fue tanto el alboroto, que al salir de la alcaldía a Larios le dio un mortal infarto.

Critican que hace décadas, la familia Salinas se adineró al fundar un minibanco en Estados Unidos, a través del cual los intipuqueños enviaban remesas o ahorraban, pero que un día la empresa se declaró en bancarrota afectando a sus usuarios, algo que Hugo asume como cierto, pero que da por cerrado al afirmar que es un asunto del pasado de su papá y no de él.

A la lista de acérrimos críticos se suma Blanca Gladys, la esposa del ex alcalde Enrique Méndez. Desde el amplio patio de su casa, ella interpreta que “ser gay desmerita, porque Hugo Salinas es una figura pública, debería dar el ejemplo a los jóvenes, pero que lo que ha hecho es querer imponer leyes a la Iglesia”.

Blanca dice que en plena campaña proselitista Salinas arribó a la parroquia de San Nicolás de Tolentino y sin inmutarse se presentó con el entonces párroco, Leo Dan Hernández. Le dijo algo como: “Mucho gusto, soy Hugo Salinas, soy gay”.

Días después, el padre empezó a predicar en las misas que Dios nos hizo hombre y mujer. Blanca añade que el cura habló de castigos divinos y pidió que no buscaran más a Hugo como padrino de sus hijos porque era homosexual. Aberración. Mal ejemplo.

Hugo debe hacer diligencias en San Miguel. Para transportarse utiliza su propio vehículo doble cabina, porque el de la alcaldía ya no arranca. Un joven deportado de Washington, al que llama Niño, es su chofer. Antes de salir del pueblo, Hugo le pide parar en el Juzgado de Paz, aquí entrega un par de botas navideñas y prosigue.

El auto deja Intipucá atrás. En el espejo retrovisor queda una marquesina que dice “Feliz viaje te desea Hugo Salinas”. En las bocinas suena Camilo Sesto aunque igual pudo ser Enrique Iglesias, Juan Gabriel, o Christian Castro cuyos discos deambulan en el vehículo. Hugo comenta que a diferencia de su mamá, su papá no ha podido superar el revuelo que ha causado saltar del clóset a la política. Que cuando vivían en Estados Unidos, su papá apagaba el televisor, cuando en el canal Univisión, él, su hijo, salía diciendo que quería ser alcalde de su pueblo, a pesar de tenerlo todo para no conseguirlo.

Antes de 1990, Hugo no se consideraba homosexual. Había probado la bisexualidad años antes, cuando estudiaba en México. Pero en 1990, tuvo que ir a la embajada americana a cambiar su visa de turista por una de residente permanente. Le pidieron exámenes médicos y al hacérselos le anunciaron que tenía el virus. En un principio, Hugo dice que no les dijo nada a sus padres. Se confesó solo ante sus amigos. Ellos quedaron estupefactos. Él tomó la cosa con calma. En Washington se capacitó sobre el VIH, y con el tiempo pudo reconocerse como homosexual.

“En Intipucá inventan que cualquier muchacho medio guapo ya es mi pareja. Y no es cierto. Hace ocho años decidí no tener pareja. El amor es para disfrutarlo, no para sufrirlo, a los latinos nos encanta sufrir y yo ya no quiero sufrir.” Hugo dice que siempre ha querido ser feliz, pero de otras maneras. Cuenta que una vez viajó él solo hasta la Plaza de San Marcos, Venecia, ordenó una botella de vino blanco y pidió que le tocaran “A mi manera” de Frank Sinatra. “Eso fue un orgasmo emocional, fui feliz con eso”, recuerda.

Cuando ya está en San Miguel, casi al mediodía, Hugo empieza a hacer llamadas telefónicas. Luego recibe una, y al colgar explica que era Will Salgado, el alcalde migueleño. “Como a él se le salen bayuncadas igual que a mí, me cae bien, es mi amigo, a veces hasta nos reunimos con su señora para platicar.” Luego empieza a hablar sin fronteras partidarias, dice que siempre ha sido admirador de Mauricio Funes, con todo y la polémica que genera en su propio partido, el FMLN. Y que los del movimiento GANA han sido los únicos con coyoles para enfrentarse a la argolla de ARENA.

Antes de regresar a Intipucá, compra pelotas de básquetbol para unos jóvenes que le juraron necesitarlas. Luego pasa a ver a un costurero que le confecciona una banda que dice Miss Arlington-San Miguel Sister City y que en unos días él mismo llevará a Estados Unidos, donde anuncia buscará inversión, para Intipucá, y diversión, para él.


Pasado el mediodía, Hugo recibe las quejas de los dueños de unas mototaxis. La Policía no los deja trabajar. El alcalde camina con ellos hasta el puesto de la policía y le pregunta a un agente que porqué los detienen. Uno le responde que andan manejando sin licencia. Y él: “¡A la puta! ¿Cómo voy a ayudarlos si no andan permisos en regla? ¡Salú, Lulú!”. Así, sin más, se va. No le gusta invertir su tiempo en causas perdidas.

Pasadas las 4 de la tarde, Hugo sale de la alcaldía sin su característico dinamismo. Va pálido. Dice que está estresado, cansado, y que marcha para su casa, tres cuadras al occidente, donde llegará un masajista.

Su casa, un caserón de doble planta, está al lado de la de sus padres. Por fuera luce como muchas otras casas de Intipucá, ventanas francesas y farolas americanas. Adentro, es otro mundo. Hay pisos y pedestales de legítimo mármol, un busto del David de Miguel Ángel, jarrones chinos, una alfombra iraquí, un reloj italiano flanqueado por dos querubines de bronce, cortinas drapeadas. En un estante, se lucen libros sobre El Salvador, Frida Kahlo, Van Gogh y uno de Madonna titulado “Sex”.

Hay un enorme biombo, de apariencia japonesa, que repite unas garzas, que dice él mismo pintó. Y en el patio trasero, bajo un árbol de mango, asoma una réplica en aluminio de la estatua de La Libertad y otra del dios griego del mar, Poseidón. Hugo dice que las trajo de Estados Unidos y que las colocará en la entrada del poblado para recordar que los intipuqueños han emigrado por más de 40 años. Que su naturaleza es transnacional.

Para ponerse sandalias y otra camisa, Hugo se retira unos minutos a su dormitorio. Ahí donde ha empotrado su cama en medio de un enorme clóset de madera en tono cherry.

Afuera, frente al patio, y en la misma sala donde espera el joven masajista, aparece la figura de Albertina Andrade. Tiene 67 años y es la madre de Hugo. Esta señora robusta de gafas doradas se recuesta en una hamaca y confiesa que preferiría vivir en Estados Unidos, pero no se va, porque Hugo es el más apegado de sus seis hijos y desea apoyarlo.

Albertina dice que sus nervios sufrieron durante la campaña política de Hugo; y durante las misas y miradas del padre Leo Dan. Pero, dice que ahora ya se acostumbró a que la gente lo critique todo “sin fundamentos”.

Albertina ya no se quita la vida porque critiquen las multitudinarias “Noches de karaoke” que Hugo organiza una vez a la semana en la plaza central y donde él mismo toma el micrófono y canta canciones de Rafael, el cantautor de “Escándalo”. O que le critiquen las luchas de box que organiza en la misma plaza, donde Hugo, de su billetera, premia con $5 al ganador. Hugo parece haber escuchado lo del boxeo, sale a la sala, y muestra en su celular un mensaje de texto que recibió hace días de manera anónima: “Inventate otra mierda, loco. No generés violencia”.

Casi al mismo tiempo, y detrás de la puerta que da a la calle, un grupo de niños y adolescentes gritan: “¡Hey, Hugo! ¡Hugo! ¿Hoy en la noche va haber boxeo?”. Hugo ve una bolsa blanca, junto a él, donde asoman los guantes de box, luego ve a su mamá que parece suplicarle descansar. Entonces él grita a los jóvenes “mañana”. Y se escucha un largo y desilusionado “ahhh” en la calle.

Antes de desparecer, al subir unas escaleras junto a su masajista, Hugo dice que le gustaría ser alcalde de Intipucá unos dos o tres períodos de cinco años cada uno, que ya no regresará a vivir en Estados Unidos. Que ha renunciado en la embajada a seguir siendo residente. Dice que se quedará aquí. “Quiero marcar la diferencia. Quiero marcar el cambio desde Intipucá. Quiero que los salvadoreños cambien de mentalidad”, afirma.

Hugo dice que se quiere inyectar botox, una sustancia que elimina arrugas, porque pronto cumplirá 50 años. Mientras tanto, huele a perfume italiano, a Dolce & Gabbana. Se declara fan de la política de Mauricio Funes. Y jura que nunca más tendrá pareja. No por miedo al qué dirán. Sino porque no quiere sufrir mal de amores, prefiere que Intipucá tenga “mejores cosas que decir” de él.

E Intipucá corresponde. Aquí todos lo llaman Hugo, a secas. Es un tipo moreno y bigotudo, indiferente a los estereotipos y provincianismos. A veces bromista, a veces de semblante duro. Su voz ronca no tiene acento oriental, ese que convierte las eses en jotas.

—Tengo un compromiso con la vida: ¡Ser feliz! ¡Y hacer cambios en esta cultura machista!-, dice. Es de mañana, empieza un día de trabajo y él está detrás de su escritorio. Se pone unas gafas negras “carísimas” para digitar algo en su pequeña laptop.

Con simultaneidad, atiende una llamada en uno de sus dos Blackberries para confirmar su asistencia a una cena de “Thanksgiving Day” en San Miguel. Sus dos secretarios lo miran de reojo. Y el edil les reclama que por qué putas no han hecho esto o lo otro, luego se disculpa y dice “a veces soy medio turbio”. A continuación, se carcajea.

Fuera y dentro de la alcaldía, su jornada es bastante activa. Antes de que amanezca, debe ingerir un retroviral que compra en Estados Unidos llamado Atripla, que, asegura, no le genera efectos secundarios. Así intenta cumplir lo que prometió en su campaña proselitista: incentivar la agricultura, que las playas puedan acoger turistas, mejorar la educación escolar, promover campañas de salud reproductiva y llevar agua potable hasta la última vivienda intipuqueña.

Durante la mañana, su rutina es firmar papelería municipal, planificar piñatas, revisar las planillas, verificar el avance de un proyecto de agua potable y atender, a intervalos, a insistentes lugareños que le piden balones, láminas para techos, dinero prestado y hasta condones. Da instrucciones aquí y allá. Se levanta y se sienta.

A veces, toma su pick up para ir hasta La Unión a recibir clases de tiro. O lo llaman por teléfono de municipios vecinos como Chirilagua o San Alejo para pedirlo como jurado de belleza. O toma una pila de botas navideñas y dice que él mismo la repartirá por toda la ciudad para decorarla. La quiere dejar tan adornada como el interior de la alcaldía. Sobre cuyas paredes, de color azul pastel, se motean colochos blancos arabescos y enormes fotografías en blanco y negro.

“¡Esta sociedad es hipócrita!” vocifera Hugo en medio del personal de la alcaldía que parece verlo como un avis rara o con risa contenida. Y él parece reírse de eso. A continuación les enumera motes con los que esta cultura machista hace referencia a una persona homosexual: culero, marica, piñata, mamplora, piña, guayaba, pipián, culipipián...

Y como dramático final a su monólogo, se autodefine como un ser cosmopolita. “Tengo visión internacional”, grita en pleno palacio municipal.

En esta ciudad adoquinada por donde vagan aires de bienestar, pero donde aún deambulan gallinas y pregones anunciando totopostes, Hugo es el extravagante dueño de dos títulos universitarios: ingeniero agrónomo graduado de la Escuela Nacional de Agricultura y licenciado en estudios latinoamericanos de la Universidad Autónoma de México.

Como nunca trabajó ni de ingeniero ni licenciado, dice que tuvo que marcharse a vivir entre las ciudades estadounidenses de Washington, Maryland y Arlington, ahí donde sus padres y el 80% de la población original de Intipucá ha emigrado desde 1967.

“Dicen que yo no sé lo qué es trabajar en Estados Unidos. He vivido allá más de 20 años, importé dulces artesanales. Promoví la cerveza Pilsener. Promoví mis pinturas y el arte salvadoreño. No bailo, pero fundé el ballet folclórico El Pulgarcito. Y participé en campañas de prevención del sida”, reclama.

Hugo afirma que en ese ambiente se hizo chero de varios políticos salvadoreños y que fue así como en 2005, y desde Washington, buscó insertarse primero en el partido de gobierno ARENA, pero lo rechazaron. Nunca recibió una explicación oficial del partido, pero él cree que las razones del no fueron su homosexualidad y su diagnóstico médico.

En 2006, su médico le dijo que tenía salud suficiente para tolerar una candidatura a alcalde con el Partido de Conciliación Nacional (PCN). Se metió a la contienda por la municipalidad intipuqueña, pero siguió residiendo en Washington. Perdió. Dice que en ese momento lo paradójico fue que hasta sus amigos gays le decían que estaba loco y acabado. “Pero yo siempre he creído en mí”, les contestaba.

El año pasado, Hugo cuenta que —con la experiencia de su derrota— inició una campaña política más aguerrida. Decidió retornar a vivir en Intipucá. Una vez aquí, instaló rótulos que levantaron polémica: “Hugo Salinas de new mayor”, “PCN stronger than ever” o “PCN, nobody stop them”.

Vecinos como el escritor de www.intipucacity.com, que se hace llamar José Manuel, dudaban que Intipucá se dejara seducir “por las ideas innovadoras, de un candidato extrovertido y controvertido: gay, emigrante...”.

Hugo resume que la razón de su victoria fue “decir la verdad y salir a conquistar votos en caseríos y cantones, puerta por puerta, así pude enfrentar exitoso a los partidos monstruos: el FMLN y ARENA”.

A pesar de que en algunas paredes aparecieron grafitos de “Alcalde Sidoso”, el gane de Hugo tuvo matices excepcionales. Y no fue solo porque con 969 votos, contra 769, finiquitó tres períodos de ARENA.

Lo de Hugo traspasó las fronteras de la política. Fue un gane cultural. El Salvador es un país en donde un 30% de personas que viven con VIH temen a ser agredidos físicamente por su condición. Y un 56% teme a ser blanco de rumores malintencionados si revelan al mundo que son portadores del virus. Así lo plasma el último estudio de victimización respaldado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). En este marco, Salinas —y los 969 intipuqueños que le dieron el voto— pueden ser considerados progresistas.

En la oficina de Hugo no cuelga la bandera azul del PCN. Partido al que, según él, no le interesa su orientación sexual, sino los votos que pueda aportar.

La bandera que ha hecho suya y de Intipucá es una roja, azul y blanca, “inspirada en la de Francia”. También creó un escudo para el municipio: son dos caballitos de mar que flanquean un cocotero y un blasón que encierra unos camarones, una planta de henequén y la sierra que los separa del mar, en cuyas aguas flota el nombre colonial de la población, Limpia Concepción de Intipucá.

De pie en el umbral de la alcaldía, Hugo parece ver satisfecho cómo el centro de Intipucá tiene algo de él. La sede policial, la plaza central y hasta la fachada de la iglesia, con todo y San Nicolás de Tolentino, sostienen guirnaldas, botines navideños y un sonriente muñeco de nieve plástico que, en medio del calor de horno de leña recién apagado, parece broma.

En la misma plaza, la de los Emigrantes, dos señores con cachuchas se afanan pintando unos barandales de verde perico y otros de amarillo chiltota. Ahí, Hugo señala una especie de platillo volador de concreto, en cuyo techo ha hecho poner tres caballitos de mar color naranja fluorescente. En medio del ovni hay un emigrante enmochilado de cobre.

“¡Qué ignorancia! La pasada administración puso ese monumento. Y esa no es la verdad, porque la mayoría de intipuqueños ha emigrado con visa”, dice molesto. En honor a que se haga justicia, frente al platillo, ha mandado a pintar un mural con el rostro, con mostacho, de Sigfredo Chávez. Él fue el intupequeño que inició la diáspora a Washington en 1967. Fue una acción facilitada por una política del gobierno de Richard Nixon que no ponía trabas para obtener una visa.

En medio de la plaza del emigrante, aparece una señora chele, de caminar cansado, con un relumbrante collar de perlas. Se llama Petrona Matamoros, de 73 años. Ignora de quién sea el rostro que pintan en el parque. “Yo creo que es el del alcalde, Hugo Salinas, porque mire: tiene bigote”, dice.

A continuación, cuenta que hace poco tiempo se encontró a Hugo en un avión de TACA. Como quien se lava las manos, se apresura a aclarar que no votó por él. Y no lo hizo solo porque le pareció que quiere abarcar mucho y encima, “no regala dinero”.

Petrona, una mujer que bien puede ser tomada como representante del pragmatismo de este pueblo, dice que le vale si Hugo es gay o no. Lo importante, lo que en verdad debe contar, dice, es cómo maneje su gestión. Y para eso ella estará vigilando. Ella, los 969 que apartaron prejuicios a la hora de elegir gobernante, los detractores, los jóvenes que no pudieron votar por falta de edad, los ancianos, y muchos más son a los que Hugo, como alcalde, ahora debe convencer.

Fuente: LPG - Séptimo Sentido 20/12/2009
Comentarios
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18 comments :

  1. Que es esto???

    Este foro ya se pornograficó.

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  2. Esto es dantesco y del nivel Kafka surreal! casi llegando al nivel "Naked Lunch" de Burroughs.

    Y a la vez intrigante!

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  3. Bueno el hombre tiene derecho a mostrar su linea politica y su linea mas intima. Solo que ahora el pellejo se le arrugo.

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  4. TANTOS SALVADORENOS EN LOS PAISES MAS CIVILIZADOS Y SE ESPANTAN POR ESTE MAITRO QUE PODRIA SER EL ELTON JOHN DE EL SALVADOR!!EL GEORGE MICHAEL,O EL BOY GEORGE,PODRIAMOS DECIR EL FREDY MERCURY DE ORIENTE!
    QUE MENTALIDAD MAS ATRASADA LA DE MI GENTE!LOS DERECHOS DE LOS DIFERENTES VAN DEFENDIDOS,ESTAS MINORIAS DEBEN DE SER PROTEGIDAS DE LOS ATAQUES DE XENOFOBIA!
    HABLAR DE ESTO EN LOS 80'S ERA UN TABù,HOY SE PUEDE HABLAR LIBREMENTE AUNQUE SI TE DECLARAS GAY VIENES VISTO DE LEJOS O LA SOCIEDAD TE RECHAZA! SI NO MAL RECUERDO UN EXPRESIDENTE ES GAY!YA FUIMOS GOBERNADOS POR UN GAY Y NADIE DIJO NADA!

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  5. La verdad que yo lo admiro porque hablar a calzon quitado en El Salvador no es facil. Como este es lo de menos, lo importante es que el esta mostrando apertura en las ideas, cambiando tabus, y por eso merece el puesto que tiene.

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  6. No se como este maitro playboy y abaricioso ha hecho portada en este blog tan prestigioso.

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  7. Y cual es es problema que el se declare gay pues?

    Conque HEMOS TENIDO PRESIDENTES LADRONES Y LOS QUE DEFIENDEN LA PULCRITUD DE SOCIEDAD SUMIDA EN LA INMORALIDAD ECONOMICA QUE NOA DIERON EN EL PASADO VIENEN A SER, LOS QUE SE ESCANDALIZAN, LOS NUEVOS SALVADOREÑOS FARISEOS:

    blancos por fuera pero podridos pro dentro: SEPULCROS BLANQUEADOS!

    Mis felicitaciones al Alcalde Hugo Salinas y lo mejor en su deseo de servir a nuestro pais.

    Ojala tambien pueda cambiar mentalidades al interior de su partido para no tener semejantes dolores de cabeza como los coemntarios adversos a su posicion.


    Jose Matatias Delgado Y Del Hambre.

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  8. Don Hugo!...Saludos y votos por una gestión "limpia"en todo sentido.

    Favor,sin prejuicios y con esa apertura que le caracteriza,LEA detenidamente el cap.1 de Romanos.
    Yo sé que le servirá de mucho!!

    Léalo sin prejuicios tratando de escudriñar lo que el Creador,que le ama de manera entrañable,podría decir.....

    Habrá mucha más mendición para su vida.Se lo garantizo!!

    Que Dios le bendiga y le use de manera especial...

    Teólogo Independiente.
    No religioso ni fanático.

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  9. Dice en esta misma nota que el 80% de la poblacion original emigro desde 1967... entonces parte de esa gente que emigró, voto por Hugo a ojos cerrados y para mi Intipuca tiene OPEN MINDED... gracias a la diáspora a Washington...
    Es 1ª vez que sucede este caso en un municipio de ES... Ojala que Hugo se desarrolle como buen alcalde. R T

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  10. Cuando Francisco Rivera Presidente de Salvadoreños en mundo SALDRA del closet? Por lo que veo ya con la apertura de Hugo Salinas le dara fuerza. Ya todos conocemos el gran secreto a grandes voces.

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  11. Por que no publican todos los comentarios? Quien cubre a quien?

    Cuando escribiran un articulo del Homoxesual Francisco Rivera sobre su frustrada trayectoria y su homoxesualida.

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  12. BUE,CREO QUE DE ESTA CRONICA, LO IMPORTANTE ES QUE SE INDAGA SOBRE EL QUEHACER DE UN PERSONAJE QUE HA SALTADO A LA VIDA PUBLICA, Y QUE AHORA DEBE DEMOSTRAR QUE SUS PALABRAS NO SON DE "LAS QUE SE LAS LLEVA EL VIENTO", YA QUE DE ESO PENDEN LAS ESPERANZAS DE UN PEQUENO PUEBLO LLAMADO INTIPUCA.
    Y LEJOS DE PURITANISMOS BARATOS, ES DESDE LA PERSPECTIVA DE LA ACTIVIDAD DE SALINAS, DONDE SERA EVALUADO Y RECORDADO, POR LO QUE, EN LO PERSONAL, CONSIDERO UN TANTO MORBOSO Y RIDICULO, DEDICAR TANTA ENERGIA A DETALLES INTRASENDENTES DE LA VIDA PERSONAL DEL SR. ALCALDE, EN LUGAR DE ENFOCARSE A LO QUE VERDADERAMENTE PUEDE INTERESARLE A UN LECTOR, Y EN ESTE CASO SERIA: QUE HACE UN EDIL EN PRO DE SU COMUNA?

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  13. Independientemente de nuestras opiniones sobre Salinas, hay que valorar su valentía de ser quien es sin esconderlo. Me gustaron dos comentarios especificos: 1- "El amor es para disfrutarlo, no para sufrirlo, ..." 2-- "Tengo un compromiso con la vida: ¡Ser feliz!"
    En conclusion fue un buen reportaje que nos da a conocer a un nuevo alcalde con sueños de mejorar su comunidad, aunque para muchos de una manera no ortodoxa. Sería bueno que se escribiera de lo que más importa en estos cargos públicos; las obras concluidas y las futuras.

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  14. trascendamos,el pasaje biblico de david y jonatan dice que david le amo,y su amor le fue mas maravilloso que el amor de las mujeres,corroborenlo en 2da samuel capitulo 1 ,ver 26,y hay 5 textos mas que lo confirman y los detallitos de los caballitos de mar en el escudo de la alcaldia,fabuloso,revisen la reproduccion genetica los biologos y biologas.

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  15. Despues de indagar un poco me di cuenta que en esta pagina se ha perdido el respeto a la ley de derechos del autor. En ningun lugar se deja saber que esta nota fue publicada en La Prensa Grafica. Lo pero del caso es que le cambian las fotos y hasta el titulo. Con esos cambios de titulo y de fotos deja afuera la esencia de la nota original. Que mal uso de la prensa.

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  16. Pues la verdad es que el señor es digno de admirar ya que no cualquiera expone sus problemas al publico arriesgandoce al total rechazo de la sociedad o a la aceptacion de unos pocos Hugo Salinas... Saludos desde San Miguel!

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  17. HOLA SALVADOREÑOS Y AMIGOS DE HUGO.
    TENGO EL PRIVILEGIO DE CONOCER A HUGO..FUE EN LA HABANA CUBA ACE MUCHO...PERO PARA MI FUE AYER..MARAVILLOSO. NO LO PUEDO ESPLICAR , MARCO MI VIDA , UNA PERSONA INCREIBLE....
    HUGO .. MIS RESPETOS Y DEJATE VER.
    .... RAUL.

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  18. hugo es un tipaso pero por que gladis no dijo su hijo es gay estoy habalando de la mujer del ex alcalde y q ella q es delas principales de la iglecia se acostaba con otro señor....

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