A la luz de la Luna

Por Jossep Massot*

La llegada del primer hombre a la Luna fue recibida en 1969 con júbilo general y las inevitables voces temerosas: los borrosos saltitos en blanco y negro de Armstrong - se dijo entonces- clausuraban de un manotazo el romanticismo y el mito lunar. En absoluto. La Luna no sólo mantuvo su poder simbólico de siempre, sino que abrió nuevos campos a la imaginación creativa de los seres humanos.

Una pantalla en la noche
Estados Unidos, encharcado en Vietnam, miraba a la Luna y sacaba pecho ante los rusos. 1969 fue un año psicodélico, de experimentaciones en nuevas percepciones de la mente: la exploración del espacio y de otros mundos comenzaba en el propio cerebro. "La Luna es un espejo de tiempo y de luz, metáfora del cine: una gran pantalla blanca en medio de la noche sobre la que proyectamos un mundo de sueños y de posibilidades", dice Frederic Amat, que acaba de completar su trilogía lunar: después de Viaje a la Luna,con guión de Lorca, y Foc al càntir, con guión de Brossa, estrenará en Temporada Alta en octubre Aullido,basada en un texto inédito para cine de Cabrera Infante.

¿Quéfue del comandante Tom?
De 1968/ 69 son 2001: una odisea del espacio,el libro de Arthur Clarke y el filme de Kubrick, y también la canción Space oddity,el náufrago espacial de David Bowie, que flota entre las estrellas - unido a la nave con un cordón umbilical-,hasta que irrumpe el fallo. "Aquí estación de Tierra a comandante Tom / La conexión se pierde, algo va mal / ¿Me oye, comandante Tom? / ¿Me oye, comandante Tom? / ¿Me oye…?"/ "Aquí estoy, flotando alrededor de mi lata / Muy por encima de la Luna / El planeta Tierra es azul / Y no hay nada que yo pueda hacer". ¿Qué pasó con Tom? Muchos fans de Bowie querían saberlo y el músico compuso en 1980 Ashes to ashes.El comandante Tom enviaba un mensaje a la estación de Tierra: había estado vagando feliz por el espacio como un cohete espacial. Otros músicos imaginarían secuelas de la historia.

Demonios en el espacio
Zowie Bowie, el hijo de Bowie, tras un periodo de búsqueda de sí mismo, ha emergido como director de cine indie bajo el nombre de Duncan Jones con un filme que fascinó en Sundance, Tribeka y Edimburgo (mejor película británica), Moon, donde Sam Rockwell es Sam Bell, enviado a la Luna para extraer un gas que salvará a la Tierra de la crisis energética. Tras pasar tres años solo en la base lunar y cuando está a punto de regresar, sufre una serie de visiones y descubre los siniestros planes que le preparan sus jefes a la hora de reemplazarlo. La infinita vastedad del espacio cósmico es un escenario que da más intensidad dramática que el desierto o los océanos al desasosiego por la soledad o la lucha con los demonios internos.

De la alquimia al píxel
La influencia de los astros en el comportamiento de los humanos estaba fuera de duda hasta hace pocos siglos, y músicos, escritores, artistas y arquitectos tuvieron en cuenta la simbología de los cuerpos celestes en sus obras. La Luna tiene mil significados en todas las culturas, desde Isis y la Virgen María hasta el cómic. Y hoy, la Luna sigue siendo constantemente utilizada. En El palacio de la Luna,Paul Auster juega con el embarazo de una mujer y las fases lunares. En artes plásticas, toda su simbología: lo femenino, el agua, la fertilidad, lo mercurial, lo nocturno, el amor que transmuta las cosas..., es permanente, de Joan Miró a Tàpies, Tony Cragg o Kapoor. Su hechizo es capaz de conciliar lo primitivo y la alta tecnología. Nam June Paik, en su vídeo Electronic Moon number 2,logró que los píxeles hicieran de pincel para dibujar digitalmente el reflejo de la Luna en las aguas de un estanque mientras sonaba de fondo el piano de Claro de luna de Debussy. Frederic Amat tuvo en cuenta al filmar el Viaje a la Luna de Lorca que, según Platón, si el Sol es lo masculino y la Tierra lo femenino, la Luna es lo intermedio: "Lorca escribió su obra como un viaje interior a su homosexualidad".

El viaje
La humanidad se pasó miles de años ansiando pisar la Luna y, cuando lo consiguió, el satélite dejó de ser un reto. Pero el viaje que llevó al primer hombre a la diosa blanca ha inspirado multitud de obras. Warhol se apresuró a dejar su icono: Armstrong con la bandera norteamericana sobre la superficie lunar. En 1969, la NASA invitó a Robert Rauschenberg al lanzamiento del Apollo XI y le facilitó documentos, mapas científicos y fotografías que el artista utilizó para su serie Stoned Moon, una celebración de la exploración pacífica del espacio y una "responsable colaboración entre el hombre y la tecnología". Henry Casselli dio un formato realista a sus retratos de astronautas, como el de John Glenn mientras se preparaba para su misión. Vija Celmins, norteamericana nacida en Letonia, no dudó un minuto en aprovechar la puerta espacial y experimentar inmediatamente. De 1969 data precisamente su serie Moon surface,en la que reflexiona sobre la distancia que hay entre la fotografía y la pintura y también sobre la superficie del papel y la lunar. En fotografía, Garry Winograd captó imágenes del despegue del cohete espacial que ofrecen una visión muy distinta a la oficial: su cámara se recrea en la gente que asiste con sus prismáticos al lanzamiento desde Cabo Cañaveral. La videoartista nacida en Bélgica Edith Dekyndt compuso una obra, que dura treinta minutos, con el sugerente título de "La bandera dejada en la Luna es quizá el objeto más caro en el universo".

Astronautas artistas
Alan Bean, que viajó en el Apollo XII, es el único pintor que puede presumir de haber estado en la Luna. Si a Gauguin le fascinó Tahití y a Klee o Matisse el norte de África,Bean no pudo sustraerse al impacto de ver con sus propios ojos la superficie de la Luna y observar la Tierra a 383.000 kilómetros de distancia. Ahora tiene 77 años y ha visto sus obras en las portadas de Life y de Time.Buzz Aldrin, el segundo hombre en pisar la Luna, después de Armstrong, superó una depresión que le llevó al alcoholismo y escribió libros de ciencia ficción, además de relatar sus experiencias en Men from Earth y Return to Earth.

Norman Mailer, Tom Wolfe
Fly me to the Moon / Let me play among the stars / Let me see what spring is like / On a-Jupiter and Mars..., es la canción que oye melancólico, en la versión de Frank Sinatra y Count Basie, el vaquero galáctico Clint Eastwood en Space cowboys.La película no está entre las mejores de Eastwood, pero tiene un añejo sabor paródico. En 1969 Norman Mailer cubrió para Life el lanzamiento del Apollo XI. Luego, el autor amplió su reportaje y le dio forma de libro: Of a fire on the Moon (Un fuego en la Luna). En 1972, Jann Wenner, editor de Rolling Stone,encargó a Tom Wolfe que cubriera el despegue del Apollo XVII. El reto de Wolfe era claro: superar a Mailer. Publicó su reportaje en cuatro partes, con el título Post-orbital remorse,sobre la depresión que algunos astronautas experimentaban a su regreso a la Tierra. Wolfe reunió más material y publicó en 1979 The right stuff.Phillip Kaufmann la llevó al cine en 1983. Es la historia de los inicios de la carrera espacial, cuando los norteamericanos se resisten a ser aventajados por los rusos y se apresuran a reclutar los mejores pilotos para llevarlos al espacio. Entre ellos, está el primer ser humano que atravesó la barrera del sonido, pero los aspirantes a astronautas se dan cuenta de que en realidad no serán ellos quienes piloten las naves y que se les trata como monos espaciales. El filme obtuvo cuatro Oscar. En 1978, Peter Hyams rodó Capricornio Uno.una farsa para falsificar el aterrizaje en Marte.

¿Un museo secreto en la Luna?
Es una de las leyendas más extendidas, aunque inverosímil. Forrest Myers asegura que instaló una minúscula obra de arte, Moon Museum,en una pata del Intrepid, el módulo del Apollo XII, gracias a la colaboración de un ingeniero de la NASA. El objetivo era instalar un museo secreto en la Luna y en la placa habrían colaborado Claus Oldenberg, Robert Rauschenberg y Andy Warhol. Rauschenberg habría pintado un ratón y Warhol, un pene. En internet hay una legión de creyentes.

Los inventos que llegarán
La literatura y el cine han anticipado muchos de los inventos que ahora son de uso común: los hombres artificiales son tan antiguos como la humanidad, pero fue Capel quien utilizó la palabra checa robota (trabajos forzados) en 1920 y Fritz Lang quien ideó en Metrópolis el primer ser máquina del cine, María; Jules Verne previó la videoconferencia y Hugo Gernsback, la telefoto en 1911; Poe construyó el primer ciborg en El hombre consumido; Murray Leinster (Un lógico llamado Joe)anticipó en 1946 internet; William Gibson, el ciberespacio, y Aldosu Xuxley, la clonación. ¿Qué inventos plasmados en obras literarias o cinematográficas quedan por hacer realidad? Infinidad. Algunos están cerca de cumplirse: la base lunar permanente (anunciada para el 2020 por la NASA) o el viaje tripulado a Marte. También está avanzado el holograma sin soporte físico. Más lejos quedan el teletransporte, la máquina del tiempo, máquinas capaces de razonar y de sentir o el instrumento que permita al ser humano percibir la realidad virtual como realidad sensible.

Fuente: La Vanguardia 19/7/2009

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