Educación en EL Salvador

Por Carlos Ramírez*

El Salvador y sus maestros desanimados, menospreciados y poco-remunerados: el futuro está en sus manos.

Cuando estudié la primaria en las escuelas públicas de Apopa, cada día me daban más ganas de aprender y asistir para esperando que algún día tal educación me serviría de algo cuando grande. Mis maestros, recuerdo, hacían todo lo posible para que pudiera escribir y leer, El Plan Básico llego y recuerdo que la educación televisada daba pasos lentos pero nos entretenía. La educación física no faltaba cada semana y los equipos de grado competíamos para ganar algún trofeo. El fútbol no fue mi área más fuerte pero si el Basketball.

Me imagino que los maestros y los entrenadores de educación física no ganaban el montón de dinero, ni su salario era suficiente para mantener una familia adecuadamente. Lo que si se es que había respeto y una admiración por el trabajo que hacían: casi eran los segundos padres de los estudiantes. También recuerdo que se sentían muy satisfechos de estar preparando las próximas generaciones de salvadoreños y así algún día estarían en sus puestos. La revolución llegó y muchos de nuestro maestros, más los que pertenecían a los sindicatos, desaparecieron y murieron. Uno de ellos fue mi profesor el Sr. Ponce de cuarto grado quien fue secuestrado, torturado, y luego asesinado en la Toma de Quezaltepeque días después de su liberación. Este tipo de evento tuvo un impacto en la vida de muchos jóvenes que como yo no entendíamos lo que les estaba pasando ni porque que los educadores no llegaban a dar clases.

Ahora que, por la gracia de Dios o el destino, me encuentro frente a estudiantes impartiendo clases, me siento agradecido por las palabras del Sr. Ponce cuando nos dijo “el que dice lo que siente en El Salvador paga un precio muy alto “y nos enseño sus dedos desuñados por tortura y vendados para protegerlos, Aun así regreso a terminar el año escolar. Esto sucedió unos días antes de su repentina muerte que nunca se supo quien fue verdugo. No se que el pensaría al saber que su sacrificio hoy en día se esta viendo y que valió la pena pues las cosas han cambiado radicalmente en nuestro país. Sin embargo, uno se puede preguntar que tanto han cambiado las cosas para los maestros, y más aún para aquellos en zonas rurales.

Hoy en día, los maestros tienen aliados en el nuevo gobierno y es de esperar que todas y todos vamos a desarrollar un aprecio por los maestros que nos preparan para un futuro, Aunque incierto tal futuro es mucho más brillante que en la pre-guerra y las décadas de la pos-guerra salvadoreña.

¿Qué hacer, entonces para que los maestros puedan ejercer sus labores en condiciones humanas y con el alto respeto que se merecen?. Además, ¿qué hacer para rescatar las escuelas que son asechadas por la violencia y el irrespeto a nuestros maestros?

Para mi es muy fácil hacer sugerencias pues estando en un país donde ser maestro es algo importante para la sociedad y donde un maestro si puede sobrevivir con un salario digno.

Nuestros líderes deben de tomar en cuenta la preparación de los maestros y buscar nuevos paradigmas pedagógicos que se ajusten a la realidad actual salvadoreña. Se debe hacer todo lo necesario para asegurarnos que los estudiantes y sus respectivos maestros tengan los materiales y aulas limpias. Cada padre de familia debería pedir a sus hijas o hijos que le den gracias a los maestros por su dedicación. Nuestros líderes deben de proveer las herramientas y la libertad para que los maestros sean innovadores y no solamente comunicadores de material didáctico preparado para ser transferido a pupilos que están sedientos de conocimiento. Cuando a un maestro o maestra se le da un poco de libertad para usar su imaginación, generalmente se inspira y se lo transmiten a los estudiantes. Si bien es cierto que la economía esta por el suelo en El Salvador y que no hay mucho que repartir, los maestros deben de ser apoyados (intelectual y económicamente) y así ellos mismos buscan la forma de como mejor utilizar los pocos fondos que reciben del gobierno.

La educación es esencial para el futro de una nación, y El Salvador no es la excepción. Esperemos que nuestros líderes tomen las cartas del juego y hagan todo lo posible por que los maestros de El Salvador sean preparados apropiadamente y que se les provee lo suficiente para que al ejercer sus funciones sean felices y exitosos. Cuando conozcamos un maestro deberíamos de decirles “gracias por preparar un mejor El Salvador.”

Carlos R. Ramírez, Ph.D. Co-Presidente. Consejo Científico Y Académico y de Investigación de SEEM y Catedrático de Biología, Univesidad Estatal del Sur de Connecticut, EUA.

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