Guarjila, una comunidad maravillosa (Parte II)
Guarjila (Chalatenago) donde la malnutrición infantil es casi inexistente y a donde llega el Ojushte a ayudar con la causa.
Por Carlos Ramírez*
El viaje desde el Área Natural Protegida Plan de Amayo, Caluco, Sonsonate nos llevó hasta Guarjila, Chalatenango, para intercambiar conocimientos sobre los potenciales de utilizar las semillas del Ojushte (Brosimum alicastrum) para combatir la malnutrición en el norte de El Salvador y así continuar con lo que en diez años han logrado mantener a cero la mortalidad infantil.
La Ingeniera Nidia Lara, Alba y Yovani de Plan de Amayo iban listos para demostrar todos los productos que se pueden hacer de este árbol ancestral y que sus usos datan desde nuestros antepasados Maya y Nahuats.
La tarea no era fácil pues no se sabía si la comunidad acudiría a este evento, con tan corto aviso, un día lunes por la tarde anunciado el viernes anterior.
El nivel nutritivo de este producto natural es muy alto en proteínas, calcio, fibra y su preparación es similar al de maíz. Por esto los Maya le llamaron “Árbol de Maíz.”
Guarjila es un a comunidad que pagó un precio muy alto por el conflicto armado en El Salvador, lugar que muchos tuvieron que escapar las armas del ejército y refugiarse en Mesa Grande, Honduras por muchos años.
En 1987 decidieron volver a sus tierras natales y no seguir soportando el maltrato en los campos de refugio. La organización que había adquirido la comunidad en sus años de exilio les permitió recuperar sus tierras y luchar por su supervivencia en la repoblada Guarjila.
Con el tiempo se diseñó un programa para controlar la mortalidad de la niñez y en diez años de implementación tienen cero mortalidad.
Esta estadística es quizá única en El Salvador, y en Latinoamérica. Una de las características de este programa integral es el monitoreo, educación, prevención y buena nutrición de los niños, desde que nacen.
Por años vienen proveyendo productos de soya en las escuelas y asegurándose que, a la menor señal de malnutrición, el menor y la madre se someten a un plan de contingencia que incluye un monitoreo semanal.
Para asegurarse que los estudiantes consumen una dieta adecuada, la escuela mantiene un huerto que produce más de veinte verduras y vegetales mantenidos y cuidados por los mismos estudiantes. Cuando la salud del menor se nivela y adquiere niveles aceptables, el monitoreo pasa a realizarse mensualmente.
Los miembros de Plan de Amayo demostraron la preparación de horchata, chirimol, pasteles, kake, café y frutas con harina de Ojushte. Las 30 señoras y jóvenes que participaron en el taller se involucraron en todo el proceso de preparación y se saborearon los productos del “Ojushte” que tanto apreciaron nuestros ancestros.
Estos conocimientos van desapareciendo con el pasar de las generaciones de salvadoreños pero con las acciones del grupo e Plan de Amayo este patrón puede cambiar.
Al final de la jornada y de conversaciones, todos se comprometieron adoptar este producto y reemplazar en un futuro la harina de soya con la de Ojushte. El Dr. Dagoberto Menjivar, uno de los dirigentes lo dijo muy sabiamente “trataremos de reemplazar la soya puesto que es un producto agrícola transgénico y no sabemos los efectos negativos en la salud de los niños y niñas de Guarjila, pero seguramente el Ojushte no representa peligro.” Para este biólogo, esta experiencia le llenó de inspiración y realización ya que es de suma admiración que una comunidad que muchos consideran pobre y atrasada es más rica y avanzada que muchas, pues valoran sus futuras generaciones y le apuestan al futuro de su comunidad tomando decisiones democráticamente.
Es de mucho orgullo saber que el Consejo Científico, Académico y de Investigación de Salvadoreños en el Mundo será parte de este exitoso experimento al proveer financiamiento para que el programa siga en el curso que se ha trazado esta comunidad. La historia de Guarjila es una evidencia del poder de determinación de nosotros los salvadoreños y nuestras generaciones heredaran esta condición humana que necesitamos compartir con el resto del mundo.
Carlos R. Ramirez, Ph.D. Co-President, Consejo Cientifico, Academico y de Investigacion de Salvadorenos en el Mundo
Por Carlos Ramírez*
El viaje desde el Área Natural Protegida Plan de Amayo, Caluco, Sonsonate nos llevó hasta Guarjila, Chalatenango, para intercambiar conocimientos sobre los potenciales de utilizar las semillas del Ojushte (Brosimum alicastrum) para combatir la malnutrición en el norte de El Salvador y así continuar con lo que en diez años han logrado mantener a cero la mortalidad infantil.
La Ingeniera Nidia Lara, Alba y Yovani de Plan de Amayo iban listos para demostrar todos los productos que se pueden hacer de este árbol ancestral y que sus usos datan desde nuestros antepasados Maya y Nahuats.
La tarea no era fácil pues no se sabía si la comunidad acudiría a este evento, con tan corto aviso, un día lunes por la tarde anunciado el viernes anterior.
El nivel nutritivo de este producto natural es muy alto en proteínas, calcio, fibra y su preparación es similar al de maíz. Por esto los Maya le llamaron “Árbol de Maíz.”
Guarjila es un a comunidad que pagó un precio muy alto por el conflicto armado en El Salvador, lugar que muchos tuvieron que escapar las armas del ejército y refugiarse en Mesa Grande, Honduras por muchos años.
En 1987 decidieron volver a sus tierras natales y no seguir soportando el maltrato en los campos de refugio. La organización que había adquirido la comunidad en sus años de exilio les permitió recuperar sus tierras y luchar por su supervivencia en la repoblada Guarjila.
Con el tiempo se diseñó un programa para controlar la mortalidad de la niñez y en diez años de implementación tienen cero mortalidad.
Esta estadística es quizá única en El Salvador, y en Latinoamérica. Una de las características de este programa integral es el monitoreo, educación, prevención y buena nutrición de los niños, desde que nacen.
Por años vienen proveyendo productos de soya en las escuelas y asegurándose que, a la menor señal de malnutrición, el menor y la madre se someten a un plan de contingencia que incluye un monitoreo semanal.
Para asegurarse que los estudiantes consumen una dieta adecuada, la escuela mantiene un huerto que produce más de veinte verduras y vegetales mantenidos y cuidados por los mismos estudiantes. Cuando la salud del menor se nivela y adquiere niveles aceptables, el monitoreo pasa a realizarse mensualmente.
Los miembros de Plan de Amayo demostraron la preparación de horchata, chirimol, pasteles, kake, café y frutas con harina de Ojushte. Las 30 señoras y jóvenes que participaron en el taller se involucraron en todo el proceso de preparación y se saborearon los productos del “Ojushte” que tanto apreciaron nuestros ancestros.Estos conocimientos van desapareciendo con el pasar de las generaciones de salvadoreños pero con las acciones del grupo e Plan de Amayo este patrón puede cambiar.
Al final de la jornada y de conversaciones, todos se comprometieron adoptar este producto y reemplazar en un futuro la harina de soya con la de Ojushte. El Dr. Dagoberto Menjivar, uno de los dirigentes lo dijo muy sabiamente “trataremos de reemplazar la soya puesto que es un producto agrícola transgénico y no sabemos los efectos negativos en la salud de los niños y niñas de Guarjila, pero seguramente el Ojushte no representa peligro.” Para este biólogo, esta experiencia le llenó de inspiración y realización ya que es de suma admiración que una comunidad que muchos consideran pobre y atrasada es más rica y avanzada que muchas, pues valoran sus futuras generaciones y le apuestan al futuro de su comunidad tomando decisiones democráticamente.
Es de mucho orgullo saber que el Consejo Científico, Académico y de Investigación de Salvadoreños en el Mundo será parte de este exitoso experimento al proveer financiamiento para que el programa siga en el curso que se ha trazado esta comunidad. La historia de Guarjila es una evidencia del poder de determinación de nosotros los salvadoreños y nuestras generaciones heredaran esta condición humana que necesitamos compartir con el resto del mundo.
Carlos R. Ramirez, Ph.D. Co-President, Consejo Cientifico, Academico y de Investigacion de Salvadorenos en el Mundo
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Medio Ambiente
Que orgulo de ser vecina de este municipio, que por razones de la guerra economica de los areneros tuve que emigrar.
ReplyDeleteSin embargo me parece una linda historia
este es un verdadero ejemplo del trabajo colectivo ,los niveles de organizacion y disciplina. otras comunidades deberiamos tomar el ejemplo.
ReplyDeleteUjushte para todo el pueblo!
ReplyDeleteNADA para los ARENARCONAZIZ y sus lamesuelas!