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El presidente Zelaya mantiene el pulso con el Ejército y el Parlamento en Honduras

Por Pablo Ordaz

Si esto de Honduras es un golpe de Estado, es un golpe bien raro. El presidente Manuel Zelaya seguía este viernes en la Casa Presidencial, arropado por un reducido grupo de leales vestidos con camisetas rojas, pero cada vez más solo, abandonado ya por el Parlamento, la Corte Suprema, el Tribunal Supremo Electoral y hasta su propio partido. Por su parte, el jefe del Estado Mayor, el general Romeo Vásquez, también seguía en su puesto de mando, negándose a acatar su destitución, anunciada por el presidente el miércoles. Y, en medio, como siempre, los ciudadanos, que observan perplejos cómo los soldados siguen patrullando las calles de Tegucigalpa, pero sin saber por orden de quién ni para qué. Unas calles, eso sí, que lucían este viernes más vacías de lo habitual. Nadie sabe si despidiendo a un golpe que no fue o esperando a uno que todavía no ha llegado.

La Casa Presidencial está en la avenida Juan Pablo II. La puerta está custodiada por un discreto retén militar. Uno de los oficiales franquea la entrada al periodista sin demasiados requisitos. Incluso acepta de buen humor una ligera consulta. ¿Ustedes están aquí para proteger al presidente o para impedir que salga? "Nosotros estamos aquí cumpliendo órdenes". ¿Del presidente Zelaya o del general Vásquez? "De la autoridad, siempre de la autoridad". ¿Pero quién es la autoridad en estos momentos...? El militar se sonríe, baja la voz y en tono de guasa responde: "Si usted consigue enterarse, no se olvide de decírmelo".

Pese a la tensión que seguía respirándose en el ambiente y, sobre todo, en los distintos canales de televisión -cada uno jalando fuerte hacia el lado de sus intereses-, la de este viernes fue una jornada tranquila comparada con la del jueves. Hasta el propio general Vásquez reconoció que la situación llegó a estar tan tensa ese día que "pudo desembocar en violencia, con heridos y muertos". Todo empezó a descontrolarse cuando el presidente Zelaya anunció la destitución del general y éste no aceptó. El motivo del desencuentro fue la pretensión del presidente de convocar, para el domingo, un referéndum para preguntar a la ciudadanía si están de acuerdo en reformar la Constitución. Según la oposición, el único interés de Zelaya es abrir la puerta a la reelección para perpetuarse en el poder a la manera de su principal aliado en la zona, el presidente venezolano Hugo Chávez.

Lo cierto es que, cuando el presidente le pidió al general que le ayudara con la organización del referéndum, éste se negó alegando que el Parlamento acababa de aprobar una ley que prohíbe expresamente la celebración de consultas populares 180 días antes o después de las elecciones generales -y las elecciones presidenciales y legislativas están previstas para el próximo mes de noviembre-. El presidente Manuel Zelaya destituyó entonces al general y éste volvió a decir que no, que seguiría en su puesto. A partir de ahí se desembocaron los acontecimientos.

Lo más curioso -al menos observado desde la distancia- es que en ese momento todos los protagonistas empezaron a actuar con los papeles cambiados. La Corte Suprema, el Tribunal Supremo Electoral y hasta el Parlamento no cerraron filas en torno al presidente democráticamente elegido, sino que, por el contrario, arroparon al general insurrecto. Incluso un grupo de parlamentarios está valorando la posibilidad de inhabilitar al presidente. A Zelaya, por tanto, no le quedaba otra opción que huir hacia atrás o hacia delante. Y, de acuerdo con su carácter, decidió atacar. El presidente llamó a los suyos y se dirigió en caravana hasta una base militar donde estaban custodiadas las urnas electorales para quitárselas a los militares. Y éstos, por orden no se sabe de quién, empezaron a patrullar las calles para evitar que los partidarios del presidente cometieran tropelías. La sangre, afortunadamente, no llegó al río.

Así las cosas, Honduras se encontraba en el limbo. Recuperándose del susto del jueves y pendiente de lo que pueda suceder el domingo, porque el presidente Zelaya mantiene su convocatoria para el referéndum del domingo. Ante la negativa del Ejército, será la policía quien vele por el desarrollo de las votaciones. Desde sus respectivos despachos, el presidente y el general se dirigieron a la población. Los dos hablaron de respeto y pronunciaron muchas veces la palabra "patria".

Pero los ciudadanos, a pesar de los mensajes de uno y otro, siguieron encerrados en sus casas, abastecidos de comida y de gasolina, sin abrir sus negocios ni sacar a sus críos a la calle. Tal vez presintiendo, como advertía la letra de aquella vieja canción, que el abuso de esa palabra no es presagio de nada bueno: "Cada vez que dicen patria, pienso en el pueblo y me pongo a temblar".

Fuente: EPS 26/06/2009
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5 comments :

  1. COMOMEMORIA LOS 8 MESES QUE VIVI EN LA COLONIA KENEDY EN TEGU COMO SE LE DICE CARINOSAMENTEA LA CAPITAL VEIA RECORRIENDO CON EL VEHICULO LAS AYESTAS, LA SAN MIGUEL, SUYAPA, LUGARES DEGRADANTES CASAS DE MADERA PODRIDA POR TODOS LADOS!!
    LOS AUTOBUSES PRESTABAN SERVICIO SOLO HASTA LA SIETE DE LA NOCHE NO MAS!! ESTOS HONDURENOS ESTAN CHINGADOS DESPUES DEL LOS HURACANES QUE DESVASTARON TODO EL TERRITORIO UNA ESCALADA DE VIOLENCIA A ESTAS ALTURAS SERIA FATAL!! ESPERAMOS QUE LA SANGRE NO CORRA POR LOS CALLEJONES VIEJOS DE COMAYAGUITA O DE TEGU!!

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  2. Esta,es una muestra del abuso del poder que las tradicionales clases
    dominantes en America Latina, han
    ejercido sobre los pueblos;la
    arrogancia y prepotencia del ejercito hondureno,acostumbrado a
    obedecer y proteger a la misma clase social,es una muestra de lo
    que se vive en Centroamerica en
    estos momentos.

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  3. Salvadoreños en el Mundo debería de publicar una nota objetiva de lo que ha pasado en Honduras, ya que lo que se lee arriba dista de la realidad.

    Manuel Zelaya es un presidente que quiere quedarse en el poder, porqué tratar de ocultarlo? El mismo CNN en su entrevista le preguntó en repetidas ocasiones el porque quería llamar ala consulta pública.

    Su consulta es ilegal, así como el que ejercitos internacionales (como el venezolano y nicaragüense) estén en suelo hondureño, es obvio que es un desacato a la soberanía nacional permitido por el presidente, por ende, ha sido arrestado y no es un golpe de estado como se le está llamando.

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  4. Amigo de las 10:32

    Quitar a un presidente electo democráticamente por la fuerza y poner a un militaducho en su lugar, si eso no es golpe de Estado, qué es?

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  5. A las cosas por su nombre duela a quien duela.

    La verdad nos hara la libre.

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Gracias por participar en SPMNEWS de Salvadoreños por el Mundo


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