Política

[Politica][bleft]

Inmigración

[Inmigración][twocolumns]

El Día de la Madre en las cárceles salvadoreñas

Lágrimas por amor a una madre
Por Jaime Ulises Marinero*

Sofía no pudo evitar llorar cuando una de sus compañeras reclusas comenzó a recitar un poema dedicado a las madres. Ella, de 27 años de edad, tiene diez meses de estar presa en la cárcel de mujeres, en Soyapango, donde cumple una condena de seis años por el delito de extorsión (Foto EDH).

Ella acepta su culpabilidad y vive arrepentida. Arrepentida porque debido a su culpa no podrá pasar el día de la madre con sus dos hijos de siete y seis años, ni con su madre, una mujer minusválida que vive en Santa Ana.

"Lloro por mis hijos y por mi madre. Cada noche antes de dormir oro por ellos y les pido perdón. Nunca debí meterme en eso, lo hice por necesidad", dice, mientras su rostro se perla de lágrimas y baja su mirada, como mirando el suelo para resignar su desgracia.

Este viernes la Dirección General de Centros Penales organizó una celebración dedicada a las reclusas que guardan prisión y que son madres de familia. Al acto, celebrado en el salón de usos múltiples, no pudieron asistir todas por falta de espacio. Y es que el penal tiene capacidad para 300 reclusas, pero en realidad hay mil 115 mujeres, entre condenadas y las que se encuentran con proceso legal abierto.

Asistieron las reas que asisten a clases y las de mejor comportamiento y, por supuesto, las 64 mujeres que siendo reclusas viven con sus hijos en el penal o están embarazadas. Estas últimas eran las invitadas de lujo y como tal estaban en las primeras filas.

Durante el acto hubo bailes, dramatizaciones, cantos y declamación de poemas. Las internas celebraron y aplaudieron los bailes, pero cuando una de sus compañeras pasó a recitar un poema dedicado a su madre, fue imposible que no lloraran. La mayoría abrazó fuerte contra su pecho a sus bebés y lloraron. Lloraron porque culpables o no tienen sentimientos, tienen una madre que cree en su inocencia y que las espera en las buenas y en las malas. Lloraron porque llorar por amor es una muestra de cariño sincero. Lloraron porque a sus madres, algunas ya fallecidas, les causaron dolor. Lloraron por ellas siendo madres, no podrán recibir. el domingo próximo, una sonrisa a flor de piel de sus hijos, un fuerte abrazo y un te quiero en persona. Ni siquiera una flor.

Lloraron porque les embargó la tristeza. Porque muchas de ellas tienen meses de no ver a sus madres ni a sus hijos. Lloraron porque sumidas en la desgracia tienen deseos de salir libres para reincorporarse a una sociedad que probablemente les cierre las puertas. Lloraron porque cuando el poema terminó con la frase “Desde la cárcel te pido perdón madrecita” fue imposible no sentir al lado a la amada madrecita o recordar a la madre que ya partió de esta vida.

Pero también disfrutaron y gritaron y aplaudieron y lanzaron bromas y dijeron piropos y se la pasaron bien. Especialmente cuando sus compañeras bailaban todo ritmo de música o cuando un coreógrafo del programa “Bailando por un Sueño” les deleitó con un baile.

Disfrutaron cuando la voluptuosa reclusa panameña pasó al centro de sus compañeras de coreografía y movió su cuerpo como una verdadera profesional... Con el ritmo del caribe. En ese instantes todas gritaron. Las que estaban atrás saltaban para poder ver y las que no pudieron entrar al salón, subieron a las rejas para al menos poder ver parte de la coreografía.

“La pasamos bien cuando nos organizan estos eventos”, dijo Esperanza, una mujer de 32 años, que ya tienen cinco años de prisión que espera salir en unos seis meses, con la confianza de que una vez libre podrá dedicarse a trabajar honestamente y vivir al lado de sus dos niños de ocho y seis años.

“Primero Dios nunca vuelva a este lugar. Nos tratan bien, pero nada se compara a vivir con la familia”, dijo, al recordar que se la pasa contando los días para volver a su hogar, donde la esperan sus hijos y su madre.

Esperanza fue una de las que lloró al escuchar el poema y cuando el director general de centros penales Gilbert Cáceres, les hizo una reflexión sobre el mensaje ubicado al fondo del salón, el que textualmente decía: “Si Dios te manda un hijo es porque quiere que la vida continúe”.

Y es que la vida continua. No acaba tras las rejas. Muchas de esas mujeres convictas tienen hijos por los cuales vivir y una madre que las espera en las buenas y en las malas.

Fuente La Página 8/5/2009
Comentarios
  • Blogger Comentarios en Blogger
  • Facebook Comentarios en Facebook
  • Disqus Comentarios en Disqus

1 comment :

  1. La perdida de oportunidades laborales es lo que no sucede con tanta delincuencia.

    No justifico accione delincuenciales que derivan en el crimen; pero creo que es la mejor manera de hacer un analisis que la crisis delincuencial del pais esta apareada con la crisis economica en el pais, por lo tanto debemos de esforzarnos pueblo y gobieron en la creacion de fuentes de trabajo.

    Veremos si es cierto que asi como roncan sueñan los que se abanderan de ser los reyes de la LIBRE EMPRESA a las propuestas del Presidente Mauricio Funes.


    Jose Matatias Delgado Y Del Hambre.

    ReplyDelete

Gracias por participar en SPMNEWS de Salvadoreños por el Mundo


Administración Bukele

[Bukele][grids]

Politica

[Politica][threecolumns]

Deportes

[Deportes][list]

Economía

[Economía][threecolumns]

Tecnología

[Tecnología][grids]

English Editions

[English Editions][bsummary]