Luis Mario Rodríguez, en las primarias también "conocí el egoísmo y la mentira"

ARENAS
Luis Mario Rodríguez R.*

La reestructuración de Alianza Republicana Nacionalista no pasa exclusivamente por el nombramiento de una nueva dirigencia; mucho menos por dejar fuera la experiencia de líderes importantes en el partido, que con seguridad imprimirían un nuevo liderazgo a este Instituto Político. La renovación no debe ser equivalente a juventud, inexperiencia o desconocimiento del trabajo que exige la conducción de un partido político, máxime cuando se trata de uno que después de veinte años pasará a ser oposición frente a la izquierda representada en el FMLN, que por primera vez gobernará El Salvador desde que se transformaron de ex guerrilla a opción partidaria a través de los Acuerdos de Paz.

Pensar que debe excluirse a los ex presidentes de la renovación en el partido tampoco es buena idea. El conocimiento, la prudencia y la sana intención de transformar la derrota en una oportunidad de reinvención de ARENA, son activos que cada uno de ellos posee y que de ninguna manera pueden ser desechados únicamente porque "su momento ya pasó". En todo caso y si la militancia así lo pide, los ex presidentes deben permanecer cerca de la nueva dirigencia, a través de una estructura formal que puede ser la misma Comisión Política que prescriben los estatutos, cuidando que no se repitan los errores que llevaron a Alianza Republicana a obtener los resultados del pasado quince de marzo y vigilantes para que aquellos que nuevamente quieran utilizar al partido para sus propios intereses y pervertir la institucionalidad del país, no tengan la mínima oportunidad de colarse en la nueva visión institucional del partido.

Tampoco la renovación es igual a combinación de "juventud y experiencia". No se trata de juntar a los "viejos lobos con los nuevos lobos". Se trata de discutir un perfil, que al mejor estilo que un Presidente electo utiliza para elegir a su gabinete de gobierno, identifiquen los retos que se tendrán en los próximos cinco años, las áreas en las que más énfasis se necesitará, las capacidades de negociación dentro de la legalidad y el espíritu concertador que sin duda requerirá el país en los años venideros.

El nuevo liderazgo y el "reformismo institucional"

La frescura del renovado liderazgo de ARENA no tiene rostro maduro, joven, experto o profesional. Lo realmente trascendental será que los nuevos dirigentes abran el partido a una verdadera y funcional democracia interna, terminen con el excesivo dogmatismo ideológico, transformen los signos partidarios por valores y principios, permitan que realmente se hable y actúe con libertad, profesionalicen a los militantes que ocupen cargos públicos en la Asamblea o en el Ejecutivo, eviten la concentración del poder, respeten la institucionalidad y promuevan el diálogo y la concertación con las demás fuerzas políticas, todo en beneficio de los cientos de miles que aún confían en la capacidad de Alianza Republicana para conducir los destinos del país.

Cuidado con las cuotas de poder

Es cierto. No es hora de buscar culpables. La derrota electoral fue la suma de una multiplicidad de factores que no viene al caso enumerar, pues ya varios ex dirigentes y analistas políticos se han referido a ellos. Tampoco vale la pena repasar los defectos de las elecciones primarias que claramente denunció como viciadas la vicepresidenta de la República, entonces pre candidata a la Presidencia por ARENA. Ahora es momento de reflexión, de cambio, de aprovechar lo sucedido para fortalecer la institucionalidad de un Partido, que tiene un arraigo fuerte en la conciencia de todos aquellos que reconocen los avances del país en los últimos veinte años. Es momento para abrir las puertas a todas aquellas transformaciones que no pudieron realizarse estando en el Gobierno, ahora desde la oposición en la Asamblea Legislativa y en las alcaldías que gobierna el partido. Es hora de apostarle a la reforma electoral, al fortalecimiento institucional, a una nueva legislación que fortalezca la transparencia en el uso de los fondos del Estado, tomando como base el acceso a la información pública propuesta por Fusades, a la profesionalización de la administración pública, a las relaciones internacionales universales, así como a seguir fortaleciendo a los entes reguladores, evitando por supuesto las acciones arbitrarias por parte de sus titulares. Para tales efectos, los diputados electos deben enarbolar la bandera del "reformismo" e impulsar sin titubeo alguno, todas aquellas medidas legislativas que contribuyan a fortalecer aún más nuestra joven democracia.

Nadie tiene la varita mágica, ni mucho menos es Dios para adivinar qué habría sucedido si alguien distinto a Rodrigo Ávila hubiera sido el candidato a la Presidencia por el entonces partido de gobierno. Tampoco es predecible qué habría sucedido si el de la ventaja con sesenta mil votos hubiera sido ARENA y no el FMLN.

Tenemos que remitirnos a los hechos y lo que pudimos observar fue un candidato arenero que sin dudarlo aceptó la derrota y felicitó al Presidente electo; un FMLN que en principio ha tomado el triunfo sin soberbia y con un mensaje de unidad nacional; un Tribunal Supremo Electoral que pasará a la historia por el impecable papel desempeñado el quince de marzo, no obstante los señalamientos de los que ha sido objeto durante varios años por no hacer cumplir rigurosamente el Código Electoral, y gremiales empresariales que prudentemente han evitado un lenguaje confrontativo y están a la espera de reunirse con el Presidente Funes.

Cuidado con las "cuotas de poder" en el partido con el pretexto que estén representadas todas las corrientes y expresiones, o los liderazgos de los catorce departamentos. Lo que realmente sucede con esa "representatividad" es que entran los oportunistas, los que se aprovechan de la política y de los cargos públicos, chantajean correligionarios, negocian los cargos y ensucian los principios que recogen los estatutos de Alianza Republicana.

Las corrientes que deben sentarse en las sillas del COENA, son las de la rectitud, sana política, ética y responsabilidad, visión de país, liderazgo y oposición leal. En la situación actual no se trata de dañar la dignidad de nadie; simplemente, como sucede en cualquier competencia en la que el perdedor debe refugiarse para mutar y fortalecer aquellos flancos en los que falló su estrategia, se trata de tomar un respiro, hacer los cambios que sean necesarios, restablecer la confianza en los militantes, identificar a los sanos y verdaderos liderazgos locales, que no necesariamente son los que llevan más años "sudando la camiseta" o ganando elecciones locales, y evitar confundirlos con los "aprovechados locales", planificando estratégicamente los próximos diez años.

La experiencia en la primarias

Conocí al partido durante los tres meses que participé como pre candidato; antes no había militado en partido alguno y mucho menos cuando ejercí la función pública. Ese tiempo fue suficiente para conocer la bondad de la estructura, sus esperanzas, ilusión y deseos de continuar progresando. También conocí el egoísmo y la mentira, pero esas fueron conductas aisladas de aquellos que ni por asomo deberían ser el ejemplo de los nuevos dirigentes; lo que importa es que la mayoría, más que militantes, son salvadoreños que creen en nuestro querido país, en su gente, en su espíritu trabajador e incansable; por eso valió la pena recorrer el país y dar a conocer nuestro mensaje. Algunos se preocuparon más que en el discurso de los precandidatos, en el cumplimiento de los signos partidarios: si se empuñó la mano al cantar el Himno Nacional, si se aplaudió correctamente la marcha del partido, si vistió el tricolor en los eventos multitudinarios, o si inició los mítines con el grito del nombre del fundador del partido. Por supuesto que debemos respetar la historia y a los fundadores, pero creer que eso es lo que espera la población e inclusive los correligionarios, es confundir ideología partidaria con visión institucional del partido.

Ahora, en una nueva etapa para El Salvador, no podemos renunciar a nuestro afán de contribuir al desarrollo nacional. El egoísmo de quedarnos sentados en nuestros despachos profesionales o empresas, hablaría muy mal del ejemplo que nuestros hijos esperan de nosotros. Ahora más que nunca, cuando inicia el fin de una etapa que empezó con los Acuerdos de Paz y que conocemos como alternancia en el poder, debemos hacer oír nuestra voz para respaldar las iniciativas del nuevo gobierno si son respetuosas de la Constitución y también para criticarlas cuando amparados en ella, quieran coartarse las libertades individuales y derechos fundamentales que tenemos todos los ciudadanos. Ahora lo haremos desde las gremiales empresariales y los centros de pensamiento, en donde iniciamos nuestro camino para la defensa de los principios que nos inculcaron nuestros padres. Estoy convencido que es momento para otros en el Partido ARENA y por tanto, no aspiramos a ningún cargo en la estructura partidaria, no porque consideremos que el reto es difícil, sino porque cada uno debe estar donde el corazón le indica que podrá aportar en esta nueva etapa para la continuación sin traumas del fortalecimiento democrático. Dios bendiga a El Salvador.

*Abogado, con maestrías en Ciencia Política y Derecho Empresarial. - Fuente: EDH 7/4/2009

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