Simulaciones y miedos

Uf, por fin está terminando la campaña. En ella ha tenido un lugar destacado una corriente de opinión que ha dirigido sus mensajes contra el discurso opositor, muchos de los cuales han girado alrededor de tres supuestos: la simulación opositora, la superioridad oficial y la conspiración externa. Así se ha tratado de levantar la imagen de un peligro para el destino final de la patria.
Por Roberto Turcios
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Con la simulación, el enfoque dominante en los medios masivos, asegura que la fórmula opositora juega a las apariencias para engañar al pueblo. Otra sentencia proclama que la fórmula oficial es superior, sin adversario posible, porque la virtud está en ese lado, mientras la perversidad radica en el lado opositor. Y la tercera se refiere a una conspiración, perfecta y malvada, fraguada en el exterior. Según ese enfoque, las tres están relacionadas con las maquinaciones comunistas y el socialismo del siglo XXI.

Hace 37 años, en 1972, hubo elecciones decisivas: la oposición enfrentó a un oficialismo de varias décadas. Y ganó, pero se impuso el fraude. Una investigación realizada en la UCA (“El Salvador: año político 1971-72”) al examinar la última etapa de la campaña dijo lo siguiente: “«La UNO (Unión Nacional Opositora) enemigo público número uno» fue el eslogan acuñado durante estos días por el PCN y repetido hasta la saciedad. El ataque a Duarte, como «El hombre mentiroso», llegó a su apogeo.

La identificación de la UNO con la violencia y el terrorismo no conoció límites. La campaña pecenista se ocupó de desenterrar tendenciosamente la memoria de la masacre del 32”. Agrega que, en el discurso de clausura, el candidato oficial acusó a la UNO de estar “manipulada evidente y descaradamente por los comunistas”. Eso planteaba la propaganda oficial cuando los candidatos opositores eran José Napoleón Duarte y Guillermo Manuel Ungo.

Como en el pasado, ahora el enfoque dominante tiende a las afirmaciones absolutas, no a los argumentos que puedan discutirse; los hechos no valen, porque todo es visto como una simulación dirigida por la conspiración internacional. Y luego aparece la propuesta del miedo, fenómeno estudiado por Al Gore, ex vicepresidente de Estados Unidos, como un peligro político. “Nuestra exposición sistemática al miedo y otros estímulos en la televisión puede ser explotada por el inteligente especialista en relaciones públicas, publicitario o político”, advierte Gore.

El presidente Saca ha abundado en la sentencia sobre la simulación: “El candidato de los comunistas es un hombre maquillado (…) que está tratando de engañar a la gente”. También en una superioridad oficial inobjetable: “Este es el enfrentamiento de una gran unidad nacional (…), encabezada por Ávila y ARENA, frente a un partido que tiene ideas equivocadas, totalmente desfasadas”. Además sostiene que en Venezuela trabajan por “tomarse el país”.

Las anteriores son afirmaciones “súper ideológicas”. No son argumentos que puedan discutirse. Allí es difícil encontrar análisis de hechos, consideraciones sobre causas, sujetos y consecuencias. Casi todo se basa en supuestas simulaciones que se dan en el marco de la lucha entre el bien y el mal. ¿Quién simula? La oposición. ¿Quién es auténtico? El poder. Junto a esa base se coloca otra sentencia –la agresión externa– tratando de cerrar un círculo que resulta autoritario, pues coloca como gran juez al poder y como verdad la negación del cambio a partir del miedo.

Fuente: LPG 10/3/2009

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