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Hilda María Jiménez, madre de Katya Miranda: “Va a salir un testigo que va a decir: fue él”

Entrevista con Hilda María Jiménez, madre de Katya Miranda -“Va a salir un testigo que va a decir: fue él”

A nueve días de que el crimen prescriba, Hilda María Jiménez sospecha de una sola persona, aunque advierte que no le consta. Sin embargo, confía en que la Fiscalía esta vez sí fundamentará la hipótesis de quién asesinó a Katya Miranda.

¿Qué piensa del nuevo giro en las investigaciones en el caso Katya?
Estoy realmente feliz. Muy emocionada, agradecida con Dios todopoderoso que ha sido el que nos ha sostenido todos estos años. Ha sido durísimo y desgarrador conocer estas nuevas noticias crueles, despiadadas, de cuál era el móvil del asesinato de mi hija amada Katya Miranda Jiménez. Estoy llena de satisfacción de saber que por fin quedan pocos días para que se le haga justicia a mi niña.

¿Usted cree que en estos 10 días que faltan para que el crimen prescriba se conocerá y castigará a la persona –o personas- que asesinaron a Katya?
Según las investigaciones se ha comprobado que esto se trató de un secuestro. Y al verse acorralados, que mi niña los conoció, al fallarles el intento de secuestro -porque creyeron que estaba muerta y no quisieron llevársela así estos bandidos cómplices de El Palo y de Carlos Miranda-, ellos deciden asesinar a mi niña cruelmente y violarla. Cuando velé a mi niña, algo me decía, en mi corazón, que el criminal estaba dentro de la familia Miranda. Y le puedo decir con toda seguridad que ahora sí, que ahora estamos por buen camino. No como el proceso que tuvimos hace casi 10 años, en el que desgraciadamente Carlos Miranda manejó el caso como le dio la gana. Como abogado terrible que es, supo manejar a los fiscales a su antojo. Tenían el gran poder ahí con Godofredo Miranda, Edwin Miranda… Desde la escena del crimen tenían que protegerse unos a otros. En ese entonces los fiscales no estaban bien preparados y todo estuvo mal desde un inicio.

¿Cómo valora el trabajo que la Fiscalía ha hecho en estos 10 años?
Al principio, una investigación torpe. Para mí, torpe. Por haberse dejado influenciar y manipular por Carlos Miranda. Luego, desgraciadamente, con las ganas que se creía que tenía el ex fiscal general, Belisario Artiga -como lo había prometido: que era un caso emblemático y que iba a luchar por resolverlo-, todos sabemos que no, que no se hizo nada. Y para mí, como madre, fue una puñalada escuchar del fiscal Óscar Castro que el caso de mi hija estaba cerrado. Eso me dio la pauta de que no pensaban mover un dedo para seguir las investigaciones. Luego, desgraciadamente, se manejó que estaba cerrado el caso y no se veía voluntad. Y tampoco -lo voy a decir así- en el actual fiscal. Incluso se manejó que era un caso mediático, que era un show, cosa que me dolió inmensamente, pero ahora con las investigaciones y el trabajo realizado yo disculpo. Disculpo eso pero sigo exigiendo que ahora no cometan los errores del pasado. Que cumplan con su obligación, con su deber, como organismo encargado de hacer prevalecer la justicia y que este caso no vaya a quedar en la impunidad como había sucedido hace casi 10 años.

¿Todo lo que no se hizo en estos 10 años se perdona con lo que se ha hecho ahora, en estos meses de investigación?
Sí. Le puedo asegurar que sí. Son personas muy profesionales. Tuve el gran gusto de conocerlos, los pude escuchar de primera mano. Sé que son muy inteligentes y preparados. Y lo que más me satisface y me llena de confianza es que el IDHUCA y mis abogados, Roberto Burgos y Lupita de Espinoza, están ahí a la par y ellos no van a permitir que se cometan anomalías. Eso me satisface a mí. Yo estoy segura de que ellos han estado trabajando porque me he entrevistado con ellos, en noviembre del año pasado, y hace poco me dieron esa terrible noticia de cuál había sido el móvil.

¿Cuántas reuniones tuvieron con usted y su hija las fiscales encargadas del caso?
Fueron unos cinco días seguidos terribles, terribles, para ambas.

¿En noviembre?
Eso fue en noviembre, y luego hoy en marzo que se me notificó lo que iba a suceder.

¿Usted está al tanto de todo?
Bueno, mire, no detalladamente. O sea, no tengo escritos porque eso es bien complicado. Pero la verdad es que sí. Se me ha explicado cómo ha sido todo, lo que han hecho, las investigaciones, cuáles son las pruebas que se tienen, etcétera, para llegar a estas capturas. Hoy estoy segura de que vamos bien, vamos por buen camino.

El sábado, al preguntarle al fiscal general si la población salvadoreña iba a tener respuesta a la gran pregunta de quién mató a Katya, él respondió que la sociedad salvadoreña iba a tener esa respuesta. ¿Usted cómo interpreta estas palabras?
El hecho, es decir, quién consumó la violación y el asesinato no sé si ellos ya lo conocen. A mí no se me ha dicho específicamente, pero sí se me notificó de las personas que estuvieron alrededor de Carlos Miranda como para cubrirlo, pues, que no lo vieran que estaba cometiendo la violación y el asesinato. Pero estoy casi segura de que si esa mente diabólica pudo pensar en perpetrar un secuestro, tener la osadía de querer arrancar a Katy de los brazos de su madre y de su hermanita y llevarla a una casa donde pensaban llevársela, tenerla ahí, etcétera, por un terreno… ¡Dios mío, ese hombre puede ser capaz de cualquier cosa! Y es el único que yo pienso que lo pudo hacer. Porque como lo dije al principio: Carlos Miranda no iba a dejar que sus mozos cometieran ese delito, antes los mataba. Entonces este engendro del demonio es el que lo planificó y el que estoy casi segura que cometió este crimen atroz.

El fiscal planteó que Carlos Miranda llevaba en brazos a la niña, presumiblemente sedada, y la puso sobre la arena para que la recogieran los que iban a ser los captores, y dijo además que los captores pensaron que la niña estaba muerta y desistieron de llevársela. Cuando se le preguntó al fiscal si la niña hasta ese momento estaba viva, respondió que al parecer sí. Como que todos los caminos conducen a un solo culpable.
Sí, sí, pues, porque realmente si él la saca de la tienda -iba sedada- con lo que le habían puesto a mi niña y la creen muerta y al darse cuenta que no… Bueno, pensaron que estaba muerta y deciden no llevarse a mi niña. No sé si después se despertó mi muchachita y los conoció y es por eso que tan violentamente me la matan. Entonces pienso que esa mente maquiavélica decidió hacer eso para que pareciera que habían sido las maras como en un inicio lo dijo. Entonces, prácticamente se le vino abajo todos sus planes desde el momento en que los que pensaban llevarse a mi niña deciden no hacerlo porque pensaron que ya estaba muerta.

Hoy hay otro miembro de la familia que se presume estuvo involucrado en el caso.
Esa ha sido una puñalada en nuestra espalda. No solo a la mía, sino también a la de Marcelita, que era la que se entretenía y jugaba con la hija de él. ¿Cómo este Walter Badía pudo prestarse a una cosa tan horrenda y ser tan hipócrita en ofrecerme ayuda económica, cuando yo no tenía ni cómo pagar el colegio de Gina Marcelita? Luego él me dijo que él tenía abogados españoles trabajando en el caso, y que si se daba cuenta que de verdad Carlos Miranda había participado en eso, él sacaba a su mujer, Claudia Miranda, de El Salvador y se la llevaba a España. Cosa que sí sucedió, porque sí la sacó. La segunda hija de Walter y de Claudia nació en España. Otra: ¿de dónde iba a sacar todo el dinero que ahora tiene, donde vive, si él era un simple vendedor de perros? Todas esas cosas las creo y no creo que esto se lo hayan inventado. Es lo más creíble para mí.

Carlos Miranda se defendió hace nueve años con el tema del sedante, que lo habían esparcido con spray, a él y a toda su familia. Versión que luego fue apoyada por todas las personas que estuvieron en el rancho. Ahora la fiscalía utiliza esa versión para acusar a Carlos Miranda ¿Cómo puede y por qué puede creer eso usted?
Antes de responderle a eso le aseguro que yo me entrevisté con una testigo valiosísima que no me la tomó en cuenta –en el juicio anterior- la jueza Ana Marina Guzmán. Y me juró, así -yo ya lo había dicho antes- que había visto a Luis Alonso y a Francisco, los mozos de Carlos, cerca del cadáver de Katy. Ellos son los ayudantes de Carlos Miranda, los perros fieles. Ahora, con respecto a su pregunta, hubo un momento en que yo le dije a Edwin Miranda: “¡Godofredo!, Edwin”, y se lo dije a Carlos Miranda. Me salió del corazón decir Godofredo. ¿Por qué Godofredo? Porque dije: está en la policía, él puede tener acceso a spray… a cosas así, algún sedante. Y luego Carlos Miranda dijo que mi hermano, en medio galón de agua que yo le pedí que dejara para ellos, le había metido un sedante. O sea, él es el primero que estaba diciendo eso. Él es el primero que lo maneja. Yo también pensé que habían utilizado algo así. Lo que no era creíble es que los hubieran podido dormir a todos, a menos que se hubiera utilizado algo grande. Ahora sabemos que hay un médico dentro de los acusados, y que es él quien iba a prestar su casa de habitación para que tuvieran en cautiverio a Katy. A mí me parece creíble. Imagino que este hombre canalla utilizó alguna gasa empapada con un somnífero como cloroformo, qué sé yo. No soy especialista en eso, pero lo están comprobando los de la Fiscalía, con peritos. Y así intentó dormir a Katy y sacarla. A Marcelita también algo le ha de haber puesto. Pero doy gracias a Dios que mi Marcelita al fin y al cabo no se haya despertado, porque ya no sería solo Katy sino también a Marcelita a la que este monstruo le hubiera hecho algo.

¿Cómo podemos entender que ahora usted sí le cree a la Fiscalía? ¿Le han dado algún tipo de información, a usted o al IDHUCA que no conocemos, que la hace confiar?
Sí. Hay algo que yo no lo puedo decir si ellos no lo han dicho. Pero sí, hay algo que me asegura que eso sí paso.

¿Qué será?
No puedo decirle.

Yo sé. ¿Pero podemos pensar que son declaraciones de testigos que vieron lo que ocurrió esa noche, de familiares?
Es posible. Por ese rumbo va.

Hace un año usted mencionaba que sería fabuloso que personas que estuvieron esa noche se quebraran, que dijeran la verdad. ¿Eso está pasando hoy?
Eso es lo que está pasando. Y a mí como madre no me queda más que decir que fue el altísimo, el espíritu santo, Cristo, Dios, quien ablandó el corazón de esta persona para que se haya decidido a hablar.

Que la Fiscalía confirme que Godofredo Miranda apoyó en esta investigación, ¿a usted le parece clave?
Me parece clave, claro que sí.

¿Cómo valora este escenario? Hace un año, usted pedía que se castigara el silencio de Godofredo Miranda.
¡Todavía! Todavía. Todavía castigo el trabajo mal hecho de Godofredo Miranda. El trabajo profesional que él debió haber tenido desde un inicio. Como policía o como tío de Katy, si él no hubiera permitido que se contaminaran pruebas, que se desaparecieran pruebas, si hubiera acordonado el lugar, etcétera, no estuviéramos en este punto, no hubiéramos esperado 10 años, casi, para esto, ¿verdad? Pero no lo hizo. Entonces, su actuación en el pasado… para mí, este tipo también es cómplice y también debe ser castigado. Como madre lo exijo. Si él a mitad de tiempo se arrepintió, pues tal vez la Fiscalía será la que le dará criterio de oportunidad, pero para mí él actuó mal desde un principio y por perjurio o por mal manejo de la escena del crimen o como se quiera decir jurídicamente hablando, este tipo tiene que ser castigado.

¿Lo mismo pediría para el resto de familiares?
¡Sí! Yo no sé por qué Rosa Miranda, la abuela… no sé qué pasa con ella. Esa mujer fue la culpable de que yo dejara a mis hijas. Lo sigo manteniendo. No creo ser la primera y única mujer salvadoreña que deja en manos de su padre a sus hijas. Pero ella fue la que me insistió en que las dejara. Casi me las arrebata. “Déjemelas aquí, que yo me voy a quedar, yo las voy a cuidar”. Por eso cuando ella llegó a la funeraria yo le pregunté: ¿qué pasó con la Katy? Sin saber que ella había sido asesinada, violada y todo eso. Porque si hubiera sabido, sería más fiera de lo que he sido hasta ahora. Y los hago que hablen y me digan qué hicieron con mi niña. Esta señora, que sabía lo que iba a pasar o que después se enteró de algo, ¿por qué no habla? ¿Por qué no colabora? ¿Por qué sigue encubriendo al marido?

¿Lo mismo opina del resto de familiares que estaban ahí esa noche?
Para todos. Para Yanira Miranda, Doris de Miranda, Jorge Miranda –hermano de Godofredo, que ahora ha de ser mayor o teniente coronel-, Rebeca, para todos esos que estaban ahí... para Tito Livio... Para todos. Ellos son responsables también, porque ellos estaban ahí.

En toda esta nueva historia, ¿dónde queda Edwin Miranda?
Edwin Miranda también no sé por qué no está ahí hasta este momento. No sé por qué a este señor no se le ha ubicado. Eso no me entristece, me enoja… que me digan que no saben dónde está este tipo a estas alturas de la vida, cuando tienen todos los elementos (para encontrarlo). “No sabemos dónde está”. Eso no me gusta escucharlo. Me encantaría escuchar de la Fiscalía que me dijeran “ya lo tenemos ubicado”. Eso sería un gran alivio para mí y para Marcelita. Yo estuve ahí, en ese mismo lugar donde me la asesinaron, con mis hijas, miércoles y jueves santo. Edwin Miranda, ese jueves santo, cuando nos retiramos para la capital, él iba callado… como en otro mundo. No sé si él -como lo he dicho, no necesariamente tuvo que participar en el hecho, sacar a la niña, etcétera-, pero el hecho de tener conocimiento para mí ya lo hace culpable. Y peor que los demás porque él era el papá.

Hace un año, usted y Benjamín Cuéllar del IDHUCA decían otra cosa y acusaban a Edwin Miranda de ser el autor del crimen. ¿Qué los ha hecho cambiar de opinión?
El saber. El estar segura porque hay un testigo que asegura haber estado con Edwin Miranda. Si el mismo Edwin Miranda se mantuvo toda la vida diciendo que él era el que estaba en medio... A mí no me cabía la menor posibilidad de que hayan sacado a Katya no llevándoselo a él de encuentro. Me parecía imposible. Y si él mismo aseguraba y juraba que estuvo ahí, él era prácticamente el culpable. Y si este tipo ha sido capaz de molestar, etcétera, a las niñas, él también lo pudo haber hecho. Eso era lo que a mí me aseguraba a decir algo así.

¿Ahora ya no?
Ahora me dicen que hay un testigo que hablará y dirá que con esta persona estuvo Edwin Miranda esa noche. Además, la abuela también dijo “cuando Edwin llegó”. Que después se retractó es otra cosa.

A estas alturas, según usted, ¿quién mató a su hija?
Eso lo tiene que comprobar la Fiscalía y las investigaciones. Pero hasta este punto el que la sacó de la tienda de campaña y el que pretendía hacer un secuestro es Carlos Miranda. Eso le puedo decir. No le puedo asegurar algo que hasta este instante todavía no me consta. Ahí estamos, en esas investigaciones. Y tiene que haber un testigo que diga: sí, fue él. En el nombre de Dios todopoderoso, va a salir un testigo que va a decir fue él o fue fulano. Pero así pasaron las cosas. Esto es lo que le estamos pidiendo a Dios.

¿Antes de que prescriba el crimen solo conoceremos quien mató a Katya o vamos a ver un nuevo proceso contra esa persona que mató a Katya?
Qué daría yo por decirle… porque yo soy la primera, porque a mí como mamá me deben esa respuesta. No la tengo. Si yo la tuviera le diría que estuviera más feliz de lo que estoy a esta hora, este día, por las capturas que se hicieron y por las investigaciones que se han llevado a cabo. Pero yo no lo sé. No sé la verdad en su totalidad. Fue desgarrador conocer lo que ustedes ya saben. Es más, a mí se me dijo que yo no podía decirle nada ni a mis hermanos. ¿Se imagina cómo me sentía? ¿Cómo esperé que pasaran los minutos, los días, los segundos? ¡Mal, terriblemente mal de conocer esa verdad! Y ahora a ustedes se los han dicho casi todo. Hay cosas que las saben más ustedes los medios que yo.

¿Usted está consciente de que si en dado caso, en este proceso por secuestro, se acusara a Carlos Miranda de ser quien asesinó a la niña, el crimen quedaría impune?
Fue horrible para mí que el 9 de marzo se me explicara, aunque ya lo sabíamos, que no se les puede juzgar por el mismo delito que ya fue juzgado, por el delito de violación agravada y asesinato. Como mamá fue horrendo. Yo no quisiera que prescribiera ningún caso. Y no quisiera que eso fuera impedimento para hacerse justicia. Pero así es la ley de equivocada. Pero se me dijo: “Ya no se puede juzgar. Pero también ha cometido este delito, y eso no prescribe”. Entonces eso me alivia. Que por una u otra razón este criminal, violador y secuestrador pague. Eso quiero.

¿Usted cree que Carlos Miranda fue?
Si él tuvo la osadía, la perversidad de pensar, como le vuelvo a repetir, el solo hecho de pensar en simular un secuestro por un terreno, por un poco de arena, por un pedazo de ladrillo, ¡qué sé yo, Dios mío, lo que haya valido! ¡Mi niña es invaluable pero valiosísima para los ojos de Dios! Y se los está demostrando. Con solo el hecho de que lo haya pensado, aunque haya creído que no le iba a pasar nada, que solo iban a convencer a la niña y meterle en la cabeza “Doroteo Maradiaga” para que ella lo dijera, etcétera, con solo eso que le haya pasado en la mente ya es un criminal. Y por lo tanto pienso que él, por supuesto que pudo ser capaz de eso.

¿Quién ha sido el principal responsable, en todo este proceso, de que el asesino de su hija todavía no sea castigado?
La Fiscalía por no haber hecho un buen trabajo. La Fiscalía de aquel momento.

¿Qué pasará con el caso de Gina Marcela? Hace un año se planteó que se podría abrir un caso por los abusos que Gina Marcela denunció.
Esto se mantiene en reserva. Mi hija es una niña menor de edad. No se dará ningún detalle a la prensa, ¡pero por supuesto que se está trabajando en ese también! Hay dos casos. El de Katy y el de Gina Marcela. Y yo igual: en la búsqueda de justicia para mi Gina Marcela. Por eso es que con autoridad estoy llamando a que me encuentren y me lleven ante la justicia a Edwin Miranda.

¿El caso de Gina Marcela no corre el peligro de prescribir?
Ese es el problema: la prescripción.

¿Qué pasará después del 4 de abril con ambos casos?
El de Katya ya está en la Corte Interamericana de los Derechos Humanos (demandando al Estado por la falta de justicia en el caso). El de Gina Marcela también los están trabajando tanto el IDHUCA como la Fiscalía. ¿Qué va a pasar? No sé. Lo único que le puedo decir es solicitar a todos los medios que ya que yo no puedo estar en ese juzgado, yo quisiera que todas las personas que pudieran ir estuvieran allá. Que en nombre de mi Katy, de mi Marcelita y en el mío se apersonen al lugar de los hechos.

¿Será necesario que usted y su hija vengan a declarar en este caso por secuestro?
Sí. Se nos ha plantado la posibilidad y si se le solicita un permiso al gobierno de Estados Unidos, para que podamos ir a El Salvador, por supuesto que estaremos allá mi hija y yo.

Fuente: La Opinion - El Faro.net 25/3/2009
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