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La inútil confrontación entre izquierda y derecha

Inútil confrontación entre izquierda y derecha
Por Oscar R. Puiggrós*

Hace unos días, un amigo marxista me dijo: "¡Cómo está el mundo, todo cambia, fíjese que Saramago se pasó a la derecha !". El comentario se refería a la declaración de José Saramago, Premio Nobel de Literatura, afiliado de antaño al Partido Comunista de Portugal, sobre las condenas recientes de Fidel Castro contra tres "delincuentes" políticos y setenta y cinco escritores y periodistas opositores al régimen. Termina así la declaración de Saramago: "Cuba no ha ganado ninguna heroica batalla con estos actos, ha defraudado mis ilusiones. Hasta aquí he llegado".

La reacción de mi amigo es ilustrativa de la frivolidad con que se usan las palabras izquierda y derecha , que como pocas producen tanta confusión y equívocos. El hábito de distinguir con ellas las distintas posiciones políticas y sociales frecuentemente se extiende a áreas económicas, culturales y aun religiosas.

Es, pues, difícil (diría arriesgado) intentar definir qué son los conceptos de "derecha" e "izquierda" en la conversación cotidiana. La historia de los siglos XIX y XX muestra que cada país y los cambiantes escenarios culturales, económicos e ideológicos, el nivel de desarrollo, las guerras y sus consecuencias, los regímenes políticos surgidos o no de procesos revolucionarios, todos ellos dan un significado distinto a la "izquierda" y la "derecha" , o a "las izquierdas" y "las derechas", así, en plural, como suelen decir los españoles.

De ahí que cada uno use estos calificativos convencido de su acierto, aunque tome sin vacilar un punto de referencia arbitrario. Se es de izquierda (o "zurdo") en relación con ideas, líderes o grupos políticos o sociales, que llevan de suyo un tono despectivo para el que piensa o actúa de otro modo. La derecha hace lo mismo en sentido contrario: iguales prejuicios, igual temeridad en el juicio. Se llega así a una hostilidad que aleja la solidaridad necesaria para lograr el bien común, de unos y de otros.

El origen de esta división se suele ubicar en el lugar que ocupaban los monárquicos y sus opositores contrarios a Luis XVI y al régimen que representaba en las Asambleas francesas en 1789, y hay quienes creen que viene de más lejos.

Lo cierto es que "izquierda" y "derecha" son conceptos imprecisos y casi siempre de precipitada calificación, o descalificación, de las personas y de su pensamiento.

En el lenguaje habitual, se llama derecha a los que quieren evitar que las cosas cambien, ya que está bien así o "estamos bien así" y es obvia entonces la conveniencia de mantener la situación actual: es, se dice, la tradicional actitud defensora del statu quo. Y se llama izquierda a la posición original e ideológicamente rebelde y revolucionaria que procura el cambio, achicar las brechas, sobre todo económicas, por cualquiera de los medios a mano.

Las dos definiciones son impuras y reconocen extremos, posiciones moderadas y aun desteñidas. En la jerga política común se habla de "centroizquierda", "centroderecha", "extrema izquierda", "extrema derecha" y del hoy muy difundido "centro", que aspira a sintetizar esas posiciones para ofrecer alternativas intermedias.

Pasados los años, la evolución ideológica y la acción política fueron adoptando "izquierda" y "derecha" para designar, con creciente ambigüedad, posiciones, intereses, programas de gobierno y aun temperamentos personales con influencias culturales, costumbres, estilos de vida adquiridos en los ámbitos familiares y sociales del entorno.

Se llegó así al extremo de asimilar al intelectual o artista con la izquierda socialista, populista y revolucionaria, y al frívolo ignorante con la derecha, conservadora, reaccionaria o no. No se pueden sostener con seriedad tan apasionadas generalizaciones.

Según el profesor de ciencias políticas de Madrid José Alvarez Junco ( Revista de Occidente n°47), "la izquierda significaba en el mundo anterior a la Revolución Francesa lo depravado frente a lo virtuoso, lo condenado a lo defendido por Dios. [...] Hoy es lo progresista y lo popular". Estos son comentarios que el citado profesor dedica al libro de David Caute La izquierda en Europa desde 1789 , donde agrega ilustrativas observaciones como las de Victor Hugo, que se limita a decir que "la izquierda es estar en contra", y Bakunin, el teórico ruso del anarquismo, que, habiéndosele preguntado qué haría si se implantara su sociedad ideal, contestó que empezaría a derribarla de nuevo. Este es más un estado psicológico delirante incorregiblemente rebelde que hoy se mantiene vigente en las ideologías formadas al calor de resentimientos que llevan al terrorismo irracional.

Cualquiera que sea la definición que se adopte, mantener los conceptos de "derecha" e "izquierda" es anacrónico e ineficaz. Hace poco, en estas mismas columnas, Mario Vargas Llosa terminaba un artículo diciendo: "¿Hacen falta más pruebas de la grotesca inanidad que han alcanzado los conceptos de "derecha" e "izquierda" en nuestros días ?". Y decía Beltrán Gambier, también en LA NACION: "Hablar de izquierda y derecha en la Argentina de hoy es tan inútil como lo es en otros lugares del mundo".

Por cierto, no es fácil reemplazar estos vocablos, pero creemos que el buen camino es evitar los prejuicios y las ideologías que paralizan, y optar por el análisis objetivo de los programas y actos de gobierno, las propuestas concretas, eficaces y posibles.

El mundo cambia, está en constante transformación. Los hombres también evolucionan en sus ideas y adoptan frecuentemente posiciones contradictorias. Entre nosotros hay múltiples casos: Federico Pinedo pasó de socialista a conservador; Américo Ghioldi, de socialista clásico a casi liberal; del Perón de 1945-55 al Perón de un cuarto siglo después puede hacerse una distinta (me atrevo a decir antípoda) definición; el "comunista" Arturo Frondizi es hoy reconocido por gran parte de los golpistas que lo sacaron del gobierno como el más sólido estadista de las últimas décadas; el populista Carlos Menem logró el apoyo de buena parte del conservadurismo economicista. Hoy a nadie se le ocurriría usar los términos de "derecha" o "izquierda" para ubicar en nuestra historia a Sarmiento, Avellaneda, Alberdi, Mitre y muchísimos más que trabajaron por la consolidación de nuestra República.

En el exterior se dan también precipitadas definiciones: el conservador presidente francés Jacques Chirac ofrece hoy una imagen algo distinta por su actitud crítica sobre George W. Bush; del primer ministro británico Tony Blair podríamos decir lo mismo pero al revés; del Felipe González presidente del gobierno de España, jefe político del PSOE, al moderado y lúcido analista de distintos gobiernos (incluso los nuestros) hay notables diferencias, y para qué decir de la China de extrema línea marxista impuesta por Mao Tse-tung y su Revolución Cultural, pasando después por Deng Xiaoping, Jian Zeming y hoy el nuevo presidente Hu Jintao, cuando su aislamiento insostenible la ha ido obligando a abrir sus vínculos con otros mundos, aunque todavía no desprendida de su política totalitaria sobre los derechos humanos. Todos estos ejemplos nos llevan a la necesidad de evitar el prejuicio, para no equivocar el diagnóstico y por lo tanto el tratamiento.

Nuestro país está recorriendo una etapa adolescente, con las indefiniciones y vacilaciones propias de un pasado que se va y cuesta abandonar, y proyectos futuros todavía imprecisos.

Se agrava este panorama por la ausencia de una conducción política sólidamente reconocida y con partidos quebrados, en un escenario agobiado por inquietantes rebeldías.

Las recetas clásicas están sujetas a resistencia y revisión entre nosotros y en el resto del mundo. Serenar el juicio, moderar las críticas y fortalecer el espíritu de auténtica y no decorativa solidaridad es imprescindible para recuperar el largo tiempo perdido. Este es el desafío que debe superar la inútil confrontación entre derecha e izquierda, cuyas verdades parciales sería positivo conciliar. ¿Es una utopía?

Mministro de Trabajo (1962) y de Bienestar Social (1972) Argentina-Publicación La Nacion 22/07/2003
Comentarios
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2 comments :

  1. Izquierda o derecha?

    Si no diganme que no cobran el mismo cheque todos los meses, con lo mismos dolares cuando viajan por el mundo los Sres.: Diputados, magistrados, jueces, asesores, alcaldes y otros cargos de politicos profesionales que se dicen de derecha rancia,pura, sudada y de pura cepa. Y los otros que se dicen de izquierda combatida, perseguida y probada. Por lo tanto, dicen que ambos se merecen los mismos privilegios de las arcas del estado, que pagamos los ciudadanos mal servidos con nuestros IMPUESTOS!!!

    De derecha o izquierda? Son los mismos!

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  2. Espero que este blog si llega Funes al poder con los comanches, siga con su linea critica. Veremos si los funcionarios de Funes se comportan como demandan los tiempos o solo haran en mingo mingo y robaran como los arenazis, dando la espalda al pueblo.

    Juan David Delgado
    Boston

    ReplyDelete

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