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El Salvador se niega a olvidar a Ellacuría y los mártires de la UCA

El 16 de noviembre de 1989, el rector de la Universidad Centroamericana "José Simeón Cañas" (UCA), Ignacio Ellacuría SJ.; el vicerrector académico, Ignacio Martín-Baró SJ.; el director del Instituto de Derechos Humanos de la UCA, Segundo Montes SJ.; el director de la Biblioteca de teología, Juan Ramón Moreno SJ.; el profesor de filosofía, Amando López SJ., junto con Joaquín López y López SJ., y dos mujeres colaboradoras de la Universidad, Elba y Celina Ramos fueron asesinados por un pelotón del Batallón Atlacatl de la Fuerza Armada de El Salvador.

Cada año, por estas fechas, los mártires de la Universidad Centroamericana (UCA) convocan a quienes no sólo fueron sacudidos en sus conciencias por tan execrable crimen, y por el cual se sigue clamando justicia, sino que también están convencidos de que los jesuitas asesinados tienen mucho que decir sobre la situación de la sociedad salvadoreña en el presente.

En la tarde del sábado 15 de noviembre, cientos de personas, la mayoría de comunidades del interior del país, comenzaban a reunirse en el parque anexo al Instituto Centroamericano de Ciencias de la Salud (ICAS); los jóvenes colaboradores repartían las velas para la procesión; las palmas decoradas con flores de colores y los rostros de los mártires en las cruces ya estaban listos. A las seis, inició la procesión de farolitos con el denominado "rito del fuego", realizado por el grupo de danza de la UCA y con el que se nos recuerda que los mártires son luz de esperanza. A partir de ahí, el fuego se esparció de farolito en farolito, de persona a persona, hasta iluminar como una sola luz la noche. Durante la procesión, los cantos y algunas cuñas de Radio YSUCA, que narran brevemente la vida de cada uno de los mártires, crearon el ambiente de reflexión y meditación propio de la actividad. Diversidad de rostros se observaban durante el recorrido: campesinos cuyos sombreros no ocultaban la humildad y honestidad de sus miradas; jóvenes de todas las clases sociales; niños y niñas; extranjeros que con sus cámaras fotográficas o de video buscaban capturar en imágenes la fidelidad de un pueblo que se niega a olvidar.

"¡Que vivan los mártires de la UCA!", coreaba con alegría la gente. Y es que, contrario a lo que muchos podrían creer, la conmemoración del aniversario de los mártires no es de luto o llanto, sino de agradecimiento y celebración por sus vidas. La procesión recorrió las calles aledañas al campus y luego entró a la Universidad para continuar la caminata sobre las alfombras, elaboradas por jóvenes que, mediante coloridos diseños, buscaron expresar el anhelo de justicia, igualdad e inclusión para todos en la sociedad.
Irónicamente, los pies de la gente caminaron lentamente sobre la misma calle que hace diecinueve años utilizó el Batallón Atlacatl para llegar al lugar donde cometería su horrendo crimen. La diferencia es que los pasos de los militares llevaron muerte y dolor, y los de ahora llevaban vida y esperanza.

Cuando la procesión retornó al parque anexo al ICAS, comenzó la celebración de la eucaristía, presidida por el padre José María Tojeira, rector de la Universidad, y concelebrada por más de treinta sacerdotes. En la misa, el Coro de los Mártires animó con sus cantos, y miembros de la comunidad universitaria participaron en las lecturas y en la entrega de ofrendas.

Durante la homilía, el padre Tojeira recordó la misión de la Universidad, "el cambio social", y habló sobre las desigualdades que aún persisten en nuestra sociedad y que son la causa de una exclusión que afecta a cientos de miles de salvadoreños. "Cuando decimos que hay exclusión en el país, estamos hablando no solo de injusticias (.) sino denunciando además la hipocresía permanente de tantas instituciones que hablan de democracia y desarrollo, mientras excluyen a la gente digna de los bienes, del desarrollo y de la democracia. La exclusión en El Salvador está, de muchas maneras, invisibilizada. Se nos habla siempre de los triunfadores y se nos olvida no solo el dolor de los pobres, sino la propia existencia de ellos".

Asimismo, reflexionó sobre la vida de los mártires y sobre sus anhelos de paz e igualdad, que siempre guiaron sus caminos. "En esta fiesta martirial (.) recordamos a ocho esforzadas personas que se entregaron a construir paz donde había guerra; a proteger y defender la vida humana, donde la vida de los pobres se trataba como si fuera basura; y las festejamos no para compensar un pasado doloroso, sino porque vemos en su sacrificio, en su libertad y en su coraje amoroso una prueba de que se acerca el año de gracia del Señor".

Fuente: Infodecom.com 21/11/2008 - baronrampante@hotmail.es
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1 comment :

  1. LOS MEJORES HIJOS MERITISIMOS DEL SALVADOR SON LOS JESUITAS Y NO PASTORES EX-CONVICTOS, CELEBRANTES DE CRIMENES DE LESA HUMANIDAD.

    UN DIA PRIMERO DIOS...

    ASI COMIENZA LA POESIA DE UN GRAN SALVADOREÑO QUE SOÑO UN SIMPLE SUEÑO DEL CUAL AHORA ES POSIBLE.

    AFLIGIDOS ESTAN LOS QUE VAN PARA AFUERA DE LA CUPULA GOBERNANTE DE ARENA.

    EL PUEBLO NO OLVIDA A SUS MARTIRES !

    Jose Matatias Delgado Y del Hambre.

    ReplyDelete

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