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Héctor Silva se Humaniza ante el horror

Héctor Silva Se Humaniza ante el horror de Katya.

No es para menos, el Gerente de Redacción de LA PRENSA GRÁFICA, Héctor Silva, desenvaina su pluma y exterioriza su repulsa y su indignación ante la pasividad institucional de El Salvador hacia el caso Katya Miranda.

Lo hemos dicho muchas veces, y no nos cansamos de decirlo, lo de la Fiscalía General del Estado en el Katya Miranda es una sandez que no podemos aceptar las personas civilizadas, no es una actitud es un principio.

Esa madre, Hilda Miranda, se enloquece de tristeza, dolor e impotencia todas las noches antes de ir a la cama, y su hermana Marcela, empieza a entender el fondo del asunto, y se horroriza al pensar lo que le ocurrió a su hermana aquella noche espantosa en Los Blancos.

Mientras tanto el Fiscal General de la República, Félix Garrid Safie, inclina la balanza hacia el lado de hacer prevalecer los principios constitucionales para prevenir el doble enjuiciamiento de los principales ex-sospechosos.

Es posible que se sustente este razonamiento, cuando hay más de 200 tipos de cargos en la lista de delitos por las que se puede reabrir el caso bajo la nueva variable surgida: el testimonio de testigos claves, incluida la propia hermana de la víctima, Marcela Miranda, ahora de 16 años.

¿Será posible que en realidad no se quiera investigar?

Las personas civilizadas nos preguntamos ¿qué se pierde con intentarlo?

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Estimada Katya Natalia:
Héctor Silva - Gerente de Redacción de LA PRENSA GRÁFICA hsilva@laprensa.com.sv

Lo primero es pedirte perdón por haberme olvidado de vos tanto tiempo. Tendrías ya 18 años. Cuando te conocí, como periodista, tenías 9. Te acababan de matar en la propiedad de tu familia paterna. ¿O fuera de ella? No recuerdo, Katya, si te mataron dentro o fuera del rancho en el que estaban tu papá, tu abuelo, tu abuela, tu tío... tu hermanita. Ahora que lo pienso, no hay forma de que mi recuerdo sea exacto en este punto: ni siquiera eso fueron capaces de determinar las autoridades salvadoreñas cuando investigaron tu asesinato. Y eso que hicieron una reconstrucción gigantesca a la que el fiscal general llevó cámaras. Perdón, Katya, nos olvidamos de vos mucho tiempo.

Hoy, a nueve años de que encontraron tu cuerpecito en Los Blancos, volvemos a hablarte. Perdón por sumarme tan tarde.

Me acuerdo, Katya, que hace nueve años la cobertura de tu caso marcó mi carrera. Lo dije en una charla a la que me invitó un grupo de jueces en el Centro Judicial de San Salvador allá por el año 2000: cubrir tu muerte fue exhaustivo y doloroso, pero me permitió saber que, a veces, el trabajo de los periodistas sirve para que la maldad no se pierda entre presiones institucionales o ineficacias estatales. “Katya existe, judicialmente, gracias a los medios de comunicación”, me atreví a decir. Quizá exageraba. Puede ser. Lo cierto, Katya, es que ahora sigo preguntándome qué nos dejaste. ¿Sirvió de algo, Katya Natalia? Creo que sí.

A mí me sirvió para reiterar uno de los principios con los que he intentado regir mi oficio: la indignación, que debe ser siempre un motor, no excusa. En tu caso, no solo la indignación contra tus asesinos, sino la que me vuelve invadir ahora cuando escucho otra vez el coro de la desidia institucional. Los asesinos te mataron en Los Blancos, los funcionarios han intentado mantenerte sepultada durante estos nueve años.

También ha servido, Katya, la incansable insistencia de tu mamá. Ella se ha encargado de que tu asesinato haya sido, en todo este tiempo, una fea cicatriz en el rostro del sistema judicial salvadoreño (una de tantas, lamento decirte: no sabés cuántos casos como el tuyo han ocurrido desde 1999). No importa cuántas leyes o principios constitucionales evoquen los abogados, nadie, a estas alturas, les cree cuando intentan justificar su incapacidad para hacerte justicia. Que eso esté claro es importante, porque nos obliga, como te decía, a seguir indignándonos. Y si nos indignamos, reclamamos. Si reclamamos, y perseveramos, vamos haciendo país. Poco a poco. Esto, Katya, no es cosa de dos días. Ni de nueve años.

Ayer, antes de salir de casa, hablé sobre vos con mi hijo. Él tiene 11 años, dos más de los que vos tenías cuando te mataron, y estudia, como vos lo hiciste, en el Colegio Sagrado Corazón. “¿Sabés quién es Katya Miranda?”, le pregunté. “Sí, un edificio del colegio se llama como ella. Nos han dicho que la mataron y que no han metido a nadie preso por eso”, me resumió. No seguí la conversación; entendí que debía hablarle con sencillez y contundencia a mi hijo sobre la impunidad y el daño que le ha hecho a este país. Voy a volver a hablar de vos con él hoy, domingo, cuando él lea esta columna. Lo primero que pienso decirle sobre vos y lo que te pasó hace nueve años es que nunca pierda la capacidad de indignarse ante la indiferencia, la maldad, la desidia, la hipocresía. Yo, por mi parte, prometo no olvidarte tanto tiempo otra vez. Saludos desde aquí.
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5 comments :

  1. Esta noche me voy a echar unas copas para olvidar las penas que tengo la justicia salvadoreña en el caso de Katya Miranda, esa pobre seño, la madre, como estara, puchica, ahora si que voy a un zip pak para olvidarme que soy salvadoreño y el sufrimiento de esa madre que ni siquiera conozco.

    Mañana ire al a trabajar y le pedire a la cherada que trabaja conmigo en la construccion que firma la peticion de firma en favor del caso.

    Saludos de Nueva York, Mario Velazquez

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  2. La del pollo loco donde voy a comer los domingos por la tarde me dijo que ella tambien iba fimar la peticion. Pense que la madre de la niña le podria interesar la noticia.
    Chambita de Mount Pleasant

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  3. Amios Los Felicito, buena labor periodistica y de seguimiento del caso de Katya. Sulema desde Holanda

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  4. El verdadero nacionalista ama a su patria,repudia la injusticia y mantiene su dignidad en el respeto de la verdad clama a dios por la libertad del pensamiento y protege por sobre todas las cosas el derecho de los mas debiles y tiene en los niños el futuro de su grandeza. Por lo tanto se exige a si mismo la preservacion de la vida y se compromete a defender el estado de derecho y al fiel cumplimiento de las leyes de dios para el progreso de la nacion.SOY UN ARENERO DIGNO Y CONSIENTE.

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  5. ARENERO DIGNO Y CONSIENTE, si eres lo que dices, por favor firma la peticion de Katy Miranda y pidele por favor a otros y otras de tu instituto politico que haga lo mismo.

    Gerardo Escalante
    Seatle, Washington

    ReplyDelete

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