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NUESTROS MUCHACHOS PONEN LOS PELOS DE PUNTA EN SU PRESENTACION OFICIAL


A las 4:30 de la tarde “o'clock” con la puntualidad de las Campanas del Big Ben en el Parlamento Británico, nuestros muchachos entraron en el recinto bien planchaditos, con los cabellos lisos y engominados, frente en alto y miradas de incredulidad por haberlo conseguido.

Los chicos llevaban uniforme de almirante color blanco compuesto de pantalón con bandas azules por los laterales, saco clásico con brochetas de color azul en los hombros y con franjas blancas y celestes en las mangas en la zona de las muñecas, zapatillas de charol, corbata lisa y discreta color azul, y una cachucha de comandante también de color azul.

Las cachiporristas llevan también los colores de la patria, pero más a la vista: minifaldas de color azul tafetán, con un ribete blanco en el borde, medias transparentes, botas de un blanco cremoso y unas camisetas sin mangas también de color blanco que les ceñían las curvas de sus hermosos cuerpos.

El último grupo de bailarinas llevaba unos atuendos típicos del colonialismo: el gran vestido de una sola pieza de gran revuelo en la parte inferior que llega hasta la zona de los tobillos, apretado con una manta de franela de color rojo o azul en la cintura y una especie de campana ovalada que cae en la zona de los hombros, evitando cualquier revelación provocativa del escote, contrastando con el calzado de chanclas propias de nuestro milenario entorno tropical.

En la entrada al City College la marejada salvadoreña les espera sin paciencia y, al no haber sido admitida por las autoridades en el desfile de la presentación de su Banda de la Paz, debido a la incapacidad de las instalaciones, rápidamente corrieron a tomarse el parking del Colegio de Pasadena, como centro logístico y de observación. Los 5 pisos del parking del colegio, quedaron totalmente inundados por el gentío, en cuestión de segundos, nadie se quería perder el debut de los nuestros.

En lo alto del 5ª piso del parqueo, un compatriota desmelenado, de gruesas complexiones, salió entre el tumulto, sacó la tricolor salvadoreña, la enganchó en un palo y la elevó en el momento preciso en que los nuestros allá más abajo, en el recinto, empezaban su debut con el legendario “Carbonero”, nuestro segundo Himno Nacional.

Con las notas del Carbonero escuchadas desde cierta distancia, la marejada en el 5º Piso parecía desvanecerse entre la tristeza y la alegría al ver a los suyos, allá al otro extremo, aplicándose a fondo ante un público mayoritariamente anglosajón.

Al ratito alguien relevaba al asiduo desmelenado del palo que sujetaba la bandera al tener éste problemas de piernas cuando escuchaba las profundas notas del “Popurrí My County” que había preparado la banda, con una enorme carga sentimental.

Sin embargo, el resbalón sentimental de la marejada en los pisos del parking se recompondría, cuando nuestros muchachos sacaron la artillería pesada del evento con “Adentro Cojutepeque.” Aquellas notas pusieron patas arribas la gente del parking y se desató una gran gritolera a favor de los muchachos, “El Salvador, viva el El Salvador, Arrrrrriba Nuestros Ángeles” cuyo eco llegó hasta el recinto donde estaban los jueces del evento.

Por suerte los jueces sabían la odisea por la que habían pasado los nuestros y entendieron perfectamente el gesto de apoyo de los exaltados en el parking. En El Salvador esto probablemente hubiera podido ser interpretado como comportamiento desmedido objeto de la aplicación de la ley anti-terrorista por parte de los agentes del orden público.

Nuestro muchachos se percataron de la fiesta privada que tenían nuestro compatriotas en lo alto del parking y del espíritu de apoyo incondicional que ahí se estaba viviendo en un ambiente casi de revuelta estudiantil que nos recuerdan otros tiempos, lo que les dio a nuestros Ángeles más aliento para continuar dándoles riata aquellos instrumentos hasta sacarles el último alarido musical para hacerles llegar a los compatriotas allá fuera el deleite con más fuerza hasta los últimos rincones de aquel parking, mientras los anglosajones presentes en el recinto, acostumbrados a otros ritmos, escuchaban atolondrados unas notas, que aunque desconocidas para ellos, les resultaba placenteras y estremecedoras al oído.

Por otro lado, los responsables del Gobierno de Nuestra Pequeña, y Diminuta Nación Salvadoreña tan querida por todos nosotros siguen en sus merecidas vacaciones, ni una sola mención al evento ni desde CONCULTURA o del Ministerio de Relaciones Exteriores. El único, el Sr. Cónsul general de Los Ángeles, Hugo Herrera a quien siempre le toca dar la cara por los platos rotos.

La comunidad salvadoreña de Los Ángeles en menos de 3 días ha recaudado ya cerca de 65,000 dólares para ayudar a nuestros muchachos y a nuestra cultura. Si el gobierno diera una miga, aunque sea de la partida secreta del ejecutivo, podríamos ayudar a que nuestros muchachos tengan una mejor suerte en la vuelta.

Nuestros Ángeles de El Salvador será la banda número 73 que desfilará mañana por el bulevar Colorado, en Pasadena.

FELIZ AÑOS NUEVO,

http://www.salvadoreñosenelmundo.org/
Comentarios
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2 comments :

  1. "El último grupo de bailarinas llevaba unos atuendos típicos de nuestras tradiciones precolombinas"

    Es decir, taparrabos y adornos de jade, plumas, obsidiana, etc?, por lo que leo la descripcion parece mas de atuendos de la epoca colonial impuestos por los conquistadores a nuestros antepasados.

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  2. Anonimo,

    Creo que ya han corregido en fallo del atuendo. Error garrafal, por lo demas el artículo está bien redactado.

    Panchito de Suchitoto

    ReplyDelete

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