¿Nacionalizar el transporte público en El Salvador?
¿Es hora de nacionalizar el transporte público en El Salvador?
Por Manuel García*
Resolver el problema del transporte público en El Salvador no es tarea fácil. Sino, pregúntenselo a Norman Quijano, Alcalde de San Salvador, quienno ha encontrado el apoyonecesario de parte del Gobierno central para implementar el Metro Bus. Quizá la lección que podemos aprender del fracaso del señor Norman Quijano para hacer realidad su gran proyecto político es que en El Salvador, desgraciadamente, los intereses partidarios, o simplemente intereses de protagonismo, muchas veces son interpuestos ante los intereses de la población. Y así, no podemos llegar muy lejos.
Resolver el problema de transporte público es muy difícil en un ambiente polarizado políticamente.Además, ningún gobierno en la post guerra (después de los Acuerdos de Paz) ha tomado en serio el papel que le toca desempeñar para mejorar un sistema de transporte colectivo que es caótico, ineficiente y peligroso.
Mauricio Funes tiene una gran oportunidad para definir el futuro del transporte público salvadoreño.
Cualquier persona, con los suficientes recursos, puede ponerse a transportar gente en microbuses o autobuses en El Salvador. Es un negocio rentable, pero peligroso porque los buseros son objetos de extorsiones por parte del hampa del crimen organizado. Muchos conductores y cobradores de microbuses y autobuses han sido asesinados por cobardes pandilleros. Hemos vistos como estos miserables pandilleros han incendiados microbuses con gente dentro. Así que trabajar en el negocio del transporte público en El Salvador, se ha convertido en trabajo peligroso.
El transporte público, visto desde la óptica de país, es clave para el desarrollo económico y social. La gente necesita movilizarse, ir a sus trabajos, y regresar a casa lo más rápidamente posible, y sin temor de perder la vida en el camino. En un país avanzado, los gobiernos, principalmente locales, son responsables de asegurarle a la población un sistema de transporte de calidad. En el caso de El Salvador, el dejar el transporte público en manos del sector privado, ha quitado una responsabilidad a las municipalidades de proveer transporte público a los ciudadanos. En ciudades como Barcelona, Los Ángeles, Nueva York, el transporte público es responsabilidad de las autoridades metropolitanas de transporte. Si el sistema es ineficiente, caótico y peligroso, los ciudadanos saben a quién tienen que responsabilizar. Los políticos son destituidos cuando ellos son incapaces de proveer un sistema de transporte de calidad.
En el caso de El Salvador, ¿Quién es responsable por el caótico y peligroso sistema de transporte? ¿Los transportistas? ¿El Gobierno? La responsabilidad esde los líderes políticos porque son ellos los que permiten tanto desorden. Y aquí está el meollo de la cuestión: Nadie quiere aceptar responsabilidad. Y la discusión siempre se ha centrado en quién tiene la culpa. En este panorama, no existe ningún liderazgo capaz de aglutinar la sociedad para mejorar nuestro sistema de transporte.
Muchos argumentan que las autoridades municipales de El Salvador nunca podrán ofrecer un servicio de transporte de calidad como hacen otras municipalidades en otros países, especialmente en países desarrollados. Si las autoridades ni siquiera pueden recolectar la basura, sería demasiado pedirles que se hagan cargo del transporte público. En cierta medida, esta postura es la que nos mantiene retrasado.
En el Gran San Salvador, por ejemplo, si hubiese coordinación entre el Gobierno central, las alcaldías y el sector privado, es posible crear un sistema de transporte público de gran calidad. Sin embargo, necesitamos ser realistas: las autoridades municipales de El Salvador no tienen la capacidad financiera y operativa para gestionar un sistema de transporte público del primer mundo.
No obstante, habrá que exigir a los políticos que promuevan medidas que mejoren sustancialmente el servicio del transporte público. Los empresarios del transporte reciben generosos subsidios de parte del gobierno. Ese subsidio garantiza que usuarios no paguen un precio desorbitante para viajar en autobús. El Gobierno central debe aplicar la ley contra todos aquellos conductores de autobuses que ponen en peligro la vida de los usuarios. Además, el Gobierno central necesita tomar pasos para sacar de circulación autobuses viejos que contaminan el medio ambiente y ponen en peligro a los usuarios y no usuarios. Una política de subsidios y préstamos que vaya orientada a sacar autobuses viejos de las calles de El Salvador mejoría sustancialmente nuestro sistema de transporte público.
Finalmente, los buseros deben recordar que el Gobierno central tiene la obligación de garantizar un efectivo sistema de transporte público. Si las cosas no mejoran en un plazo razonable, el Gobierno central debe estudiar la posibilidad de nacionalizar el sistema de transporte público creando zonas metropolitanas de transporte público, una entidad autónoma, como lo es CEPA o la CEL. En definitiva, hay servicios públicos, como el transporte, que deben estar bajo el control de autoridades políticas. Si estos servicios no funcionan, los ciudadanos tienen la opción de castigar a los políticos con el voto.
© 2011 Manuel García es columnista colaborador de Salvadoreños en el Mundo
Por Manuel García*
Resolver el problema del transporte público en El Salvador no es tarea fácil. Sino, pregúntenselo a Norman Quijano, Alcalde de San Salvador, quienno ha encontrado el apoyonecesario de parte del Gobierno central para implementar el Metro Bus. Quizá la lección que podemos aprender del fracaso del señor Norman Quijano para hacer realidad su gran proyecto político es que en El Salvador, desgraciadamente, los intereses partidarios, o simplemente intereses de protagonismo, muchas veces son interpuestos ante los intereses de la población. Y así, no podemos llegar muy lejos.
Resolver el problema de transporte público es muy difícil en un ambiente polarizado políticamente.Además, ningún gobierno en la post guerra (después de los Acuerdos de Paz) ha tomado en serio el papel que le toca desempeñar para mejorar un sistema de transporte colectivo que es caótico, ineficiente y peligroso.
Mauricio Funes tiene una gran oportunidad para definir el futuro del transporte público salvadoreño.
Cualquier persona, con los suficientes recursos, puede ponerse a transportar gente en microbuses o autobuses en El Salvador. Es un negocio rentable, pero peligroso porque los buseros son objetos de extorsiones por parte del hampa del crimen organizado. Muchos conductores y cobradores de microbuses y autobuses han sido asesinados por cobardes pandilleros. Hemos vistos como estos miserables pandilleros han incendiados microbuses con gente dentro. Así que trabajar en el negocio del transporte público en El Salvador, se ha convertido en trabajo peligroso.
El transporte público, visto desde la óptica de país, es clave para el desarrollo económico y social. La gente necesita movilizarse, ir a sus trabajos, y regresar a casa lo más rápidamente posible, y sin temor de perder la vida en el camino. En un país avanzado, los gobiernos, principalmente locales, son responsables de asegurarle a la población un sistema de transporte de calidad. En el caso de El Salvador, el dejar el transporte público en manos del sector privado, ha quitado una responsabilidad a las municipalidades de proveer transporte público a los ciudadanos. En ciudades como Barcelona, Los Ángeles, Nueva York, el transporte público es responsabilidad de las autoridades metropolitanas de transporte. Si el sistema es ineficiente, caótico y peligroso, los ciudadanos saben a quién tienen que responsabilizar. Los políticos son destituidos cuando ellos son incapaces de proveer un sistema de transporte de calidad.
En el caso de El Salvador, ¿Quién es responsable por el caótico y peligroso sistema de transporte? ¿Los transportistas? ¿El Gobierno? La responsabilidad esde los líderes políticos porque son ellos los que permiten tanto desorden. Y aquí está el meollo de la cuestión: Nadie quiere aceptar responsabilidad. Y la discusión siempre se ha centrado en quién tiene la culpa. En este panorama, no existe ningún liderazgo capaz de aglutinar la sociedad para mejorar nuestro sistema de transporte.
Muchos argumentan que las autoridades municipales de El Salvador nunca podrán ofrecer un servicio de transporte de calidad como hacen otras municipalidades en otros países, especialmente en países desarrollados. Si las autoridades ni siquiera pueden recolectar la basura, sería demasiado pedirles que se hagan cargo del transporte público. En cierta medida, esta postura es la que nos mantiene retrasado.
En el Gran San Salvador, por ejemplo, si hubiese coordinación entre el Gobierno central, las alcaldías y el sector privado, es posible crear un sistema de transporte público de gran calidad. Sin embargo, necesitamos ser realistas: las autoridades municipales de El Salvador no tienen la capacidad financiera y operativa para gestionar un sistema de transporte público del primer mundo.
No obstante, habrá que exigir a los políticos que promuevan medidas que mejoren sustancialmente el servicio del transporte público. Los empresarios del transporte reciben generosos subsidios de parte del gobierno. Ese subsidio garantiza que usuarios no paguen un precio desorbitante para viajar en autobús. El Gobierno central debe aplicar la ley contra todos aquellos conductores de autobuses que ponen en peligro la vida de los usuarios. Además, el Gobierno central necesita tomar pasos para sacar de circulación autobuses viejos que contaminan el medio ambiente y ponen en peligro a los usuarios y no usuarios. Una política de subsidios y préstamos que vaya orientada a sacar autobuses viejos de las calles de El Salvador mejoría sustancialmente nuestro sistema de transporte público.
Finalmente, los buseros deben recordar que el Gobierno central tiene la obligación de garantizar un efectivo sistema de transporte público. Si las cosas no mejoran en un plazo razonable, el Gobierno central debe estudiar la posibilidad de nacionalizar el sistema de transporte público creando zonas metropolitanas de transporte público, una entidad autónoma, como lo es CEPA o la CEL. En definitiva, hay servicios públicos, como el transporte, que deben estar bajo el control de autoridades políticas. Si estos servicios no funcionan, los ciudadanos tienen la opción de castigar a los políticos con el voto.
© 2011 Manuel García es columnista colaborador de Salvadoreños en el Mundo
generalmente los analista caminan por la vía fácil y rápida y presentan la nacionalización como una alternativa al problema del transporte publico, pero nadie propone la extructuracion de planes de modernización, con los operadores actuales, como la alternativa de solución a largo plazo,la inversión debe de ser sostenida en tarifas,costos y financiamientos.
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