El miedo se apodera de los salvadoreños

El miedo embarga a los salvadoreños

Hay una señal de esperanza: que el Ejército va a participar en la custodia y los accesos de los penales y lo hará sin estar sujeto a órdenes de funcionarios que han demostrado incapacidad (Foto El Faro.net).

La gente está presa del miedo, el miedo a ser asesinada, de que la quemen viva en un autobus, que la masacren con sus familias en medio de la noche, que la extorsionen, violen, roben y atropellen por pura desgracia, por estar en el sitio equivocado.

Los extremos de demencia a los que se ha llegado lo marcan la quema de un microbus con sus pasajeros dentro, las masacres de familias incluyendo a niños, los descuartizamientos de jovencitas, los secuestros en que asesinan a las víctimas después de que sus familias pagan el rescate.

La mayor parte de estos execrables hechos se perpetran obedeciendo órdenes; órdenes de mafiosos encarcelados, de los cabecillas de maras, de capos del crimen, de narcotraficantes. Hay asesinos espontáneos que buscan hacer méritos para ingresar a las bandas criminales, en especial entre los muy jóvenes a quienes nunca les enseñaron moral en las escuelas.

El espantoso incremento de la violencia se debe a que faltan estrategias para combatirla, leyes para perseguirla, autoridades con experiencia y voluntad política para luchar frontalmente contra el crimen.

No es casual que el problema se comenzó a desbordar después de la gran barrida de comisionados, agentes y unidades policiales que tuvo lugar con la llegada del nuevo gobierno. En cuestión de días fue suprimida la unidad antisecuestros, comisionados con larga trayectoria fueron desplazados a posiciones sin importancia, se descabezaron otras dendencias y se persigue, acosa, ningunea y atropella a los no vinculados al partido en el poder. Hay funcionarios policiales a quienes les han quitado sus escritorios, no les pasan trabajo, les niegan colaboración en sus tareas y los hacen de lado continuamente.

Sale el Ejército a controlar los penales

Mas grave todavía es el desgano con el que se actúa, comenzando con la idea de poner énfasis en la prevención, como si fuera previsible la próxima masacre o si se va a contar con la colaboración de los sicópatas. Es bajo tales criterios que se ha ido transformando el régimen carcelario.

Lo de rigor en toda sociedad medianamente organizada, como es o ha sido la nuestra, es que al fracasar un funcionario o grupo de funcionarios en el cumplimiento de las responsabilidades que se les encomendaron, estos renuncian. Pero aquí todo muy bien, gracias, aunque haya fines de semana con cincuenta muertos, en el sistema de salud se agraven los problemas, la atención del Seguro sea un desastre y no haya ministerio o entidad pública donde la eficiencia no se haya desplomado.

El miedo de la gente es real y justificado. Es el miedo de ver que las salvaguardas y garantías mínimas a las que está acostumbrada se han ido resquebrajando, que los delincuentes están menos perseguidos, que a un asesino le encuentran armas ensangrentadas y ropa de las víctimas pero es puesto en libertad por la jueza de marras.

En este calamitoso cuadro hay una señal que da lugar a la esperanza: que el Ejército va a participar en la custodia y los accesos de los penales y lo hará, además, sin que esté sujeto a las órdenes de funcionarios que han demostrado incapacidad. Lo hará con experiencia, profesionalismo y voluntad de servir a los salvadoreños.

Fuente: El Diario de Hoy

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