El Salvador: Un año que hace la diferencia

Por José Mario Zavaleta

Este año que concluye, para los salvadoreños es de muchos contrastes, de satisfacciones sin duda, también de tareas y realizaciones pendientes; pero que se caracteriza principalmente por la ruptura con los gobiernos de derecha que durante más de veinte años profundizaron sus políticas neoliberales para desgracias de la gran mayoría. El pueblo al fin, de la mano del Frente Farabundo Martí para Liberación Nacional, FMLN, ha optado por el cambio que le conduce a un camino diferente y prometedor.

Aunque un año atrás ya se vislumbraba el triunfo del candidato Mauricio Funes, anunciado por las masivas expresiones populares y todas las encuestas de opinión, aún se hubo de luchar arduamente para derrotar a una maquinaria electoral de estado en poder de Arena, que no escatimó ningún recurso para mantenerse en el poder.

Primero, el 18 de enero las elecciones para alcaldes y diputados representaron un aumento en el número de gobiernos municipales para el FMLN, y sobre todo el incremento a 35 diputados, superando a la hasta entonces gobernante Arena que se quedó con 32. Esta situación aún no aseguraba nada, y como luego se comprobó, tampoco definió a favor de la izquierda la balanza, ya que hasta ese momento la derecha aún conservaba el control parlamentario de un total de 84 diputados. La pérdida para el izquierdista FMLN de la capital San Salvador, también representó un segundo aire a las posibilidades del hasta entonces partido de gobierno frente a las elecciones presidenciales.

Pero la historia se definió el 15 de marzo, y la alternancia en el poder al fin se hizo posible, entre la euforia de la mayoría que desde entonces ha acompañado con su apoyo al nuevo gobierno, presidido por Mauricio Funes, que desde esa fecha ha tomado decisiones trascendentes que lo hacen transitar por una nueva forma de gobernar y sobre todo con la esencia social como su característica distintiva.

El primer acto público de trascendencia del nuevo presidente ese 1 de junio, cuando tomó posesión del cargo, fue el restablecimiento de relaciones diplomáticas plenas con la República de Cuba, suspendidas desde hacía 48 años, en un acto especial en el que estuvo presente el vicepresidente cubano Esteban Lazo.

Pero lo que de esa fecha a la actual ha sucedido constituye una serie de acontecimientos desarrollados en medio de la crítica situación financiera en que se encontró al país, que junto a la crisis económica mundial originada en el centro del imperio, ha obligado a aplicar las medidas del plan Anti crisis previamente anunciado, y de alguna manera, a dosificar las medidas de acuerdo a las posibilidades.

Sin embargo, los salvadoreños han experimentado algunos cambios notables que denotan el carácter de la dirección que pretende llevar el nuevo gobierno. La salud pública se ha garantizado gratuita, los medicamentos e insumos hospitalarios son ahora más accesibles para la población, aunque aún quedan pendientes las reformas estructurales al sistema de salud calificado como enfermo crítico ya hace años. En el campo de la educación se anuncia una transformación igualmente indispensable para elevarla a un nivel digno, hoy lamentablemente en estado deplorable; la posibilidad de erradicar el analfabetismo con la ayuda del programa cubano “Yo si puedo”, es una alternativa anunciada. Otras mejoras en la situación económica, habitacional y laboral para muchos salvadoreños se esperan concretar en los próximos meses.

Pero muchas heridas quedan aún por restaurar y sanar, la violencia delincuencial, la impunidad y el crimen hunden en la desesperación a los salvadoreños, cual peste que invade a nuestras sociedades que buscan su solución desesperadamente. Junto a la estabilidad económica familiar representan los grandes retos que sólo con el tiempo se sabrá si se ha sido capaz de enmendarlos. El pueblo estoico y valiente de El Salvador se lo merece.

Fuente: ArgenPress 31/12/2009

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