El rector Tojeira rememora la lucha de los jesuitas asesinados

Por Francisco Izquierdo

Nadie tiene que tener dudas. El poso ideológico de Ignacio Marín Baró, Segundo Montes y el resto de personas asesinadas hace veinte años en El Salvador, sigue vivo. Porque al margen de las cosas concretas que mantienen su recuerdo, como el jardín de la Universiadad Centroamericana, «después de su muerte su pensamiento contribuye al despertar crítico de los más pobres». Así lo reflejo ayer, en el Paraninfo de la Universidad, el rector de la UCA de El Salvador, José Martín Tojeira, durante casi una hora en la que hizo un repaso al impacto de la vida y muerte de los jesuitas en el país sudamericano.

Una conferencia en la que resaltó todas las ideas que defendieron y que lucharon por «bajar de la cruz a los países crucificados en América Latina». Tojeira repasó su legado doctrinal y religioso para aclarar que «se les calificó como comunistas por la derecha y vendidos al capital por la guerrilla».

Todo por pelear, durante la guerra civil, de un diálogo para poner fin a la lucha «con un diálogo por encima de todos, dar respuesta a las necesidades de los más pobres».

El rector explicó también como entre sus propuestas estaba la de la creación de una «nueva civilización de la pobreza aunque no queriendo con sus tesis hacer pobres a toda la humanidad». Porque su idea era «remarcar que la salvación llegaría desde los más pobres cuando se acabara con su miseria». Precisamente ese parecer es que el se mantiene por parte de «quienes trabajan con los más débiles», tanto seglares como religiosos. Sobre todo a la hora de significarse «a favor de los derechos humanos y con la rebeldía contra el abuso del poder».

El jesuita opinó respecto a las voces que piden la canonización de los asesinados y comentó que «pese a que me gusta esa idea, porque siempre les he considerado mártires, primer tiene que santificarse a Monseñor Romero».

Fuente: NDC 27/11/2009

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