Lulismo y los Préstamos

La Independencia, el Lulismo y los Préstamos
Por Por Vladimir Medrano.

Recién acaba el bullicio de las “festividades” de la Independencia. El acto propagandístico que en la práctica no significa nada para el pueblo salvadoreño. Tanto para aquel pueblo que vivió ese momento, mucho menos para este pueblo salvadoreño rendido frente a la pobreza, delincuencia, violencia y a la galopante crisis económica.

Precisamente cuando todo el mundo exalta nuestra famosa independencia, junto al nuevo gobierno y las ilusiones se renuevan, la administración Funes busca incesantemente financiamiento externo. Del año 2009 al 2014 la administración Funes busca al menos 1,500 millones de dólares.Los entes que permitirán tal endeudamiento son como siempre, el Banco Mundial, el BCIE, el BID y últimamente negocia 400 millones de dólares con Brasil, nuestro nuevo aliado.

Hablar de independencia, cuando la delincuencia nos ha robado la libertad y cuando la violencia es nuestro pan de cada día, es entonces una adulación intrascendente, hoy más que nunca decir que celebramos algo llamado independencia es una ofensa. Mucho menos decir que celebramos el nacimiento de la república o la nación, cae en lo ilógico. No hay república, mucho menos nación.
Hablar de independencia cuando estamos endeudados al son del 40% de nuestro PIB, es también un dato que dice mucho de la salud financiera de nuestro país y de nuestra enorme dependencia. Hablar de soberanía es imposible, cuando ni siquiera producimos nuestro alimento, hablar de independencia cuando estamos atados al sistema financiero internacional, es por lo tanto algo sin valor. Al ritmo que vamos seremos un país icono de la dependencia en América Latina.

Por lo tanto, la discrepancia con este gobierno se acentúan. Si los culpables de este endeudamiento son todos esos empresarios tanto nacionales y transnacionales, y esas administraciones corruptas de Arena, lo mínimo de esperar es que ellos al menos contribuyan pagando por lo que han hecho. Pero se les sigue premiando.

Veremos entonces, sin al fin del primer año del gobierno de Funes, no escuchamos los mismos argumentos, que la crisis, que el hoyo financiero dejado por los gobiernos areneros, o quien sabe que tantas excusas más.

Lo que vemos actualmente, no es ruptura con el modelo. De seguir ese camino, las contradicciones seguirán acentuándose y llegaremos al terreno de las definiciones. En ocho meses probablemente la situación económica haya dado cierto respiro y este gobierno se enrumbaría a ser el gobierno que salvó de la “banca rota”, a los Gobiernos de Arena a costa de hacer más dependientes a El Salvador por los préstamos. Veremos cómo pretende hacer Mauricio Funes más humano a este salvaje capital. Lo más seguro que terminemos con un país con un gobierno “Lulista”, agarrando la flauta con la izquierda, pero interpretándosela con la derecha.

Newer Post Older Post