Independencia de Centro América y México

Por José R. Quezada

Septiembre marca las celebraciones del Día de la Independencia de México (día 16) y de las Repúblicas Centroamericanas (día 15). En esta columna quiero referirme a algunos vínculos especiales que unen a esas dos áreas geográficas, ya que la historia de nuestros pequeños países está muy ligada a la historia mexicana.

En efecto, después de la conquista española, toda la región se comprendía en el Virreynato de Nueva España, que tenía su centro en la Ciudad de México con un virrey que administraba a todas las llamadas “intendencias”, incluídas las centroamericanas, que eran a la vez regidas por un Capitán General desde la ciudad de Guatemala. Vale señalar que Chiapas era inicialmente una intendencia de la Capitanía General de Guatemala. Cuando se declaró la independencia en 1821, las Provincias de Centro América declararon la suya propia y después de algunos intentos de someterlas, México las dejó tranquilas y Chiapas se anexó a su territorio.

A lo largo de nuestra historia independiente, las relaciones con el país azteca han sido mayormente de mutua cooperación en educación, salud, industria, comercio y seguridad. Muchas de las innovaciones tecnológicas o empresariales que se originaban en los Estados Unidos, se absorbían primero en México, de donde eran transferidas a Centro América, algo que en la actualidad sigue ocurriendo en alguna medida.

En el país azteca, la fecha de la independencia es el 16 de septiembre, para conmemorar el primer intento hecho en 1810 por el padre Miguel Hidalgo y otros patriotas. En Centro América, la fecha es el 15 de septiembre de 1821, cuando se declaró la “independencia de España, de México y de cualquier otra potencia”. Esa declaración se estableció ante las fallidas pretensiones del emperador Iturbide de anexar al territorio mexicano las provincias centroamericanas.

En El Salvador, el país de donde vengo, existe una ciudad que se llama Mejicanos. Siempre se dijo que el nombre aludía a que en esa ciudad, aledaña a la capital San Salvador, las tropas nacionales derrotaron a una columna mexicana que había enviado el emperador Agustín Iturbide en su intento de someter a las pequeñas provincias que se habían declarado independientes.

El verdadero origen del nombre se remontaba más atrás en la historia cuando Cortés, el conquistador de México, destacó a Pedro de Alvarado, uno de sus mejores lugartenientes, para que conquistara Guatemala y Cuscatlán, como se llamaba El Salvador. Alvarado llevaba entre sus auxiliaries a un buen grupo de indigenas mexicanos quienes, después de establecido el dominio español y durante la colonia, fundaron un pueblo en las afueras de San Salvador y al que se llamó Mejicanos. Actualmente, esa ciudad es parte de la gran área metroplitana capitalina, tiene mucha actividad comercial y es famosa por sus pupusas y otro platillo típico, la yuca con chicharrón.

Cada vez es más notable la presencia de los centroamericanos en los Estados Unidos, a donde hemos llegado, al igual que los hermanos de México, para buscar mejores condiciones de vida para nuestras familias.

Los salvadoreños dejamos nuestra patria sobre todo durante la guerra civil que nos azotó durante doce años y nos dispersamos en muchos países del mundo, incluyendo a México, en donde residen varios miles de nuestros compatriotas.

José R. Quezada es columnista salvadoreño en el exilio

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