¿Por qué no hablamos libremente del aborto?

Por Marvin Aguilar

En España hay una revista católica fundamentalista: Alba. Ellos han decidido ofrecer junto a los ejemplares de la revista un feto. Sí, un feto de plástico del tamaño del dedo pulgar que se asemeja a uno natural. Le han bautizado Bebé Aído. En honor al apellido de la ministra de igualdad del gobierno de Rodríguez Zapatero.

El objetivo es que la población española vea y decida si un bebé de 12 semanas es o no un ser humano al que debiera asesinarse. Hay miles de estas copias de resina esperando a ser distribuidas entre las personas que aun creen que haber legalizado el aborto en España y luego haberlo extendido a que las niñas de 16 años puedan abortar sin consentimiento de los padres fue razonable. Hay una web para comprarlos en lotes de cuatro —por aquello de que la familia numerosa es mejor— y sí, leyeron bien, “comprarlos”, por la módica cantidad de 20 euros cada uno. ¿Los promotores de tan loable lucha? La fundación Pro-Vida. Algunos de sus detractatores dicen que los de Pro-Vida en realidad son bien vivos por este nuevo negocio.

Durante el tiempo que viví en Los Ángeles, CA, haciendo un trabajo de investigación sobre el movimiento chicano, y de paso conocer a los salvadoreños que viven fuera de las fronteras, descubrí algunos datos interesantes. Como que por ejemplo en el Estado de California el 56% de la población es hispana. Son ahora un estado de mayoría latina. Además, supe que el aborto en este Estado es legal, y que las latinas lo practican de forma habitual. En esta ciudad está la catedral más cara y grande de la grey católica estadounidense, incluso hay un cardenal.

Al regresar a Moscú, esperando el Aeroflot en LAX, me sonreí. He aquí que en esta ciudad con una de las economías mas fuertes del mundo conviven juntos un cardenal, los hispanos, el catolicismo como religión preponderante, indocumentados, blancos, afroamericanos y el aborto. Y muy al contrario de lo que se pudiera pensar de ser esta una ciudad abortista malvada, no solo los salvadoreños católicos que viven en L.A. no desean regresar al religiosito Cuscatlán, sino que muchos cuscatlecos desearían llegar a vivir a la abortista L.A. pero en El Salvador nos seguimos creyendo que nuestra miasma –tal como Castellanos Moya sostiene- es la mejor del mundo.

Una noche, como a las 11:00 pm recibo una llamada a mi celular. Era mi amiga Balya, una chica venezolana que me avisaba que tenía que irla a traer a la estación de trenes que llegaba de Bielgorod a Moscú. El tren llegaba a las 7:00 am. Eso significaba que tenía que levantarme temprano, era febrero, estábamos en invierno. Pero Balya si llegaba era por alguna razón justificada, y además ella no conocía muy bien la ciudad.

Cuando se bajó del vagón me dijo:
—He venido a una clínica hacerme un aborto y tendrás que llevarme

—¿Y no te sería mejor si te llevo a conocer el mausoleo del tabarish Lenin?

—Tengo 22 años, no puedo tener un hijo ahora, en este país, y mientras estudio. No es momento para tener hijos —se calló. Entonces le pregunte

—¿Por qué el sukin sin, que te embarazó no ha venido?

—No lo sabe —me contestó

—¿Por qué me buscaste a mí?

—Eres la persona más inteligente que conozco, además tus apasionados discursos en la facultad me hicieron entender que eras un liberal.

—¡Pero hablaba de política!

—Sí, pero una vez dijiste que estabas a favor del aborto.

Me desarmó.

—Dame la dirección —alcancé a decir.

La llevé a realizarse la interrupción del embarazo. En Rusia el aborto es legal, cuesta 150 dólares estadounidenses. Lo mismo que aquí -me dicen- cuesta una golpiza dada a alguien por un pandillero.

Yo comparto la idea de que un feto de 12 semanas no es un humano, sino un ser vivo. Un ser humano se considera está formado entre el quinto y sexto mes de embarazo; esto es cuando se produce el fenómeno de conciencia de uno mismo. Antes de eso ni el mismo feto tiene conciencia de que existe. Muchos de los lectores podrán no estar de acuerdo con esto, y lo entiendo. No tienen por qué estarlo. De todo lo que he podido ver tanto en países donde es legal e ilegal el aborto, es que este no debería ser un debate que deberá decidirse por liberales o ultra católicos. Sino más bien debe ser una decisión de la mujer involucrada en cada caso específico. El Estado debería apoyarla, con educación sexual, jurídica y sanitariamente. Y los religiosos hablarle a su feligresía sobre esto. Sostengo que esa es la mejor salida.

¿En El Salvador suceden abortos? Desde luego que sí, y por ser ilegal y punitivo en todas sus formas no tenemos datos fidedignos para dárselos en este artículo. Estamos a oscuras sobre esta realidad que por motivos religiosos permanece oculta. Otra vez la doble moral campea, señorea en nuestras mentes. El debate sobre el aborto debe partir de: ¿Cuándo se es persona?; determinar científicamente en qué momento el feto llega a este grado sin lugar a dudas. Y legislar acorde con esto. En el país —me dirán— eso ya está definido en la Carta Magna, pero es válido recordar que sobre esto no hubo debate sino imposición de una de las partes.

El problema es que en el país se parte de que toda clase de aborto es un asesinato, y con esto se está cerrando el debate, ya que se obvia situaciones como: “Voy a tener un hijo con malformaciones que no va a llegar a cumplir un año”. "Me han violado y no quiero tener un hijo con mi violador”. O, ”Tengo 13 años y vivo en la calle y no existe ninguna posibilidad de que si yo tengo un hijo este tenga una vida que no sea ser un desgraciado”.

No ver la penalización de forma relativa no es estar debatiendo, es estar intentando imponer una opinión.

Como podrá comprobar el lector en los comentarios de abajo, estupideces se dicen muchas, y desde ambas posiciones. La experiencia del aborto es dolorosa, y en esto está olvidado el papel del hombre, ¿somos los hombres también responsables del hijo que nuestra pareja aborta? Sí, y en partes iguales. Si el hombre resultara embarazado quizás el aborto fuera sagrado. Pero dentro del debate solo se juzga a la mujer.

Es común en los colegios de mi pueblo, que cuando una adolescente queda embarazada se le expulsa del centro de estudios, condenándola a la marginación socio económico. ¿Qué sucede aquí con el tan llevado y traído sí a la vida? Me decía un director que eso era así, porque podía ser un mal ejemplo para las demás “señoritas”. De allí que muchos padres decidan por el aborto clandestino, para evitar el ostracismo social de su hija. Todo parecer ser un archipiélago de vómitos. Quienes se oponen a la despenalización del aborto están prosiguiendo con la cultura machista, aunque no sea esa su intención. La realidad es que sí. La moral no es ley, la Biblia no es ciencia.

El mes pasado en Ginebra, el comité contra la tortura de la ONU declaró que la penalización de toda forma de aborto es una tortura contra la mujer. Penalizar el aborto para una mujer que ha sido violada, aborto por incesto, o cuando corre peligro la vida de la madre, es una tortura. Esto es así por que aparte de lo traumático de su experiencia con la que resultó embarazada, al penalizarla se le está exponiendo constantemente a estas violaciones ya cometidas debido al estrés traumático que la lleva a padecer por largos periodos ansiedad y depresión.

Hay —creo— situaciones de emergencia y de violencia de género que deberían ser consideradas para despenalizar algunas variantes del aborto. Conocemos la posición de la iglesia sobre esto y es inalterable. Correcto. Pero no debemos de perjudicar la salud de una parte significativa de la población por imponer una creencia religiosa a todos. En El Salvador se está torturando mujeres.

Cuando el presidente de la república Rafael Zaldívar aprobó el divorcio en el país hace un poco mas de un siglo atrás, al sancionar la ley dijo las siguientes palabras, después de una retahíla de acusaciones que llegaron incluso a acusar a la ley del divorcio como la causante del terremoto de esa época. Decía el presidente que él entendía el divorcio como un pecado. Que él nunca se divorciaría, pero se aprobaba la ley para quien así no lo considerara. Ahora el que sostuviera el dogma de que divorciarse es un pecado, pues simplemente que no cometa divorcio. No creo que El Salvador sea menos o más grande porque se despenalice el aborto terapéutico o por cuestiones morales. ¿Realmente creemos que podríamos ir mejor prohibiendo todo? Sentémonos a esperar que el país se nos venga encima entonces.

Marvin Aguilar es culturologo salvadoreño

Newer Post Older Post