Visita del Consejo Científico, Académico y de Investigación a la empresa Rio Grande en El Salvador

El perico donde quiera es verde: empresarios salvadoreños regresan a casa a invertir desde el Norte

Por Ana Elizabeth Araniva y Carlos R. Ramirez*

Decir que “el perico donde quiera es verde” es poco cuando veo a un salvadoreño triunfando afuera de nuestras fronteras patrias. Pero cuando regresa y triunfa en su tierra es mucho más gratificante porque entonces se convierte en “profeta en su tierra”.

Salir adelante por méritos propios requiere de una gran pasión y sacrificio por lo que uno hace, pero también se requiere del soporte educativo, legal, financiero y visionario para lograrlo. Uno puede tener la idea pero sin el dinero es imposible desarrollar un negocio, y a veces, uno tiene la idea, el dinero pero no existe el marco legal de reglas claras y tampoco puede ir demasiado lejos.

Muchos han tratado de establecer un negocio en El Salvador y han perdido la fe debido a la poca apertura y programas para nuestros inversionistas migrantes que viven en el exterior. En el mercado salvadoreño, las autoridades siempre han premiado, por encima del resto de ciudadanos, a los magnates, a “los cueyudos” que son los que acceden a las grandes operaciones del mercado, a los préstamos y a la información privilegiada para las grandes oportunidades.

Se requiere de una gran visión y lucha para establecer un buen negocio de producción agrícola y tener éxito en nuestro país. Como presidentes del Consejo Científico, Académico y de Investigación del SEEM aprovechamos nuestra reciente visita a El Salvador para conocer personalmente más sobre las diferentes actividades académicas y medioambientales para conectar con líderes sociales, personas de la Diáspora, con el nuevo gobierno, pero también con empresarios que puedan apoyar nuevas iniciativas o están realizando buenos proyectos de creación de empleo y desarrollo local.

Realizamos una vista a la fábrica de la compañía Río Grande donde observamos la producción de productos “étnicos y típicos” para la exportación. Los empresarios nos invitaron a dar una visita a la planta donde observamos con ojos críticos las condiciones del origen, preparación y producción de los productos.

También, observamos las condiciones de los empleados, el uso de los desechos y muchos aspectos que van más allá de lo que un turista o visitante común ve en un lugar como este.

Interesante fue observar que toda la materia prima es cultivada y producida en El Salvador, lo cual crea muchos más empleos locales. Terminamos muy complacidos porque lo que vimos fue similar a lo que hemos visto en otros lugares en Norte o Sur América: todo muy limpio, con medidas de control, con un gerente muy interesado en cumplir con todas las medidas de higiene, de seguridad, de la mejora de la calidad y pensando en un gran producto para la exportación y consumo nacional.

Esta compañía, Rio Grande, un gran ejemplo de lo que significa tal vez no de llegar a ser millonario, pero sí de ser productivo y poner el nombre de nuestro país en lo más alto.

Felicitamos a los empresarios por su visión y compromiso con su patria natal y a la gente que la habita y que tanto necesita de empleos competitivamente bien remunerados como los que ofrece Río Grande.

La visita culminó con una bolsa llena de muestras de los productos que exportan y que logramos compartir con nuestras familias en Norte América alrededor de una mesa. Esperamos que aquellos que vean estos productos comprueben su gran calidad, productos hechos por manos artesanas salvadoreñas, gracias a la visión de un migrante salvadoreño, que nunca se olvidó de su país y su gente.

Ana Elizabeth Araniva, B.Sc. y Carlos R. Ramirez, Ph.D.- Co-Presidentes del Consejo Científico, Académico y de Investigación de SEEM

Newer Post Older Post