Guarjila, una comunidad maravillosa

Por Carlos Ramírez*

Cero mortalidad infantil en una comunidad de Chalatenango y cero ayuda gubernamental en más de diez años.

Después de muchos años viviendo como refugiados en Mesa Grande, Honduras, la gente de Guarjila, Chalatenango, decidió regresar en 1987 y repoblar las tierras abandonadas que dejaron cuando escapaban del flagelo de la guerra. Con ellos trajeron un nivel alto organizacional y crearon una comunidad donde su futuro era incierto. Asi, con ayuda internacional establecieron un programa de salud en 1987 y una clínica comunal en 1991. Actualmente, esta clínica es dirigida por los doctores y cónyuges María Angelina Dubon y Dagoberto Menjivar.

Con la colaboración de la comunidad han logrado cero por ciento (0 %) de mortalidad infantil durante más de diez (10) años e increíblemente con cero contribuciones del gobierno de El Salvador. Su logro se debe al detallado monitoreo de los niños y su salud. Ellos se aseguran que los padres de familia, y en particular las madres, tengan conciencia de la importancia de la higiene personal y de la vivienda que habitan.

Los infantes y niños entre 0 -5 anos son examinados mensualmente para determinar niveles nutricionales (peso, talla) y si alguna deficiencia es detectada son inmediatamente puestos en un plan de acción alimenticia, vacunación, desparasitación y monitoreo constante hasta que el niño se nivele.

Estos dedicados doctores y miembros de la clínica utilizan como referencia los datos publicados por la Organización Mundial Para la Salud (OMPS) ya que estos son mucho más confiables que los mismos que el gobierno salvadoreño publica. Su tarea de mantener la tasa de mortalidad a cero en esta comunidad de Guarjila, la clínica se asegura que los niños tengan una nutrición diaria balanceada. Para esto contratan a miembros de la comunidad para que preparen leche de soja con la que alimentan a los niños, todo un lujo en esta tierra donde la desnutrición infantil sigue en porcentajes de dos dígitos.

Muchos medicamentos naturales son preparados artesanalmente por una cooperativa de mujeres y utilizan en su mayoría plantas medicinales locales siendo accesible para todos los miembros de la comunidad y pueden comprarlas a un precio muy módico.

El Centro Escolar de Guarjila no solamente educa sus estudiantes con pedagogías de altos estándares sino que también les enseña a apreciar la producción de productos agrícolas en un huerto creado exclusivamente para la escuela.

Es este huerto el Director Sr. Mauricio Morales ha hecho hasta lo imposible por crearlo, mantenerlo y en él cultivar más de 20 vegetales y frutas. Además, ha establecido un vivero con plantas útiles para reforestar un área cercana a la escuela.

Es evidente que los estudiantes invierten una buena parte de su tiempo cuidando y manteniendo estas plantas sanas y así sus mentes también se mantienen sanas. Al final los vegetales son llevados a la cafetería y consumidos por ellos mismos.

Esta comunidad es, en mi opinión, un maravilloso ejemplo de la gente salvadoreña que se propone salir adelante a pesar de las adversidades creadas por gobiernos que ignoran la realidad de las comunidades en zonas rurales como Guarjila.

Es evidente, nuestra gente es de alto nivel, harta determinación, sin miedo a tomar acciones conjuntas para ayudar a la comunidad.

Ésta sí que es una historia alentadora e inspiradora para este científico. Hay que apoyarlos y darles nuestra contribución por chica que sea, aunque sea simplemente felicitándoles.

Arriba gente de Guarjila el Consejo Científico, Académico y de Investigación les dará su apoyo en todo lo posible.
No hay que ir tan lejos a ver maravillas, aquí en Guarjila tenemos una comunidad maravillosa que merece la pena ver y copiar.

*Carlos R. Ramírez, Ph.D. Co-Presidente del Consejo Científico, Académico y Investigación de Salvadoreños en el Mundo

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