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Spring in L.A.: El alcoholismo y la identidad salvadoreña

Primavera en L.A. (I)
Por Edgardo Quintanilla (*)
El alcoholismo y la identidad salvadoreña

LOS ANGELES - El domingo 26 de abril de 2009 participé como invitado especial en el desfile de primavera de “Conecte Sobrio (Sober Link)”, en Van Nuys, California. Siempre he pensado que los eventos que celebran el sabor de la sobriedad son los menos populares y los que menos cubre la prensa.

Las ventas de cerveza y licor atraen más al pueblo. Se dice que una fiesta sin alcohol es una pachanga insípida y aburrida. Hasta los cristianos que empinan el codo y que han escudriñado diligentemente las escrituras hacen hincapié en que el primer milagro de Jesucristo fue de convertir el agua en vino en una gran boda de judíos. Ver Evangelio de (San) Juan 2:1-11. Aunque el alcohol no necesita de intérpretes, romanceros, poetas, filósofos, novelistas, y políticos, la sobriedad sí.

Todos mis amigos de mi juventud que fueron chupadores empedernidos ya murieron. El primero de ellos fue “El Chofo”. Empezó a tomar sus primeras cervezas a los 13 años en las tiendas de las calles polvorientas de los barrios San Juan y San Lorenzo de Santa Ana, El Salvador. En los años 80, durante la guerra civil, “El Chofo” fue asesinado a balazos por una escolta de soldados cerca de la Iglesia El Calvario de Santa Ana cuando iba borracho rumbo para su casa después del toque de queda y no se paró cuando le dijeron que se parara. Dejó viuda a su joven esposa y huérfano a un niño de 10 años. El último fue “El Mono” en los años 90 cuando iba ebrio una noche manejando un camión de carga pesada de Acajutla rumbo a Sonsonate y chocó con un camión cargado de caña que llevaba las luces traseras apagadas.

Al escribir estas líneas recuerdo un comentario que me hizo el novelista Manlio Argueta, actual director de la Biblioteca Nacional, sobre los poetas borrachines que conoció en San Salvador y que decidieron no batallar en contra de la bebida. Me dijo que ellos no habían luchado contra la adicción como un acto revolucionario. Entre esta rueda de bolos que celebraron con su prosapia las dionisiacas viandas del guaro salvadoreño está el poeta Orlando Fresedo que en 1964 le autografió “Emigrados del alba” a mi tía Isa en la colonia Costa Rica de San Salvador.

Hace varios años escuché en una pupusería de Echo Park, California, al novelista y académico David Hernández disertar sobre la meta-patria y el final de la aventura de unos salvadoreños que fueron ajusticiados con la muerte al ser descubiertos en un campo petrolero del desierto de Arabia Saudita en la fabricación de aguardiente hecho de dátiles.

Existe la necesidad de una narrativa impregnada de la Suprema y Regia constancia de los poetas chichipates del terruño salvadoreño que celebre la liberación de la adicción al descubrir el valores indígena de amar al universo como a uno mismo (porque estamos interconectados) comparable a “Ceremonial” de Leslie Marmon Silko.

Los académicos Gregory Cochran y Henry Harpending han teorizado que las enfermedades endémicas de los judíos son resultado de factores genéticos que al mismo tiempo los hacen superdotados. He buscado sin éxito un estudio académico que trate sobre la conexión genética entre el alcoholismo y los genes indígenas de Mesoamérica. La ley criminal más violada por los hombres nacidos en México y Centroamérica en los Estados Unidos es la de andar manejando bajo la influencia del alcohol.

La reciente gripe porcina creó un revoloteo de noticias alarmantes y popularizó el uso de los tapabocas. La verdad es que el alcoholismo ha causado más muertos y destrucción que las peores plagas que hemos tenido. El alcoholismo es una pandemia sin santos que la curen.

Me asignaron un mustang convertible color gris prestado por la más grande distribuidora de autos en el Valle de San Fernando. Lo hallamos estacionado al lado del edificio nuevo que sirve de perrera del Condado de Los Angeles junto al parquecito de Van Nuys donde en una cancha polvosa juegan fútbol los equipos comunitarios locales todo el fin de semana. Me habían prometido un Jaguar pero la crisis excusa todo. Mi chofer asignado era un joven de 17 años, latino, delgado, con bigote y barbilla café, vestido de blanco, quien ni siquiera me saludó porque andaba texteando en su Blackberry. Supe que era el hijo de Rachel Cosmic, la directora ejecutiva de “Sober Link”, quien se encarga de coordinar recursos para ayudar a alcohólicos y adictos a recuperarse.

Cerca de las 11 de la mañana, ya con las calles cerradas, el desfile en celebración a la sobriedad empezó a rodar por la Vanowen rumbo al bulevard Van Nuys en medio de una algarabía de niñas cachiporristas vestidas de rosado, 100 niños karatecas haciendo giros de defensa marcial, un hombre alto disfrazado de abeja, una banda instrumental de músicos jóvenes vestidos de azul y blanco que tocaban una alegre marcha triunfal de John Philip Sousa, y una escolta de charros mexicanos a caballo que iban danzando un son de banda norteña.

Alrededor de mi se apostaron varias bailarinas del vientre que alzaron sus brazos hacia el cielo azul y empezaron a hacer sus movimientos pélvicos al compás de la música del medio oriente que salía de las bocinas del auto descapotado donde iba. Giraron cual frágiles mariposas llenas de esperanza sobre el asfalto negro. Sentí hambre y empecé a desear una carne asada con un buen vino tinto.

(*) Derechos reservados del autor. Edgardo Quintanilla, miembro de la Barra de Abogados de California, es un abogado experto en leyes de inmigración en los EE.UU. con oficinas en Sherman Oaks, California, (866) 986-1295, eqlaw@pacbell.net Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla , ver www.immigrationattorneysforyou.com, y está escribiendo una novela basada en un tópico desconocido sobre la historia de América Latina.
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3 comments :

  1. Un brindis por tan buen artículo!

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  2. excelentisimo reportaje!

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  3. Puta como esta de fina la pluma de la diaspora.

    A este ritmo galindo va a quedar tirado en la cunenta.

    Adelante salvatruchos, delen que ustedes son la esperanza de este pueblo golpeado por todos los politicos y mareros que tenemos.

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