Tarea nº 1: Unificar al país

La ciudadanía ejerció su derecho y distribuyó el poder político en las elecciones 2009. Eligieron gobiernos locales en 262 municipios: ARENA 122 alcaldías, FMLN 75, PCN 33, PDC 9, CD 1, FDR-CD 1, FMLN-CD 18, PDC-FMLN 2 y PDC-FMLN-CD 1. El FMLN gobernará aproximadamente a 2.8 millones de habitantes a escala municipal y ARENA a 2.0 millones. En la Asamblea Legislativa ningún partido tiene mayoría simple. La Presidencia de la República fue ganada por primera vez por un partido de izquierda y se respetó dicho resultado. Hay alternabilidad. Ganó la democracia.
Por Rafael Ernesto Góchez*

Sábado, 11 abril 2009 00:00 1 2 3 4 5 (3 Votos)
En la democracia representativa el pueblo delega la soberanía en las autoridades elegidas periódicamente por medio de elecciones libres. Estas autoridades –en teoría– actúan en representación de la ciudadanía que los elige para representarlos. Este supuesto es crítico en El Salvador, ya que los partidos políticos y las organizaciones gubernamentales no mantienen una efectiva y transparente comunicación con la población. Hay desconfianza.

Ahora, el país enfrenta nuevos retos. El más importante es construir un entendimiento básico entre los distintos sectores de la vida nacional, para paliar los efectos de la recesión global y procurar la gobernabilidad democrática. La tarea principal es unificar al país.

Por ello, los próximos meses son una oportunidad para los institutos políticos (el principal partido de oposición será gobierno por primera vez, el actual partido de gobierno será oposición por segunda vez y los demás partidos también jugarán roles diferentes). El nuevo presidente tiene una titánica labor: satisfacer las expectativas populares, fortalecer la institucionalidad democrática y concertar para enfrentar los problemas coyunturales y estructurales.

Hay ansiedad. Todo cambio provoca inquietudes. Mal haría el nuevo gobierno en pensar que el gane electoral es un cheque en blanco. Hay más preguntas que respuestas. Conviene, entonces, crear mecanismos para que diferentes sectores y actores participen en un proyecto de país. Esto es esencial para generar confianza y vivir mejor en El Salvador, lo cual es el mayor desafío para un partido político neófito en la Presidencia de la República y para un presidente que no procede de dicho instituto político.

El tiempo apremia. El nuevo gobierno deberá adoptar “medidas de emergencia” sin perder de vista el futuro del país. Un acertijo es incrementar la inversión pública en un año de estancamiento económico y limitado espacio fiscal. Hay tres formas para tener mayor liquidez: recaudando más impuestos, reduciendo gastos y adquiriendo préstamos. Todas estas medidas son controversiales y la última implica hipotecar el futuro de nuestros hijos y nietos.

Miles de compatriotas están conscientes de que vienen días difíciles, con el agravante de que hay menos trabajo en EUA. En este contexto, la sociedad civil debería promover una agenda nacional con cinco puntos cardinales: (1) Reforma del sistema político-electoral. (2) Empleo y crédito productivo. (3) Agua potable y saneamiento básico. (4) Combate a la pobreza. (5) Seguridad ciudadana.

Consecuentemente, el gobierno saliente, el gobierno entrante y los partidos políticos deberían trabajar de inmediato y conjuntamente en cinco temas: (1) Revisión del programa nacional de inversiones y megaproyectos (FOMILENIO, Puerto La Unión y otros). (2) Creación de una comisión intersectorial para enfrentar la recesión económica. (3) Focalización de subsidios. (4) Designación del desarrollo local como un punto de encuentro nacional. (5) Aprobación de la ley de acceso ciudadano a la información pública.

Fuente: LPG 10/4/2009

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