La Fiscalía General de la República se vuelve una ratonera

Safie y Escalante, una carrera hacia el poder

* Astor Escalante fue nombrado fiscal adjunto para fortalecer la imagen de seguridad del gobierno y de la gestión que presidió Rodrigo Ávila en la PNC.

* El fiscal general Félix Safie no fue consultado. Al ex fiscal adjunto se le pidió renunciar por motivos personales.

* En estos tres meses juntos, Escalante y Safie mantuvieron relaciones tirantes. De cara a los medios salían sonrientes, pero no trabajaban juntos.

* Astor Escalante fue impuesto para que tuviera control de los casos delicados y para prepararlo como fiscal general, una vez que ARENA ganara las elecciones.

* El caso Katya Miranda debió salir a la luz pública a finales de enero para aprovecharlo con fines políticos, pero el fiscal general retrasó el caso hasta después de las elecciones, cuando ya no tuvo utilidad electoral.

* A partir del próximo lunes Astor Escalante fungirá como fiscal general interino. Los planes de ARENA solo dieron resultados en esa parte.
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Cuando un alto funcionario llegaba a la Fiscalía General de la República, Félix Garrid Safie y Astor Escalante los recibían juntos y se mostraban como dos grandes amigos o compañeros de trabajo, hasta se hacían fotos juntos. Cuando todo terminaba, cada cual se iba para su despacho sin dirigirse la palabra.

Cuentan los empleados que nunca los vieron tomando café juntos o charlando en los pasillos, como solía hacer Safie con Romeo Barahona, el ex fiscal adjunto. Ni siquiera coincidían en las horas de salida o almuerzo. Una fiscal auxiliar narra que Safie dejó de ser el jefe "buena onda" desde que Escalante llegó. Antes sonreía y saludaba a los empleados por su nombre, pero después perdió la sonrisa. Escalante era lo contrario, pretendía hacerse amigos de todos, pero no generaba empatía.

Un fiscal auxiliar, que pidió el anonimato, recuerda que recibió diferentes órdenes de Escalante y Safie. Primero consultó a Escalante y después lo hizo con Safie, quien le preguntó la recomendación que le había dado su adjunto, solo para darle una diferente.

Aunque ninguno hablaba en mal del otro, era obvio que no se llevaban bien y que procuraban no encontrarse frente a los trabajadores o en los pasillos, "había un ruptura entre ellos" dice un empleado adminstrativo.

Y es que desde noviembre del año pasado comenzó a correrse entre los corrillos de la Fiscalía el rumor de que el ministro de Seguridad René Figueroa, el entonces candidato presidencial de ARENA Rodrigo Ávila, y el mismo presidente de la república Antonio Saca estaban inconformes con el trabajo que desde la Fiscalía venía realizando el fiscal general de la república Félix Garrid Safie Parada, por lo que estaban dispuestos a sacrificar al fiscal auxiliar Romeo Barahona, para dar paso a un nuevo adjunto que tomara las riendas del Ministerio Público.

Fue en una encerrona, en la que supuestamente estuvieron presentes, entre otros, César Funes, Rodrigo Ávila, René Figueroa, Astor Escalante, José Luis Tobar Prieto, Silvia Aguilar y Porfirio Chica, en la que Ávila como parte de su campaña de seguridad ciudadana, pretendía demostrar la fortaleza de su gestión como ex director general de la PNC porque tenían claro que el FMLN buscaría atacarlos por ese flanco.

En la reunión surgió el planteamiento de "sanear" de inmediato el ministerio público, ya que Safie Parada con sus decisiones no había contribuido mucho a que Ávila se mostrara como un director exitoso. Cada vez que podía la Fiscalía acusaba a la PNC de malos procedimientos y cuando los casos se caían en los tribunales, siempre salía a relucir la ineficiencia policial. A eso se agregaba el largo historial de casos en los que la PNC solicitó colaboración de la Fiscalía y ésta siempre puso trabas burocráticas que impidieron ver a la PNC como una institucion eficiente. Muchos casos se cayeron por errores de procedimiento policial, pero también es cierto que muchos otros se vinieron abajo por la inexperiencia, ineptitud y falta de colaboración fiscal.

En esa reunión se tomó la decisión de nombrar a Astor Escalante como fiscal adjunto, un cargo con menos o igual jerarquía que el de Viceministro de Seguridad, que en ese momento ocupaba. La indicación era clara. No podía ser el titular porque eso requiere nombramiento calificado del parlamento salvadoreño, pero se podía disfrazar con una "renuncia" por motivos personales del fiscal adjunto Romeo Barahona, quien durante ocho años ocupó dicho cargo y durante varios meses fue el fiscal general interino.

Fue René Figueroa el delegado para anunciar a Safie la situación. En un principio el fiscal general no aceptó, pero igual, le dijeron que era una decisión tomada y que nadie la iba a cambiar. Barahona, que ahora se dedica al ejercicio privado de la abogacía, adujo que tenía ocupaciones personales que le impedían seguir como fiscal adjunto e inmediatamente el presidente Antonio Saca anunció que Escalante asumiría como fiscal adjunto.

En diciembre, cuando Safie ya tenía claro que Escalante llegaría como su adjunto comenzó a efectuar traslados de algunas jefaturas y ante los medios dijo que eran rutinarias, pero al parecer se trataban de reacomodos para no perder fuerza cuando se diera el nombramiento oficial.

Las dos primera semanas de enero, Escalante comenzò a reunirse con los jefes de las diferentes unidades de la Fiscalia a quienes pedía informes completos de su gestión y de los casos relevantes de la FGR. Al menos dos jefes de unidades consultados por LA PÁGINA confirman que se dieron esas reuniones. Incluso Escalante les dejó bien claro que todos los procedimientos delicados tenían que ser de su conocimiento, así como las decisiones administrativas de cada unidad. Las reuniones también fueron con las jefaturas administrativas. Todas las juntas fueron sin la autorización de Safie, que comenzó a ver como sus subalternos más inmediatos preferían hablar con Escalante y no con él.

El miércoles 14 de enero pasado Escalante, que apenas un día antes renunció como viceministro de Seguridad, fue juramentado por el presidente Saca como fiscal adjunto. Su primer día de trabajo fue recibido tibiamente en la Fiscalía. Fue hasta el lunes 19 cuando tuvo su primera reunión formal con Safie y según uno de los jefes administrativos ninguno de los dos salió contento. Al contrario desde entonces mostraron un distanciamiento que no lo pudieron evitar ni cuando se encontraban en los pasillos.

Se contrataron nuevos fiscales y éstos después de ser evaluados por el departamento de personal y los jefes de unidades contaron con el aval de Escalante. Safie se limitó a juramentarlos, lo cual nada más es una trámite burocrático.

Uno de los administrativos de la Fiscalía afirma que muchos documentos de trámite interno Safie los firmaba sin siquiera leerlos porque ya contaban con el aval de Escalante. Se los pasaban a última hora cuando ya no había tiempo para hacer observaciones o modificaciones. Safie fue, poco a poco, siendo desplazado por Escalante. Ambos pretendían estar presente en los medios, en lo cual tenìa ventaja Safie porque el aparato de comunicaciones de la Fiscalía era incondicional a él, pues el jefe de comunicaciones había sido su empleado en el RNPN y fue él quien lo llevó a la Fiscalía. Aún así desde casa presidencial se ofrecía a Escalante para entrevistas en las televisoras, medios radiales y periódicos, que gustosamente accedían. Desde casa presidencial se quiso institucionalizar a Escalante como la voz oficial de la Fiscalía y algo se logró.

La idea de Ávila era que si él ganaba las elecciones presidenciales y su partido ARENA ganaba mayoría de diputados, junto al PCN y el PDC podían elegir a Escalante como fiscal general a partir de mayo. La actual legislatura no llegaría a ningún acuerdo y de inmediato asumía Escalante de manera interina y en mayo era ratificado como fiscal general. Con Escalante en la Fiscalía y Tobar Prieto ratificado como director de la PNC los planes de seguridad de la campaña de Ávila podrían ser ejecutados. Solo faltaba un golpe de efecto mediático.

El efecto Katya Miranda

Ávila y su equipo de campaña necesitaban un golpe mediático para mostrar fortaleza institucional de la Fiscalía y la PNC, por lo que surgieron propuestas y la más apoyada fue el caso Katya Miranda, a punto de fenecer el 4 de abril, 19 días después de las elecciones.

Necesitaban, entonces, que el caso saliera a la palestra pública antes del cierre de la campaña electoral. Preferiblemente a finales de enero. Los investigadores policiales y fiscales, orientados por el nuevo fiscal adjunto, retomarían el caso a partir de una hipótesis, recapturaban a Carlos Miranda _el abuelo de la niña_ y a otros sospechosos y los medios de comunicación se ocuparían del caso, lo que como estrategia electoral iba a servir para enaltecer los planes de justicia y seguridad de la campaña de ARENA.

No se inventó nada, simplemente se amarraron las hipótesis y se tuvo nuevo caso. Sin embargo algo salió del encuadre. El fiscal general, en desacuerdo por el nombramiento de su fiscal adjunto, retrasó algunos procedimientos que impedían dar el golpe de efecto. Así paso enero, febrero y se llegó al cierre de la campaña electoral. Se llegó al domingo 15 de marzo, ARENA perdió las elecciones y Ávila perdió la posibilidad de sacar provecho propagandístico al caso.

Fue hasta el 20 de enero cuando se soltaron las órdenes de allanamiento y detención contra los sospechosos, esta vez acusados de conspiración y secuestro, ya que no podían acusarlos de homicidio porque ese delito ya había sido juzgado. Escalante, según un jefe fiscal, no le perdona a Safie el retraso voluntario del caso, porque se perdió la posibilidad de sacarle provecho político.

No todos son anti Safie

En ARENA no todos son anti Safie, hay algunos diputados, incluso miembros del COENA que lo apoyan. Aunque no lo manifiestan abiertamente están en desacuerdo con Escalante, no precisamente con el, sino con la forma en que se manipuló su nombramiento, por eso Safie aparece en el listado de los 21 abogados aspirantes a fiscal general. En el listado también está Escalante.

Sin embargo, los diputados que apoyan o que al menos dan el beneplácito de la duda a Safie no suman mayoría ni tienen la fuerza suficiente para negociar con el FMLN.

Además, el partido de izquierda ya ha manifestado su veto hacia Safie y Escalante. La estrategia de ARENA es no ponerse de acuerdo con el FMLN para que a partir del lunes próximo asuma como fiscal general interino Escalante, un cargo que puede ocupar indefinidamente hasta que polìticamente los partidos se pongan de acuerdo.

A su favor cuenta con el interés del PCN por seguir en la Corte de Cuentas de la República y en la presidencia de la Asamblea, así como los deseos del PDC de seguir controlando la Procuraduría General de la Repùblica. No ponerse de acuerdo es fácil siguiendo la lógica de los intereses partidarios.

Con Escalante en el cargo ARENA asegura el control sobre los casos a perseguir judicialmente, con lo que protegería a algunos de sus actuales funcionarios, dice un jefe fiscal. Eso mismo ofrece Safie, solo que él ha quedado al margen de la mayoría de diputados areneros porque no hizo con eficiencia su tarea en el caso Katya Miranda ni cuando Ávila era director de la PNC.

Ahora que Safie está a punto de irse surge la posible relación entre el ex diputado pecenista convicto en Estados Unidos Roberto Silva y el director departamental de San Salvador de ARENA, Adolfo Torrez. Si a alguien hay que achacar responsabilidad por la omisión en la investigación hasta ahora, seguramente no será a Escalante. Quizá a quien desde el lunes próximo sea el ex fiscal general de la república.

LA PÁGINA intentó obtener las versiones de Escalante y Safie, pero en ambos casos no fue posible. Un jefe fiscal señaló que Safie ya está consciente que son sus últimas horas en el cargo y que incluso de algunos ya se despidió, mientras que Escalante ha tomado el control de algunos casos delicados a sabiendas que desde el lunes asume interinamente... Talvez de manera permanente durante los próximos tres años, tiempo en el que podrá disfrutar de seis o más guardaespaldas, de la incondicionalidad de sus subalternos, de tres camionetas de lujo blindadas, una chequera institucional, una sala bar bien dotada y por supuesto, los lujos que ofrece una oficina que es mejor que la del fiscal adjunto.

Fuente: La Pagina 16/4/2009

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