Los Retos para Mauricio Funes, el FMLN y ARENA
Más allá de las explicaciones de las causas de la victoria de Mauricio Funes y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) y de la derrota de Rodrigo Ávila y la Alianza Republicana Nacionalista (Arena), lo más importante de analizar ahora respecto de El Salvador son las actitudes que ambas instituciones políticas y el nuevo presidente salvadoreño adoptarán a partir del día en que terminarán los cuatro períodos en los que el hermano país ha sido gobernado por el partido al que ahora le toca representar el papel de una fuerza política de oposición. (Foto El Faro.net)
Las elecciones ya son parte del pasado y abrieron una nueva etapa histórica, en la que el futuro se presenta incierto a causa de las condiciones económicas internacionales y, sobre todo, estadounidenses, que se ha manifestado claramente en la realidad cotidiana salvadoreña. El presidente electo, Funes, necesita comprender que recibe un país prácticamente dividido en dos, pues la suya no fue una victoria arrolladora: solo 2.5 puntos de diferencia porcentual.
Entonces es necesario gobernar con una fuerte dosis de serenidad y de pragmatismo, en el que no pueda caber una ceguera ideológica que impida ver la realidad actual, no dependiente de posiciones a ultranza. El mensaje más evidente es que se necesita comprender la importancia del balance de fuerzas. Sería casi suicida para El Salvador que Mauricio Funes decidiera dar marcha atrás con la totalidad de planes, programas y criterios de los cuatro gobiernos arenistas. Su tarea debe circunscribirse a analizarlos serenamente y hacer algunas correcciones de rumbo y si hace falta ajustes gordos.
El nuevo presidente y su partido se enfrentarán ahora con la realidad de que resulta más fácil estar colocado en la oposición, criticando al partido oficial, por no hacer suficiente o por no hacerlo de determinada manera, que tratar de solucionar problemas complicados. Y pueden cometer un error muy grande si creen que la victoria electoral constituye una especie de cheque en blanco para hacer su voluntad.
Por su parte, Arena necesita comprender que estando en la oposición también se gobierna, pero para que sus actitudes no sean contraproducentes necesitan ser el resultado de la convicción de que tanto sus integrantes como sus adversarios políticos tienen problemas en común y que la población rechazará las acciones politiqueras, las burlas a las leyes y las actitudes revanchistas.
Por ello el primer mensaje que deben enviar al electorado es que el proceso eleccionario terminó, y que ahora el país se debe preparar para enfrentar los efectos de la crisis internacional que se refleja en la desaparición de maquilas, disminución de las divisas y el aumento de la criminalidad, sobre todo de las maras.
El presidente electo Funes necesita comprender que los problemas para gobernar los tendrá con el tanto con la oposición y con la ala ortodoxa dura de su partido.
Llegaron al poder por la vía del voto, y deben trabajar para que adversarios y simpatizantes comprendan cada uno el papel que les corresponde.
Las elecciones ya son parte del pasado y abrieron una nueva etapa histórica, en la que el futuro se presenta incierto a causa de las condiciones económicas internacionales y, sobre todo, estadounidenses, que se ha manifestado claramente en la realidad cotidiana salvadoreña. El presidente electo, Funes, necesita comprender que recibe un país prácticamente dividido en dos, pues la suya no fue una victoria arrolladora: solo 2.5 puntos de diferencia porcentual.
Entonces es necesario gobernar con una fuerte dosis de serenidad y de pragmatismo, en el que no pueda caber una ceguera ideológica que impida ver la realidad actual, no dependiente de posiciones a ultranza. El mensaje más evidente es que se necesita comprender la importancia del balance de fuerzas. Sería casi suicida para El Salvador que Mauricio Funes decidiera dar marcha atrás con la totalidad de planes, programas y criterios de los cuatro gobiernos arenistas. Su tarea debe circunscribirse a analizarlos serenamente y hacer algunas correcciones de rumbo y si hace falta ajustes gordos.
El nuevo presidente y su partido se enfrentarán ahora con la realidad de que resulta más fácil estar colocado en la oposición, criticando al partido oficial, por no hacer suficiente o por no hacerlo de determinada manera, que tratar de solucionar problemas complicados. Y pueden cometer un error muy grande si creen que la victoria electoral constituye una especie de cheque en blanco para hacer su voluntad.
Por su parte, Arena necesita comprender que estando en la oposición también se gobierna, pero para que sus actitudes no sean contraproducentes necesitan ser el resultado de la convicción de que tanto sus integrantes como sus adversarios políticos tienen problemas en común y que la población rechazará las acciones politiqueras, las burlas a las leyes y las actitudes revanchistas.
Por ello el primer mensaje que deben enviar al electorado es que el proceso eleccionario terminó, y que ahora el país se debe preparar para enfrentar los efectos de la crisis internacional que se refleja en la desaparición de maquilas, disminución de las divisas y el aumento de la criminalidad, sobre todo de las maras.
El presidente electo Funes necesita comprender que los problemas para gobernar los tendrá con el tanto con la oposición y con la ala ortodoxa dura de su partido.
Llegaron al poder por la vía del voto, y deben trabajar para que adversarios y simpatizantes comprendan cada uno el papel que les corresponde.
Fuente: Prensa Libre 17/3/2009
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Gobierno de Funes
claro fue una victoria con 2.5% de ventaja,porque a los que trabajan en fabricas como DIANA y otras empresas les pusieron la pistola en la cabesa y les dijeron que si no votaban por ARENA perdian su trabajo, A ESO LLAMAN DEMOCRACIA.
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