Carta anónima: Redefinir Posiciones
El por qué y para qué redefinir posiciones
Por Autor anónimo*
Habiendo transcurrido casi un año del lanzamiento de la candidatura del Ingeniero Ávila y tres meses de la del Ingeniero Arturo Zablah, es necesario hacer un análisis del punto en el que nos encontramos.
No pretendo basar mis argumentos en encuestas (internas o externas) sino en la percepción de quienes a través de diez campañas electorales (presidenciales, legislativas y consejos municipales) nos han acompañado y de quienes hemos tenido la posibilidad de participar en la toma de decisiones.
ARENA y el creciente grupo de hombres y mujeres, correligionarios y simpatizantes que la conforman, hemos sido baluartes en la defensa de los derechos y libertades de los salvadoreños, hemos defendido y aplicado las más disímiles estrategias para llevar a vías de hecho la construcción de una verdadera democracia nacionalista. Aún cuando a lo largo de nuestros gobiernos hemos tenido diferencias, la unidad final de ARENA ha sido una virtud, hasta ahora.
Nuestros correligionarios esperan candidatos fuertes, capaces de mostrar sus capacidades y sobreponerse a las debilidades, las bases esperan con ansias los períodos electorales para mostrar nuestras fortalezas.
¿Qué nos ha pasado? es la frecuente interrogante en esta campaña. Es difícil en ocasiones hacer comprender a la gente que estamos en un momento diferente y que aun cuando ahora se han cometido errores en algunas etapas, léase selección de los candidatos y la conducción de la campaña, nos enfrentamos a un contrincante que ha cometido definitivamente menos errores y que ha aprovechado el desgaste NATURAL de un partido en el gobierno por varios años.
De ahí que nuestros adversarios crean a estas alturas, que si perdemos las elecciones presidenciales, desapareceremos como partido político; lo que definitivamente no es una alternativa. Otros, dentro del partido, pretenderán adoptar una posición de dejar pasar los errores e ineficiencias de quienes tratando de mantener el liderazgo de un conjunto de personas, no han hecho más que minar los principios y objetivos que forman los cimientos de nuestra Alianza y piensen hasta en la refundación del Partido, el que por cierto no les pertenece.
Por otra parte quienes lejos de ambiciones hemos creído en ARENA, en su naturaleza política centrada en la identidad nacional, fiel expresión de un pueblo cristiano que ama la paz y rechaza cualquier sistema o ideología totalitaria, consideramos necesario volver a los principios fundadores y despejarnos de las sombras de este grupo de poder que ha producido un indiscutible retroceso en las preferencias del electorado.
Nuestra lógica en estos momentos no puede ser de confrontación abierta como piensa un sector político, no económico, dentro del Partido, sino de buscar y hacernos de los espacios necesarios para defender nuestras conquistas desde una oposición fuerte, erguirnos sobre un partido sin experiencia que sin duda errará en sus políticas y toma de decisiones y fortalecer nuevamente a la derecha salvadoreña.
Más que el sentimiento de derrota, esta elección presidencial debe redefinir nuestro partido, no estaremos más de cinco años lejos de la gerencia del ejecutivo, pero definitivamente debemos recuperarlo del secuestro de oportunistas y caprichosos pseudos políticos hijos de nuestros propios errores, ahí estará el inicio de un rediseño necesario para nuestros próximos gobiernos.
En unos meses culminará una etapa de la vida política de ARENA, resulta inminente desde hoy posicionar a nuestras figuras de mañana y buscar las aproximaciones políticas necesarias que reflejen las debilidades del adversario y que garanticen el restablecimiento del status quo, que sin duda se verá afectado por la violencia, la crisis económica y la ineficiencia de quienes llegan; mientras tanto, nos fortaleceremos deduciendo responsabilidades en nombre de aquella base de la pirámide que no ha hecho más que trabajar, confiar y reconocer en el amor a Dios, la Patria y el Trabajo los bastiones que conforman a los pueblos libres.
Desde hace algunos días varios de los columnistas de los periódicos de más circulación llaman a la población a diferenciar el voto, algo que desde hace un tiempo sugerimos, los diputados debían ser nuestra mayor garantía y había que potenciar su trabajo en esta última etapa pero desafortunadamente dejamos para después lo impostergable y hoy lamentamos ese hecho.
No obstante, esperamos aún que encomendados de Dios y temerosos de la pérdida de las libertades individuales los salvadoreños sean inteligentes y sabrán identificar cual es el rumbo correcto.
*El autor prefiere mantenerse en el anonimato
Habiendo transcurrido casi un año del lanzamiento de la candidatura del Ingeniero Ávila y tres meses de la del Ingeniero Arturo Zablah, es necesario hacer un análisis del punto en el que nos encontramos.
No pretendo basar mis argumentos en encuestas (internas o externas) sino en la percepción de quienes a través de diez campañas electorales (presidenciales, legislativas y consejos municipales) nos han acompañado y de quienes hemos tenido la posibilidad de participar en la toma de decisiones.
ARENA y el creciente grupo de hombres y mujeres, correligionarios y simpatizantes que la conforman, hemos sido baluartes en la defensa de los derechos y libertades de los salvadoreños, hemos defendido y aplicado las más disímiles estrategias para llevar a vías de hecho la construcción de una verdadera democracia nacionalista. Aún cuando a lo largo de nuestros gobiernos hemos tenido diferencias, la unidad final de ARENA ha sido una virtud, hasta ahora.
Nuestros correligionarios esperan candidatos fuertes, capaces de mostrar sus capacidades y sobreponerse a las debilidades, las bases esperan con ansias los períodos electorales para mostrar nuestras fortalezas.
¿Qué nos ha pasado? es la frecuente interrogante en esta campaña. Es difícil en ocasiones hacer comprender a la gente que estamos en un momento diferente y que aun cuando ahora se han cometido errores en algunas etapas, léase selección de los candidatos y la conducción de la campaña, nos enfrentamos a un contrincante que ha cometido definitivamente menos errores y que ha aprovechado el desgaste NATURAL de un partido en el gobierno por varios años.
De ahí que nuestros adversarios crean a estas alturas, que si perdemos las elecciones presidenciales, desapareceremos como partido político; lo que definitivamente no es una alternativa. Otros, dentro del partido, pretenderán adoptar una posición de dejar pasar los errores e ineficiencias de quienes tratando de mantener el liderazgo de un conjunto de personas, no han hecho más que minar los principios y objetivos que forman los cimientos de nuestra Alianza y piensen hasta en la refundación del Partido, el que por cierto no les pertenece.
Por otra parte quienes lejos de ambiciones hemos creído en ARENA, en su naturaleza política centrada en la identidad nacional, fiel expresión de un pueblo cristiano que ama la paz y rechaza cualquier sistema o ideología totalitaria, consideramos necesario volver a los principios fundadores y despejarnos de las sombras de este grupo de poder que ha producido un indiscutible retroceso en las preferencias del electorado.
Nuestra lógica en estos momentos no puede ser de confrontación abierta como piensa un sector político, no económico, dentro del Partido, sino de buscar y hacernos de los espacios necesarios para defender nuestras conquistas desde una oposición fuerte, erguirnos sobre un partido sin experiencia que sin duda errará en sus políticas y toma de decisiones y fortalecer nuevamente a la derecha salvadoreña.
Más que el sentimiento de derrota, esta elección presidencial debe redefinir nuestro partido, no estaremos más de cinco años lejos de la gerencia del ejecutivo, pero definitivamente debemos recuperarlo del secuestro de oportunistas y caprichosos pseudos políticos hijos de nuestros propios errores, ahí estará el inicio de un rediseño necesario para nuestros próximos gobiernos.
En unos meses culminará una etapa de la vida política de ARENA, resulta inminente desde hoy posicionar a nuestras figuras de mañana y buscar las aproximaciones políticas necesarias que reflejen las debilidades del adversario y que garanticen el restablecimiento del status quo, que sin duda se verá afectado por la violencia, la crisis económica y la ineficiencia de quienes llegan; mientras tanto, nos fortaleceremos deduciendo responsabilidades en nombre de aquella base de la pirámide que no ha hecho más que trabajar, confiar y reconocer en el amor a Dios, la Patria y el Trabajo los bastiones que conforman a los pueblos libres.
Desde hace algunos días varios de los columnistas de los periódicos de más circulación llaman a la población a diferenciar el voto, algo que desde hace un tiempo sugerimos, los diputados debían ser nuestra mayor garantía y había que potenciar su trabajo en esta última etapa pero desafortunadamente dejamos para después lo impostergable y hoy lamentamos ese hecho.
No obstante, esperamos aún que encomendados de Dios y temerosos de la pérdida de las libertades individuales los salvadoreños sean inteligentes y sabrán identificar cual es el rumbo correcto.
*El autor prefiere mantenerse en el anonimato
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Elecciones ES
Y les cantaran "Las Golondrinas"
ReplyDeleteYa era tiempo despues de viente docenas de meses en el poder, que los ha corrompido y dividido hasta la medula.
Creo que asi les tocara a los cheros y cheras que vienen al poder, porque antes de matar el venado ya se estan dando duro por los huesos.
Duro chero o chera anonima, pero asi es la alternancia. Los pueblos se cansan de que robe el mismo ladron y quieren nuevo tacuacin.
ReplyDeleteMuy interesante comentario y el creer en un grupo que ama la patria pues son fieles a la fe cristiana y a el pueblo salvadoreño que ama la paz. Sin embargo, no se siente seguro y libre para expresarse como miembro de ese grupo y esconderse detras del WWW.
ReplyDeleteBien, en fin viva la libertad de expresion, siempre y cuando se digan las cosa anonimamante...
Bien dice el dicho "tiran la piedra y esconden la mano"
AREN no va a cambiar, lo que cambiara es su metodología para lograr lo mismo.