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Cruzando la línea: de periodistas a políticos

Por Alfredo Hernández*

Periodistas y psicólogos son los nuevos gurúes de los negocios. Así tituló en mayo de este año el prestigioso periódico de finanzas The Wall Street Journal un interesante artículo en el que se explicaba la nueva tendencia en el mundo de los negocios de escuchar a aquellos consejeros profesionales mejor conectados con las nuevas tendencias mundiales de globalización, motivación e innovación.

Pero la presencia de periodistas sobrepasa las esferas de las comunicaciones y los negocios, llegando a alcanzar la arena política; campo que cada vez más está seduciendo a los comunicadores. El Salvador no es la excepción y muestra de ello es que el actual presidente de la República, Antonio Saca, posee un pasado como comentarista deportivo televisivo y radial, mientras que el actual candidato de la oposición, Mauricio Funes (fuerte aspirante a ser el sucesor de Saca), proviene del campo de las entrevistas televisivas matinales.

Ellos no son los únicos. Hay periodistas que ocupan cargos importantes en el aparato de gobierno, mientras otros son alcaldes o diputados suplentes. También los hay aquellos que buscaron un cargo de elección popular pero que perdieron la apuesta.

Algo en lo que periodistas y analistas parecen coincidir es en el hecho de que los políticos ven en los comunicadores una “moneda de cambio” efectiva, que por un lado les permite aparentar una renovación en sus filas y, por el otro, no necesitan trabajar demasiado en la imagen del nuevo candidato. Todo eso traducido en votos que garanticen cuotas de poder.

¿Es ético ese cruce de línea imaginaria de periodista a político? Es un debate apenas abierto en la historia reciente en el país. Muy pocos se atreven a llamarlo falta a la ética; en el gremio, el nivel de censura o aprobación por el paso dado por algunos de sus colegas es más por un solo factor, el “tiempo”: ¿El paso de periodistas a candidato fue inmediato o no?

Todos reconocen que el hecho de dar ese paso está dentro de los parámetros de la legalidad y que no se transgreden las leyes, al menos no las de El Salvador.

Los matices de censura o aprobación en el gremio periodístico tienen que ver con el hecho de si se está formando capital político para forjar una candidatura partidaria o para sostener su carrera de manera profesional.

“Lo correcto es que una vez que un periodista ha adquirido una visión de conjunto, un capital público, pueda lanzarse, no veo que tengan ninguna vinculación ética. No ético es ocupar de plataforma el periodismo para hacer plataforma política”, considera Ricardo Chacón, editor jefe del matutino El Diario de Hoy y director de la escuela de comunicaciones de la Universidad Doctor José Matías Delgado.

Este veterano periodista y catedrático universitario dice no extrañarse de que los periodistas estén incursionando en política, sobre todo porque el trabajo periodístico “como ciencia y como arte” da una visión global de la realidad y la problemática. Eso permite transitar más expeditamente a la política partidaria.

Una visión diferente tiene Héctor Silva Ávalos, gerente de redacción del matutino La Prensa Gráfica, quien considera que “a todas luces” el transitar del periodismo a la política partidaria riñe con la ética y riñe con el oficio.

Para Silva los periodistas están en una posición intermedia de privilegio entre la clase que ostenta el poder político y quienes los eligen. Y es por esa misma razón que no se debe perder la perspectiva de la labor periodística, como dueños de los “por qués” y no de los “para quién”.

Para el actual presidente de la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES) y jefe de prensa de la jesuita Radio UCA, Serafín Valencia, los periodistas no pierden sus derechos políticos por el hecho de ejercer la profesión, aunque acepta que “el ejercicio ético debe ser sujeto de una profunda reflexión”.

Para este periodista no hay falta a la ética por pasar a la política partidaria y considera menos ético el llamado “simultáneo”. Esa condición refiere el hecho que un periodista ejerza en forma simultánea labores en un medio de comunicación y de relaciones públicas de una oficina de gobierno o de un partido político, carreras afines a las comunicaciones pero antagónicas por naturaleza.

Pero las incestuosas relaciones entre periodistas y quienes ostentan el poder son tan frecuentes que a veces muchos llegan a perder la capacidad de diferenciar entre “fuente informativa” y “amigo”.

La periodista televisiva colombiana Virginia Vallejo, en su libro testimonial Amando a Pablo. Odiando a Escobar, relata cómo ella llevó su involucramiento con una fuente informativa mucho más allá de la amistad. Como periodista y amante del capo de la droga (que en ese momento era además diputado suplente en el Congreso colombiano) explica la forma cómo aconsejaba a Escobar cuando le pedía el “secreto” para conceder entrevistas: “Le respondo que lo primero es tener algo importante, interesante u original que decir; también algo ingenioso, porque a todo el mundo le gusta reír (...) El segundo consiste no en contestar a todo lo que el periodista pregunte, sino en decir lo que uno quiere; pero le insisto en que para jugar bien al tenis se necesitan años de prácticas, es decir... años de fama. Por eso, alguien como él no debería conceder reportajes sino a los editores o directores de medios —que saben dónde termina la curiosidad y donde comienza el insulto— o a periodistas amigos”.

La experiencia de quienes han dado el paso

Existen dos ejemplos que grafican la situación: el del actual presidente Antonio Saca y la del candidato presidencial Mauricio Funes.

El primero fue periodista deportivo de radio y televisión por 20 años, narrador de partidos y comentarista, hasta 1998. En determinado momento de su carrera incursiona en el campo del negocio radial y combina ambas actividades hasta que decide dedicarse a sus negocios. Ya como empresario radial incursiona en el ámbito gremial y llega a convertirse en presidente de la Asociación de Radiodifusores de El Salvador (ASDER), por dos períodos consecutivos; parte de sus actividades más destacadas que le permitieron mantener presencia mediática fue el impulso de campañas radiofónicas a favor de la niñez, pronunciamientos contra la delincuencia y del alto costo de la electricidad, entre otras.

Él siempre trataba de mostrarse sensible con los diversos problemas de la sociedad y no temía polemizar —un poco— con el gobierno.

El trabajo hecho en ASDER le da más réditos políticos y le permite ser parte de la Asociación Internacional de Radiodifusores (AIR), donde presidió el comité permanente de libertad de expresión; y como parte de ASDER pasa a formar parte de la influyente Asociación Nacional de la Empresa Privada (ANEP) donde también llega a convertirse en presidente de esa entidad.

Mientras ocupaba cargos gremiales y administraba sus nueve estaciones de radio, siempre mantuvo un programa matinal de sátira política en una de sus emisoras de mayor popularidad e ideó una fórmula perfecta que le permitía un contacto directo con sectores de escasos recursos: contrató una pipa de agua y cada día la enviaba a los lugares donde
los radioescuchas llamaban para pedir abastecimiento de agua potable, ante el letargo del gobierno para suplir esa necesidad. De la ANEP, y como una de las principales figures públicas del país, pasó a convertirse en candidato del partido ARENA.

Saca reconoció en noviembre de 2003, luego de su nominación como candidato, que “yo siempre tuve inquietudes políticas. Pero había invitaciones de muchas personas. Recuerde que en ese momento yo era el tercer hombre más popular del país”.

Las cosas se dieron para que el líder gremial viera fructificar el capital político que había forjado paso a paso; Raúl Beltrán Bonilla, un polémico periodista radial y que conoce a Saca desde sus inicios radiofónicos, comentó una anécdota que le había pasado cinco años antes de su nominación: “Le digo: Tony, se te menciona para alcalde de San Salvador. Y él me dice: No, no, yo no estoy luchando para ser alcalde, yo voy a ser presidente de El Salvador”.

El caso de Funes también está ligado a las pantallas chicas. Se le reconoce por la “Entrevista al día”, con un corte de tipo socio-político, que condujo por 14 años de lunes a viernes a las 6:45 a.m. hasta su despido de Canal 12 el 18 de febrero de 2005. Funes ya había dicho en una entrevista concedida en marzo de 2003 que “aceptaría ser candidato
del FMLN bajo algunas condiciones”. En una entrevista concedida luego de su destitución aceptó haber cometido un error: “Di armas a mis detractores, especialmente a mis competidores para que me descalificaran” y luego aceptaba que había puesto en riesgo su credibilidad y según él “había cerrado” para siempre esa página de su historia.

Luego de su salida de Canal 12 llega a un acuerdo con el Grupo Megavisión para transmitir “La entrevista de Mauricio Funes” en los canales 15 y 21, y permanece ahí hasta septiembre de 2007 cuando la televisora le retira el espacio.

Ese mismo mes, el día 27, es anunciado oficialmente como el candidato a la presidencial por el partido FMLN. Al siguiente día, como todas las mañanas en los últimos 16 años, llegó al canal para su último programa. Esta vez no fue una entrevista, sino hora y media de un monólogo dedicado a la lectura de correos y a responder llamadas relacionadas con su postulación como candidato del FMLN.

Él había entrado al set por última vez como entrevistador —y como ancla del programa televisivo— y salió ya como candidato presidencial.

El presentador de noticias Tony Cabezas escribió una columna de opinión en La Prensa Gráfica —publicada el 16 de septiembre de 2007, en la víspera del anuncio de la designación del entrevistador— donde cuestionaba su calculadora y cautelosa manera para no decir la verdad sobre sus negociaciones para convertirse en candidato de la oposición mientras continuaba con sus labores periodísticas. “Lo que Mauricio Funes está haciendo es lo que hace Tarzán cuando viaja por la selva: ‘No se suelta de una liana hasta no tener la otra bien afianzada’. Lo malo de ese avance entre árbol y árbol, para alguien que simultáneamente sigue ejerciendo el periodismo, es que, con cada liana que Funes va dejando atrás, también va despojándose de su credibilidad... Con cada liana que pueda ir tomando, se va pintando cada vez más de color rojo (distintivo del FMLN)”.

El paso directo desde un set de televisión hacia la arena política ya no era una sorpresa para nadie, desde hacía cinco años que había aparecido su nombre reflejado en las encuestas de opinión como una de las principales figuras públicas del país, aparte de su declaración donde había expresado el interés por una candidatura presidencial y luego
por sus constantes asistencias a varios encuentros públicos con simpatizantes del FMLN.

Entre los principales movimientos políticos partidarios hechos por Funes destaca un viaje hacia Los Ángeles, California, en Estados Unidos, durante la semana de vacaciones que cada agosto se otorga en El Salvador —la ciudad angelina es considerada casi una segunda capital por los salvadoreños por la cantidad de connacionales que ahí residen—.

El viaje era para celebrar el “día del salvadoreño” y lo hizo acompañado de un diputado del FMLN; la ocasión la aprovechó para dar un discurso político ante los asistentes a quienes pidió exigir el voto en el exterior y criticó acciones del gobierno, principalmente lo relacionado con el envío de tropas a Iraq.

Para el 26 de agosto, ya de vuelta en el país, brindó una ponencia para simpatizantes del FMLN sobre “Democracia y libertad de expresión”, ocasión en la que fue acompañado por miembros de la comisión política del Frente y en cuyas manos estaba la designación directa del candidato.

Las apariciones del entrevistador en actividades políticas-partidarias venían desde mucho antes y no precisamente como reportero, como cuando llegó “dando cobertura” a la misa de conmemoración del primer aniversario de la muerte del líder histórico del FMLN, Schafik Hándal, el 24 de febrero de 2007, y a la marcha de los trabajadores del 1º
de mayo de ese año convocada por ese partido.

En otro sorpresivo viaje hecho por el periodista hacia Brasil junto a diputados del FMLN a una convención del Partido de los Trabajadores (PT), Funes logra un encuentro con el presidente de Brasil, Luiz Inácio “Lula” da Silva, el 1º de septiembre. Este hecho provocó que el periodista y la cadena de noticias CNN dieran por terminado su contrato como “freelance”.

Al hacer un análisis en frío de ambos casos, algunos periodistas encuentran coincidencias en las rutas que decidieron transitar.

El periodista Ricardo Chacón es de la idea que existe una cierta similitud: “Saca primero era comentarista y después empresario radial, y como empresario radial hace política. De su empresa va a la ANEP y de ahí a la política. Obviamente había creado un capital público a través de su historial. (...) El caso de Mauricio Funes es muy semejante
al de Saca, pero con sus diferencias. Por que Mauricio lo que hace es acumular capital político en sus últimos años de gestión periodística, esperando el momento oportuno para convertirse en candidato.”

El presidente de la Asociación de Periodistas, Serafín Valencia, considera que quien se atreve a dar el paso hacia la política partidista “pierde parte de su capital de credibilidad” y eso hace más difícil su retorno al periodismo porque muchas personas lo tendrán encasillado en determinada corriente ideológica.

Héctor Silva va un poco más allá y cree que con un eventual gobierno de izquierda en El Salvador, que de concretarse sería el primero en la historia del país desde la fundación de la República en 1821, se abrirá un nuevo escenario para los medios de comunicación; por un lado los considerados medios “afines al poder” deberán pasar a jugar un rol diferente y, por el otro, ya se observa a un grupo de periodistas “buscando ganar réditos para lograr un puesto en un eventual gobierno de Funes”.

De lo que podemos estar claros, tomando como base la historia reciente de El Salvador, es que los periodistas salvadoreños están cambiando, no sólo por esa visión global de la realidad que poseen y por las problemáticas sociales que abordan (o por ser gurúes, si se prefiere), sino también por la falta de liderazgos en los partidos políticos.

*Periodista Salvadoreña
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1 comment :

  1. La unica diferencia entre Funes y Sahaca en los medios de Comunicacon Social es, que Saca continua como locutor Publicista como Gobernante y Funes ha sido un Periodista que ha recogido el lamento y frustracion del Pueblo; sino me cree, preguntele a Saca, CUAL ES LA PILA ? Y te respodera firmemente, claro, ahora fuera del estadio pero en Casa Presidencial!

    Salu.

    La Chayo.

    ReplyDelete

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