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Clausura Juegos Olímpicos Beijing 2008

Con otra fiesta de perfección estética memorable, en la que los fuegos artificiales y la cultura china volvieron a tener un papel protagonista, Pekín cerró unos Juegos Olímpicos que disiparon todos los temores que se habían generado en torno a ellos y bordaron la perfección.

Con 91.000 espectadores en las gradas volcados con el espectáculo, y miles de atletas sobre el campo del Estadio Nacional (o Nido de Pájaro), el director de cine y coreógrafo Zhang Yimou volvió a dejar boquiabiertos a todos con una clausura llena de luz y brillo, en la que el tenor español Plácido Domingo, muy querido en China, prestó su voz.

Los fuegos artificiales, inventados por China hace dos milenios, abrieron la fiesta dibujando la cuenta atrás, desde el número 29 (por ser Pekín los Juegos de la vigésima novena Olimpiada) hasta el cero, y, como en la inauguración, miles de extras volvieron a tomar el estadio con vistosos trajes.

Más de mil bailarinas adornadas con campanas de plata, carros con tambores que recordaron la parafernalia del Circo del Sol, y actores saltando, corriendo y volando por los aires (en alegoría del Citius, Altius, Fortius olímpico) calentaron el ambiente para la llegada de los atletas.

Deportistas destacados
De los 11 atletas que iban en nuestra delegación sobresalieron dos en particular: Rafael Arévalo e Ingrid Cuellar. El primero entró a morir en el asfalto del Tennis Green de Beijing como un verdadero guerrero de raza cuscatleca ante el entonces mejor tenista del mundo Roger Federer. La segunda dio la cara y la sorpresa a todos cuando derrotó de una vueltereta a la rumana Estera Dobre para después estrellarse dignamente (octavos de finales) en la colchoneta de lucha libre categoría 48 kilos contra la kazajstaní Tatyana Bakatyuk, quien ganaría dos días después la medalla de plata para su país Kazajstán.

Con ello se cerró una participación salvadoreña que, aunque no ganó ningún título, si tuvo una actuación bastante decente respecto a ediciones anteriores.

Al final, tras la entrega de la bandera olímpica al alcalde de Londres, Boris Johnson, un espectáculo de aires británicos (con autobuses londinenses, paraguas y David Beckham)inundó el escenario.

Después, la llama se apagó bajo un fondo de música melancólica, para desconsuelo del público, pero una torre humana en el centro del estadio, que recreó también una llama con sus brasas y cenizas, aseguró que los Juegos de Pekín no se han ido del todo: seguirán en el recuerdo del Olimpismo y de China.

Con esta espectacular ceremonia de clausura, Pekín puso fin a unos vistosos Juegos en los que China se coronó por primera vez en la historia del Olimpismo como primera potencia deportiva mundial, logrando 51 oros y colocándose muy por delante de los 36 de Estados Unidos, que llevaba dominando los JJOO desde Atlanta 1996.


Salvadoreños en el Mundo
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4 comments :

  1. Ni una sola medalla
    Carlos Molina Velásquez*

    La conocida mentira, “lo que importa no es ganar, sino competir”, se vuelve verdaderamente nefasta cuando comenzamos a creérnosla. Está bien que la usemos en los juegos intramuros del colegio, para que nuestros hijos se diviertan y gestionen provechosamente su autoestima. Pero cuando recurren a ella, o alguna otra similar, los periodistas, atletas y autoridades del deporte, adultos todos ellos, cabe pensar en una distorsión de la realidad que, más que un síntoma, es una de las causas de la debacle deportiva que ha llegado a caracterizarnos como país.

    Ya es bastante problema que en El Salvador no exista ninguna política seria de apoyo al deporte, pero parece que no tenemos suficiente con eso. Para no pecar de masoquistas, podríamos calificar de “invisible” la participación de los salvadoreños en las Olimpiadas de Beijing. ¡No es cuestión de ensañarse con nuestros atletas! Ahora bien, lo que resulta absurdo es que buena parte de los comentaristas deportivos se han dado a la tarea de ensalzar los duodécimos o trigésimos lugares obtenidos por los nacionales, como si el podio olímpico fuera de hule y pudiera estirarse hasta el infinito. Por lo que a mí respecta, da lo mismo si llegan en el cuarto o en el noveno lugar: si no se trata de los tres escalones del podio, no vale la pena obsesionarse.

    A quienes digan que es valioso y encomiable felicitar a nuestros deportistas, en lugar de hacerles ver su fracaso, les recuerdo que en el deporte no se progresa con palabras bonitas, sino con trabajo serio, y que a las Olimpiadas no se va a “ganar experiencia”, sino medallas. Y no cualquier medalla. La razón por la que el triunfo de China es indiscutible se debe a que ha ganado muchas más medallas de oro que Estados Unidos, segundo lugar en Beijing. Lo que cuenta es el primer lugar, como lo ha expresado elocuentemente el llanto de la cubana Yanet Bermoy, al tener que conformarse con la plata en judo, o como demuestra el “despreciado” bronce obtenido por los futbolistas brasileños, que casi no dio lugar a festejos.

    Si dejamos un momento las Olimpiadas y nos desplazamos al reciente juego entre “La Selecta” y el equipo costarricense, es increíble que se haya difundido la idea de que los futbolistas salvadoreños han mejorado porque “ya no es tan fácil que les ganen”. Lo cierto es que los jugadores salvadoreños perdieron y es irrelevante si fue por la mínima diferencia. Más adelante, cuando se juegue en casa, será importante lo del uno a cero, pero por ahora lo aconsejable es enfrentar la realidad del fracaso, en lugar de confiarse a milagros y rezos. Si lo que se busca es el éxito, es más importante generar una política eficaz de apoyo al deporte, apostándole al entrenamiento tenaz y científicamente dirigido, y al fomento de una opinión pública que, además de prodigar premios y reconocimientos, no dude en exigir destituciones. Claro que también están los genes, el clima y la suerte, pero sería ridículo pensar que vale la pena desvelarse por ellos.

    Cualquier practicante de artes marciales sabe que la debilidad no tiene ningún valor si no es aprovechada para fortalecerse y derrotar al contrincante. La defensa de la debilidad per se no tiene nada de solidario o progresista; aun si eso es lo que piensa la mayoría, no dejará de ser la idea equivocada de esa mayoría. Siguiendo al escritor canadiense Douglas Coupland, prefiero llamar a esta actitud “perdedorismo”,tanto en lo que tiene de conformista y “poquitero” como en la evasión totalmente irresponsable de la contienda necesaria.

    Quiero detenerme en esto último. Es un error suponer que en el combate deportivo los contendientes buscan el bien común, cuando lo que en verdadse pretende es vencer al otro. Otra cuestión es si, a posteriori, el resultado nos permitirá comprender mejor el mundo, la vida o no sé qué otro valor universal —la humanidad, el espíritu olímpico. Pero, en todo caso, se tratará de algo secundario. Lo que nos lleva a la pista, al ring o a la cancha es la intención de vencer a quien se ponga enfrente, y no hay nada de censurable en esto, siempre y cuando se sigan las reglas, se renuncie a las trampas más o menos directas —como es el caso del dopaje—, y no se elimine o maltrate innecesariamente al contrincante.

    No es inmoral decir que lo que nos impulsa a la competición es la esperanza de ocupar el lugar más alto del podio. La seducción reside en el oro Olímpico, y la plata y el bronce representan el consuelo de los grandes. Pero es ridículo suponer que se aspira a un “n” lugar distinto del primero. Y si experiencia es lo que se quiere ganar, pues no había que ir tan lejos ni gastar tanto. ¿No sirven para eso las pruebas regionales, los partidos amistosos y los entrenamientos?

    No es irresponsabilidad ni falta de patriotismo exigir a las autoridades deportivas salvadoreñas que sustituyan a los incapaces y que se destinen más recursos para los talentosos. Pero tampoco eso bastará si no cambiamos nuestras pobres actitudes ante el deporte, lo que significa que no debemos otorgar ni una sola medalla a nuestros fracasos.

    * Doctor en Filosofía y catedrático de la UCA.

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  2. De acuerdo con el Sr. Molina. En otro orden de cosas hay que desnudar los millones que pagamos los contribuyentes para funcionarios corruptos en: INDES, Comite Olimpico, etc.,etc...

    Que se han comprobado sus robos y negocios sucios y no hay ningun responsable en la carcel por estos desmanes. Creo que es porque le dan una patecheje a Tony Casaca y secuases.

    Pipo Jimenez
    Denver, CO

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  3. Participar en juegos deportivos representando la nacion, conleva un grado de patriotismo e inspiracion nacional y llego a la conclusion que los atletas nacionales carecen de tal inspiracion debido a la situacion actual del pais.

    Ojala que en el futuro se anime a ganar y cultivar sus habilidades deportivas como la de Cristina Lopez, la cual hubiera sido una competidora posible de medalla. sin embargo, ella es libre de hcerlo lo que mas le convenga; pero se puede animar a una persona de gran altura deportiva a representar su pais y lastimosamente prefirio embarazarse que continuar compitiendo.

    Nuestro deporte no debe ser motivado por los premios de la empresa privada sino, la competencia exitante de ganar una medalla porla capacidad en representacion del pais.

    Saludos,

    Jose Matatias Delgado Y Del Hambre.

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  4. Madison Keys parents
    Roger Federer's Forehand is an illustration of an incredible shot. What's more, when you watch Federer's Forehand on TV, it's surprising how he can make many victors with his forehand. This is because of as a matter of fact having legitimate and effective tennis procedure. So what do average players need to do to further develop tennis method?

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